La cantidad de tarjetas de crédito creció en el segundo semestre y hay casi 3,5 millones de plásticos en el mercado. El aumento del débito se hizo notar en los pagos contados, pero en las compras financiadas las tarjetas de crédito continúan teniendo su preponderancia. Y su uso trae también errores habituales que cometen los consumidores.
El último reporte del sistema de pagos minoristas correspondiente al segundo semestre del año pasado, elaborado por el Banco Central (BCU), indicó que la cierre de 2022, el parque total de plásticos emitidos en todo el país se ubicó en 3.494.938 y significó que hubo 45.996 tarjetas más que las emitidas a junio. Además, se verificaron prácticamente 30.000 tarjetahabitantes más respecto a la primera mitad del año, manteniéndose estable en 2,5 la cantidad promedio de tarjetas por usuario.
EL BCU informó que las operaciones en el país se incrementaron 22% en ese período, con un aumento de 20% en las transacciones con tarjetas emitidas localmente y de 52% con tarjetas emitidas en el exterior.
El monto total operado medido en pesos constantes, respecto a igual período del año anterior, se incrementó 8% en las operaciones con tarjetas locales y 40% en las transacciones con tarjetas extranjeras.
El reporte señaló que se realizaron 122,3 millones de transacciones con tarjetas de crédito por un valor de $ 165.095 millones, equivalente a US$ 4.120 millones.
Pagos con tarjeta de crédito
En otro orden, las operaciones realizadas en el exterior con tarjetas emitidas localmente se incrementaron 14% respecto a igual período del año anterior. El monto total operado, medido a pesos constantes, se registró una suba de 19% interanual.
El informe expresó que los números presentados incluyen a las compras y los débitos automáticos efectuados a través de tarjetas de crédito emitidas por instituciones financieras bancarias y no bancarias. Por último complementó que en el segundo semestre del año la cantidad de tarjetas bancarias representaron el 71% del total de plásticos emitidos a nivel local.
El error más común
Dora Szafir fue jueza civil, profesora de Derecho Privado y de Relaciones de Consumo de la Universidad de la República.
Como principal problema en el uso de la tarjeta de crédito señaló al pago mínimo. “Es el más grave que tienen las personas. Cuando financian y no pagan el total de lo que gastaron en el mes. Los intereses son altísimos y capitalizables”, explicó.
Las tarjetas de crédito tienen una Tasa Efectiva Anual (TEA) de financiación y otra TEA por mora. En los dos casos se le añade el IVA.
En el estado de cuenta de una tarjeta de crédito que tenía Szafir marcaba que la TEA en pesos por financiación era de 89% y la de mora de 104%. En otras relevadas, la primera es de 80% y la segunda de 87%. Si el usuario financia, pero realiza el pago mínimo en fecha se aplica la primera TEA, si se atrasa deberá abonar la TEA de interés por mora.
“Como la persona no paga el total, le cobran intereses desde la fecha de compra y después sí sobre los saldos que van quedando”, explicó la especialista.
“Entonces pagan y pagan y nunca terminan de pagar. La gente cree que no pasa nada, pero nunca sale de la deuda”, añadió.
“La persona, por más que le dicen cuánto es el interés, no se imagina que el hecho de ir pagando ese mínimo le va a generar una deuda que no la va a terminar de pagar nunca”, afirmó.
Las tarjetas de crédito tienen en el estado de cuenta un texto que aclara las condiciones de la financiación. “Realizar únicamente el pago mínimo aumentará el tiempo y el costo de la deuda”, dice.
Szafir deja en claro que los intereses y las condiciones que fijan las tarjetas de crédito son aspectos que están permitidos y establecidos en la Ley 19.731 sobre regulación del funcionamiento de los medios de pago electrónicos.
El articulado indica que los contratos de tarjetas de crédito deben explicar la forma de determinar y comunicar la tasa de interés aplicable sobre los saldos deudores y todo otro cargo, así como el lugar y la fecha de pagos.
También el método que se utilizará para calcular el monto de intereses a pagar, y la forma de calcular los recargos y todo gasto generado por la mora del deudor. Además debe especificar la forma de determinar el pago mínimo y de imputar los pagos parciales.
El inconveniente para Szafir no pasa tanto por la información que está disponible, el problema es la poca educación financiera que, generalmente, tienen los usuarios. “No todas las personas entienden por más información que tenga”, concluyó.
Otro aspecto a tener en cuenta que mencionó la experta fue el de la extensión de la tarjeta de crédito. “A veces, el que tiene la extensión termina gastando lo que el otro (el titular) no puede pagar”, comentó.