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Qué es el "síndrome de la impostora" que tiene Michelle Obama y afecta a personas exitosas

Genera estrés debido a la insatisfacción de obtener logros
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10 de diciembre de 2018 a las 11:25

Recientemente, la ex primera dama de Estados Unidos, Michelle Obama, recreó sus memorias durante una exposición que brindó ante un amplio público, en el marco de la presentación de su libro Becoming (Mi historia en español), en la ciudad de Londres.

Allí, realizó una confesión que sorprendió a más de uno: "tengo un poco de síndrome del impostor". Dijo que aún se veía afectada por este aunque ya dejó hace más de dos años su cargo oficial. Y así lo expresó en su libro de memorias.

¿De qué se trata el síndrome?

Se trata de un fenómeno psicológico en el que la persona es incapaz de internalizar sus logros y en cambio genera miedo persistente de ser descubierto como un fraude. No es una enfermedad mental oficialmente reconocida, y no se encuentra entre las condiciones descritas en el manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM), pero el síndrome fue estudiado en numerosos libros y artículos por psicólogos y educadores. El término fue acuñado por las psicólogas clínicas Pauline Clance y Suzanne Imes en 1978.

Se trata de un fenómeno psicológico en el que la persona es incapaz de internalizar sus logros y en cambio genera miedo persistente de ser descubierto como un fraude.

Afecta a individuos inteligentes y exitosos, ya que los logros son reales pero las dudas y la falta de autoestima injustificadas lo apañan. Suele aparecer después de un logro especialmente notable, como la admisión a una universidad de prestigio, reconocimiento público, ganar un premio o ganar una promoción. El síndrome de impostor no discrimina: las personas de todos los grupos demográficos sufren al sentirse como un fraude, aunque las minorías y las mujeres son las más afectadas, según un artículo de Scientific American.

Según los investigadores, el efecto aparece cuando no hay matices respecto al éxito –ya que se suele compensar la victoria o la falla, sin grises–, lo que aumenta la sensación de fracaso cuando el éxito no es total. La comparación contra una competencia fuerte, por lo general que comienza en la niñez, inhibe a ciertos individuos de ver sus logros reales, ya que siempre se manejaron en un ámbito fuertemente competitivo. Finalmente, también se lo considera un efecto residual de las organizaciones meritocráticas.

¿Cómo se combate?

Las personas exitosas que sufren de este trastorno pueden ver sus vidas afectadas negativamente. Particularmente, en el caso de las personas cercanas al mundo de los negocios, pueden ver mermado su rendimiento debido al estrés y la insatisfacción que genera tener logros. Para combatir esto, se recomienda:

1. Hablar sobre eso: si comparte cómo se siente con los demás, pronto se dará cuenta de que no está solo.

2. Reconocer los éxitos propios: no los limite solo a la suerte o al trabajo duro, sino a las propias habilidades. Sin ellas no hubiese logrado lo conseguido.

3. Recuerde que nadie es perfecto: aceptar que el fracaso puede ocurrir en algún momento y aprender de él es importante.

4. Deje de compararse con los demás: intentar ver la evolución de cómo era el año anterior y en qué aspectos ha progresado.

Fuente: El Cronista - RIPE

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