El reality show Queer Eye for a straight guy, (Una mirada gay para un hombre heterosexual), nació en 2003 en el canal de cable Bravo de Estados Unidos con el fin de contar historias de transformación. Diez años después de su última emisión vuelve con una nueva versión. Ahora las historias logran cambios profundos, provocan momentos emotivos en los que se tratan temas delicados como la violencia racista o la religión.
Desde su nacimiento, el formato le sacó el jugo al estereotipo de hombre gay que se ve bien, cuida su apariencia y aplica ese buen gusto a su tiempo libre y alimentación. Hoy ese punto podría ser objetable y hasta homofóbico, porque promueve la imagen del macho desaliñado y el gay prolijo. Pero la idea resultó un éxito en su país de origen. ¿Quién no conoce a un hombre con poco criterio de la estética que necesitaría de los Fab Five?
Hubo cinco temporadas hasta 2007, que llegaron a América Latina a través de diferentes señales de cable.
Dos mil dieciocho no es un año cualquiera para el regreso de Queer eye (sus productores acortaron el nombre para este regreso). Donald Trump gobierna Estados Unidos con Michael Pence como vicepresidente, abiertamente contrario a los derechos conquistados por la comunidad LGBTQ en Estados Unidos.
Cuando Netflix anunció que llegaría un renovado equipo de asesores dispuestos a conquistar a la audiencia millennial, informó que el foco estaría puesto en los estados rojos, es decir republicanos/conservadores. "Making America Fabulous Again", fue uno de los slogans en alusión al lema de campaña de Trump "Make America Great Again".
Así, la primera temporada de esta nueva etapa de QE viaja por Atlanta y por pequeños pueblos del estado de Georgia para ayudar a ocho hombres, uno por capítulo, uno a la vez. El protagonista de uno de los episodios tiene seis hijos y abandonó su imagen personal por las responsabilidades cotidianas; otro es un joven negro con un apartamento dado vuelta que no pudo decirle que era gay a su padre mientras vivía; también transforman la vida de un policía con sobrepeso con poco tiempo para cuidar su apariencia y abre la temporada la historia un obrero cuya hija llamó a los Fab Five porque lo veía destruido, muy solitario y sin más planes que ver televisión todo el día.
Las vidas grises de estos voluntarios se ven sacudidas por la llegada de "los cinco fantásticos": Antonio Porowski es el experto en gastronomía, Bobby Berk, el diseñador de interiores, Karamo Brown es el experto en cultura, Jonathan Van Ness es el gurú en estilismo capilar y facial y Tan France, el encargado de una parte importantísima para la transformación, que es el guardarropas.
Si la estructura narrativa básica para contar cualquier historia es: planteo, desafío, clímax y desenlace, estos cinco gays la siguen a la perfección. Queer eye presenta a un hombre descuidado, luego los desafíos para transformarlo, los cambios y, al final, el resultado. Ese recorrido es el que hace tan atractivos a los realities de transformación, por ejemplo Extreme Makeover, género que está en picada en el mercado local frente a los concursos de gastronomía.
Cada episodio de Queer eye muestra, primero, el shock de los asesores al encontrarse con la realidad del hombre a transformar. Los cinco hacen comentarios desde el humor sobre lo que tienen que desechar para dar lugar a lo nuevo. Después, lo acompañan a cambiar su ropa, su corte de pelo, la decoración y organización de su casa, y lo ayudan emocionalmente a afrontar un desafío personal. Ya sea con su esposa, ex esposa, madre, padre, o pareja, los asesores acompañan al susodicho a superar cierta adversidad. ¡Y lo hacen bien!
A diferencia de la versión anterior, los asesores abren su corazón, a veces contando sus experiencias personales. Eso sucede en el epsiodio de AJ, el joven que no pudo decirle a su padre que era gay por miedo a las consecuencias. AJ se vestía muy aburrido antes de que los asesores llegasen a su vida. Quería ocultarse del mundo. Mientras recorren una tienda de ropa, uno de los asesores le cuenta que al salir del closet pensó que debía vestirse con ropa llamativa que anunciara su homosexualidad y luego se dio cuenta de que no era necesario, que se sentía más cómodo vistiendo como antes. Eso le ayudó al voluntario a saber que no debía ejercer toda la represión en su vestuario y simplemente relajarse.
Otro caso conmovedor es el del policía. En un viaje en auto que hace junto a Brown, el afroamericano experto en cultura, ambos abordan el tema de la violencia policial contra la comunidad negra en Estados Unidos. Hablan sobre la percepción que cada lado tiene del otro y es perceptible un acercamiento sincero que toca un tema delicado sin parecer forzado ni caer en lugares comunes.
Después de 10 años, en un mundo diferente, esta remake corría el riesgo de ser un fracaso y de enfrentarse, además, con las peores críticas de la comunidad LGBTQ. Sin embargo con un mayor involucramiento de sus presentadores, su innegable carisma, y casos fuertes, Queer eye ya es un éxito en Estados Unidos y firmó para hacer una segunda temporada.
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