Galpón de Uruguay Adelante sobre el Hipódromo de Maroñas

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Oenegé que distribuye alimentos a ollas dice que no dan abasto y hay "solapamiento"

"Estamos en un solapamiento que nos permitiría hacer entrar a los que están afuera. Hoy por hoy son 68 iniciativas" en esa situación, resume Santiago Pérez, uno de los directivos de la organización
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28 de julio de 2021 a las 05:01

Uruguay Adelante está a tope. Un convenio con el Ministerio de Desarrollo Social (Mides) cerrado a mediados de marzo por $ 65 millones le permitió en un inicio expandir sus horizontes e invitar a ollas y merenderos del área metropolitana a registrarse para abastecerse con insumos.

El acuerdo volvió a cerrarse a fines de julio a instancias del nuevo ministro Martín Lema, en un principio por el mismo monto. Pero esta vez existe una lista de espera para quien haga clic en el ícono que invita a anotarse en su página web, o para quien llame al número de la organización.

"Estamos en un solapamiento que nos permitiría hacer entrar a los que están afuera. Hoy por hoy son 68 iniciativas que están afuera, aunque todavía no chequeamos si están cocinando", resume Santiago Pérez, uno de los directivos e impulsores de la recientemente constituida asociación civil, con personería jurídica reconocida desde fines de junio. 

Según Pérez, el complejo universo de ollas populares y merenderos presenta intersecciones y desencuentros entre tres actores: el propio Uruguay Adelante, la Coordinadora Popular y Solidaria (CPS) y la Intendencia de Montevideo (IMM). 

Al mismo tiempo, el "solapamiento" señalado por la asociación civil se materializa en la dinámica de abastecimiento. Uruguay Adelante centraliza el acopio de todos los insumos en su galpón sobre Francisco Echagoyen, situado junto al Hipódromo de Maroñas.

Los jueves —día que El Observador visitó las instalaciones— son para entregas "chicas", con integrantes de ollas y merenderos que concurren para retirar los alimentos. A cada iniciativa le corresponde un determinado volumen según la frecuencia con la que funcionan en los barrios y a la cantidad de personas que atienden. 

Santiago Pérez y Jesús Graña son dos de los referentes de Uruguay Adelante

Los viernes, en cambio, se hacen en su mayoría los retiros "grandes". Por un acuerdo entre la CPS, la IMM y el Mides, la comuna traslada los insumos en camiones desde el galpón a su propio centro de acopio, montado en la Rural del Prado. Allí se coordina con cada red de ollas de la CPS —hay 14 definidas según las zonas que nuclean— la distribución.

Uruguay Adelante señala que es en esta instancia que se da una "superposición de beneficiarios". "El dinamismo es con las que aparecen y antes no estaban, como las que estaban y se dan de baja, como además las que se quieren salir de una red para ir a la otra. Genera que sea muy difícil llevar números en tiempo real. La única forma es si nos sentamos en una mesa y ponemos una misma computadora a cruzar datos", afirma Santiago Pérez.

Superposición

Desde la asociación civil estiman un solapamiento de "entre un 5% y un 8%" de iniciativas que se abastecen más de una vez. "Son entre 40 y 60", acota el chef Jesús Graña a El Observador, otro de los referentes de la organización social escogida por el Mides para canalizar su apoyo a las ollas y merenderos. "Hemos llegado a comprobar que ollas que teóricamente están solo dentro de la CPS, también están dentro de Uruguay Adelante", expone Pérez. 

"Siempre hay cosas para ajustar y para mejorar", reconocen por otro lado desde el Mides, según evaluó la directora en Montevideo, Carolina Murphy. La jerarca relató a El Observador que la superposición ya se ha detectado en otras instancias. "Hay iniciativas que de pronto aparecen en listados que recibimos de Uruguay Adelante y de la CPS. O sea que levantan en ambas redes. Cuando eso sucede, se los comunicamos y tienen que elegir", declaró.

Murphy recordó que en un inicio la CPS solicitó al entonces ministro Bartol no pasar el listado de iniciativas a Uruguay Adelante, sino que fuera el Mides quien tuviera acceso a esos datos. Es así que desde la cartera manejan dos catálogos: el rendido por la asociación civil, y el entregado por la CPS, cuyo relevamiento está a cargo de Solidaridad Uy, en un acuerdo con facultades de la Universidad de la República (Udelar). 

