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Mercados emergentes señalan el fin de agresivos ciclos de aumento de tasas

Brasil, Rusia y otros países se le adelantaron a la Fed para controlar la inflación, pero pueden haber reprimido el crecimiento

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10 de febrero de 2022 a las 14:51

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Jonathan Wheatley

Conforme la Reserva Federal (Fed) se prepara para empezar a subir las tasas de interés tan pronto como el mes que viene, las principales economías emergentes, como la de Brasil y la de Rusia, están tan por delante del banco central estadounidense que pudieran estar acercándose al final de los ciclos de aumento de tasas en los que se embarcaron el año pasado.

Se trata de una situación inusual para los bancos centrales de los mercados emergentes (ME), los cuales suelen seguir el ejemplo de la Fed. Pero el peligro que suponen los pronunciados aumentos en la inflación de los precios al consumidor llevó a algunos legisladores a actuar temprana y agresivamente, hasta tal punto, han advertido los analistas, que las elevadas tasas de interés en un momento de lento crecimiento y de altos niveles de deuda están poniendo en peligro su recuperación de la crisis ocasionada por el coronavirus.

"Elevarlas tempranamente fue la decisión correcta por parte de la mayoría de los banqueros centrales de los mercados emergentes", dijo Adam Wolfe, un economista de ME en Absolute Strategy Research, una consultora de Londres.

Pero advirtió que algunos responsables de la política monetaria pudieran haber reaccionado exageradamente a factores temporales, tales como la disrupción de la cadena de suministro y el aumento de los precios de los alimentos, frenando el crecimiento cuando las economías aún necesitaban estímulos.

En Brasil, señaló Wolfe, las tasas de préstamos del mercado a corto plazo subieron por encima de las tasas a largo plazo a finales del año pasado, a menudo una señal de una inminente recesión. "Es fácil argumentar que ésa es la dirección hacia donde se dirige Brasil", indicó él.

El banco central de Brasil comenzó a endurecer su política monetaria en marzo del año pasado, cuando la tasa de interés era del 2 por ciento. La semana pasada, tras ocho subidas, alcanzó el 10.75 por ciento. Una encuesta de economistas locales ha pronosticado que las tasas alcanzarán un máximo del 12 por ciento en mayo, antes de volver a bajar al 11.75 por ciento en diciembre. La misma encuesta mostró el crecimiento económico ralentizándose hasta el 0.3 por ciento este año, de un 4.7 por ciento estimado en 2021.

Brasil está lejos de estar solo. La República Checa aumentó su tasa de interés a 4.5 por ciento la semana pasada, un marcado aumento del 0.25 por ciento cuando comenzó el endurecimiento en junio pasado. El banco central dijo que la tasa alcanzaría un máximo del 5 por ciento esta primavera.

Rusia ha duplicado su tasa de política monetaria al 8.5 por ciento en el último año, y anticipa completar su ciclo durante los próximos meses. La tasa de Chile pasó del 0.5 por ciento en julio al 5.5 por ciento el mes pasado, y se anticipa que alcance un máximo del 7.5 por ciento para mediados de año.

Sin contar a Zimbabue, el cual elevó su tasa de política monetaria en 25 puntos porcentuales a 60 por ciento en 2021, 33 países en desarrollo han subido las tasas desde principios del año pasado en un total combinado de 84.55 puntos porcentuales, según el sitio web Central Bank News. Entre los países ricos, solo Islandia, Nueva Zelanda, Noruega y el Reino Unido han aumentado las tasas durante el mismo período, en un total de 2.65 puntos.

Los bancos centrales de los ME ya se le han adelantado a la Fed anteriormente, y la situación ha tendido a terminar mal. Ellos estaban subiendo las tasas cuando se acercaba la crisis financiera de 2008-09, antes de la crisis monetaria de la eurozona de 2011 y antes del "taper tantrum" de 2013, el inesperado endurecimiento de la política de la Fed que condujo a una significativa venta masiva en los mercados de acciones y bonos de los ME.

En esta ocasión, la Fed ha señalado con suficiente antelación su intención de endurecer la política no sólo aumentando las tasas, sino poniendo fin y después revirtiendo su programa de compra de bonos. Una mejor comunicación, según los analistas, hace improbable que se repita el "taper tantrum".

Pero los legisladores de los ME tienen mucho más de qué preocuparse. La pandemia está lejos de haberse terminado. En muchos países, las deudas han aumentado más allá de los niveles sostenibles, amenazando con una ola de impagos. La diferencia entre la tasa de crecimiento de las economías emergentes y las desarrolladas — la justificación para invertir en activos de los ME — ha caído a su nivel más bajo de este siglo. Las elevadas y crecientes tasas de interés supondrán un freno adicional al crecimiento. No obstante, puede que los legisladores hayan hecho bien en "tomar su medicina hoy" en lugar de posponerla para mañana.

Esto es particularmente cierto en Latinoamérica y fuera de ella, donde los recuerdos de una alta inflación, e incluso de hiperinflación, significan que el aumento de los precios puede alimentar rápidamente una escalada de las expectativas de inflación, desencadenando una espiral de aumentos de salarios y de precios. El peligro es extremadamente serio en lugares como Argentina y Chile, en los que todavía utilizan mecanismos de índices para vincular los contratos financieros y los salarios con la inflación.

No todas las economías emergentes han necesitado controlar la inflación. En numerosos países de Asia — en parte porque el precio del arroz, el alimento básico, ha subido mucho menos que el precio del trigo, el alimento básico en otros lugares — la inflación es baja y los bancos centrales se han mantenido firmes. Indonesia recortó su tasa de interés oficial en 0.25 puntos para llegar al 3.5 por ciento hace un año. Malasia recortó la misma cantidad alcanzando el 1.75 por ciento en julio de 2020, al igual que Filipinas llegando al 2 por ciento en noviembre de ese año.

Para aquellos que han aumentado las tasas agresivamente, puede que incluso haya alguna recompensa a corto plazo. El año pasado, los inversionistas extranjeros huyeron de las acciones y de los bonos de los ME, ya que los riesgos de una elevada inflación y de un estancamiento del crecimiento superaban las ganancias derivadas de tasas de interés más altas. Este año, a medida que Brasil se acerca al final de su ciclo de endurecimiento, su mercado bursátil ha estado entre los de mejor rendimiento del mundo conforme regresan los inversionistas.

La amenaza para estos países es que los inversionistas pronto vuelvan a concentrar su atención en las debilidades de la economía real.

"No veo a muchos emprendiendo el tipo de reformas estructurales que liberarían el potencial de un crecimiento más rápido", dijo Wolfe, el economista de ME. "Las perspectivas son realmente inciertas", agregó.

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