Pero, para otros, no hay ninguna sorpresa en estos movimientos que afectan a diferentes regiones del mundo.
Trump decidió retirarse del acuerdo nuclear con Irán el 9 de mayo y anunció que implementaría "sanciones económicas del más alto nivel".
El acuerdo había sido firmado durante la administración de Barack Obama, en 2015, por Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Rusia, China y Alemania. El acuerdo estableció que Teherán se comprometía a reducir su programa nuclear, a cambio de que Estados Unidos levantase las sanciones internacionales que había impuesto. Así, el país asiático no podría construir un arma atómica.
"Trump, en su propia lógica, pega para después negociar", dijo Pedro Isern, docente de la Licenciatura en Estudios Internacionales de la Universidad ORT a El Observador.
El especialista dijo que el presidente de Estados Unidos pretende buscar un nuevo acuerdo con Irán, que sea más beneficioso para su país y para Israel, y que "busque acotar a Irán". Esas podrán ser sus intenciones. Pero el resultado de esa movida es impredecible.
Retirarse del acuerdo nuclear con Irán no implica, necesariamente, el fin de las relaciones diplomáticas con Estados Unidos. Pero "es un riesgo, una negociación", dijo Isern.
"Una cosa es negociar una política específica doméstica o una cuestión empresarial, y otra distinta es esta cuestión de envergadura. Así que, con razón, muchos actores relevantes del mundo se encuentran sumamente preocupados", añadió.
Cuando Trump anunció su decisión de abandonar el pacto con Irán recibió críticas de distintos líderes del mundo, sobre todo, de sus aliado de la Unión Europea. Los gobiernos de Francia, Alemania y Reino Unido expresaron que lamentaba la decisión de Trump.
Pero, para Isern, la relación no empeoró, sino que "queda igual que siempre". "Saben que, en definitiva, no tienen en Trump alguien que vea con simpatía a la OTAN", dijo.
"La época en la que podíamos confiar en EEUU se acabó", dijo la canciller alemana, Ángela Merkel, tras conocer la decisión de Trump.
El jueves, Trump envió a Kim Jong-un una carta en la que anunciaba que la cumbre que ambos líderes iban a tener en Singapur no se realizaría.
"Lamentablemente, basado en la enorme ira y abierta hostilidad mostrada en sus últimas declaraciones, siento que es inapropiado en este momento tener ese encuentro tan largamente planeado", escribió el mandatario.
Este viernes, Trump volvió a dar otra vuelta de tuerca. "Veremos qué pasa", dijo sobre la posibilidad que se haga el encuentro.
El analista internacional Diego Telias dijo a El Observador que "desde Corea del Sur seguramente se continúen realizando esfuerzos para acercar a las partes". Telias opinó, además, que "el gobierno de Moon Jae-in apostó fuerte por este acercamiento y sería un fracaso para su administración retornar a la situación tensa que se vivió el año pasado".
Para Isern, el envío de la carta a Kim responde a la lógica trumpiana de "romper para volver a negociar". El especialista comparó las medidas de Trump referentes a Irán con las que tomó en relación a Corea del Norte. Pero señaló que Irán es un "estado poderoso", mientras que "norcorea es un estado paria en el mundo, que ha desarrollado un poder nuclear con la única intención de amenazar y de extorsionar a sus vecinos y a los Estados Unidos".
Previo a la decisión de Trump de cancelar la cumbre, Corea del Norte había tenido un gesto de confianza en Estados Unidos. Su presidente liberó a tres prisioneros estadounidenses, que ya se encuentran en su país.
El jueves, Kim Jong-un había dado otra señal al desmantelar el centro de pruebas nucleares de Punggye-ri.
Todo parecía encaminarse hacia la esperada cumbre hasta que Trump envió la carta.
El presidente surcoreano había oficiado como mediador de la relación entre Corea del Norte y Estados Unidos. Pero Trump, aparentemente, no consultó su decisión con Moon. "Esto puede tener repercusiones en la confianza de Corea del Sur sobre el gobierno de Trump", advirtió Telias.
Un tercer país asiático podría resultar beneficiado si la cumbre, efectivamente, se cancela. Se trata de China, ya que, sin su apoyo, "la estrategia de máxima presión que había implementado Estados Unidos, una de las razones por las cuales Corea del Norte se acercó a la mesa de negociaciones, difícilmente se pueda mantener en el tiempo", dijo el analista.
Los movimientos de Trump descolocan al mundo. Desde su primer día de gobierno, ha sido cuestionado en sus medidas. Muchas ya habían sido anunciadas durante su campaña, pero no todos lo creía capaz de concretarlas. Con cada decisión, Trump divide. Pero, según Isern, "en esa división, hay parte de su fortaleza".
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