"Los datos de Uruguay Adelante los sigo en tiempo real. Los de la CPS los tengo siempre que solicitar", remarcó la jerarca del Mides. 

Más ollas

La falta de apoyo del Estado fue uno de los grandes reclamos de los colectivos encargados de ollas populares y merenderos a lo largo del primer año de pandemia. El primer aporte fue por unos $ 17 millones para todo el país, antes de la llegada del verano, en un trabajo coordinado por el Instituto Nacional de Alimentación (INDA).

El siguiente llegó tres meses después, tras un anuncio de Luis Lacalle Pou en la Asamblea General el 2 de marzo —en noviembre ya había encargado un relevamiento al Mides, aunque la cartera no contaba con la información—. La Secretaría de Estado encabezada entonces por Pablo Bartol resolvió destinar $ 50 millones a las intendencias del país, y $ 65 millones a Uruguay Adelante para el área metropolitana.

"Hay un tema de fondo: depender de una olla popular no es la forma correcta de alimentarse, mucho menos cuando los insumos son comprados discrecionalmente por una organización que terceriza los fondos del Estado. Acá no hay seguimiento, no hay trazabilidad, no hay política pública, no hay forma de incidir en qué cosas se compran y qué no", sostiene uno de los voceros de la CPS, Esteban Corrales.

Los jueves y viernes son los días dedicados al retiro de insumos

En la opinión de la agrupación de redes de iniciativas solidarias, "hay un desentendimiento del Estado" al "cargar la mochila" a las ollas populares. Reclaman a su vez la falta de diálogo con el Mides a la hora de renovar el convenio. La organización aún no obtuvo respuesta a un pedido de reunión al ministro Lema y a la directora Murphy, en que solicitaba hacer una evaluación del convenio vigente. Corrales prefirió mantener esa lectura en reserva, aunque señaló que hay tanto aspectos "positivos" como "negativos".

Consultada por El Observador, Carolina Murphy respondió que están afinando la agenda para asignar día y hora para la reunión solicitada. La jerarca fundamentó, no obstante, que la renovación del convenio se sustenta en la "conformidad" manifestadas por "muchas" iniciativas recorridas por la cartera. 

Fenómeno creciente

Entre ambas organizaciones hay consenso en que el fenómeno crece. Así lo deja de manifiesto la rendición más reciente de Uruguay Adelante, que da cuenta de un aumento de las porciones distribuidas en julio respecto a mayo y junio. El incremento de la oferta obligó a ajustar los costos de modo de mantener el abastecimiento. 

Cada plato tiene en el entorno de 410 gramos y cuesta $ 10,62, según los datos actualizados a los que accedió El Observador. "El plato que vos comprás en cualquier panadería ronda los 270 gramos. Es sustancialmente más volumen de comida, más allá de que la proteína escasee. Sigue siendo un plato muy grande, para gente que quizás sea el único que perciba en todo el día. ¿Podríamos ser mejores? Sí. Hoy en día por lo menos siempre está asegurado el plato", considera el chef Graña.

Pérez indica que "el plato de hoy es más grande que el de mayo", con un refuerzo, por ejemplo, de boniatos. "Sabemos que el único punto flojo que tiene es la cantidad de proteína animal. Necesitaríamos un poco más, pero el problema es que no hay", dice el directivo. "Cuando me traigan una carne que podamos comprar a $ 57 el kilo, con gusto la compro", asegura.

Alejandra Girona, coordinadora del Observatorio del Derecho a la Alimentación de la Udelar, ya había cuestionado en diálogo con Brecha el uso de la carne de gallina como proteína animal: "No forma parte de los hábitos alimentarios de los uruguayos", había apuntado. "El Estado refuerza ciertas lógicas perversas con relación a los que más lo necesitan, que terminan recibiendo el derecho a la alimentación, pero no a una alimentación adecuada". 

El aroma dulce de las bolsas de cocoa y el olor fuerte de los vegetales confluyen en el extenso galpón sobre el Hipódromo de Maroñas. Los autos que llegan desde distintos barrios estacionan de a turnos en la entrada, para emprender su rumbo minutos más tarde repletos de surtido. Así han estado los jueves y viernes de los últimos meses. A 16 meses del arribo del coronavirus, la necesidad no amaina.

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