Después del portazo a los demócratas y apremiado por el tiempo que lleva con parte de su gobierno paralizado, el presidente estadounidense Donald Trump dio un paso más en su obsesión por lograr construir el muro en la frontera con México.
En la tarde de este jueves Trump llegó hasta la colonia McAllen, en la frontera con México, donde volvió a presionar para levantar el muro.
Pero antes de aterrizar en Texas, Trump aumentó la presión sobre los demócratas al anunciar a través de Twitter que debido a su "intransigencia" canceló su viaje al foro económico de Davos, que se celebra del 21 al 25 de enero.
El presidente, en una reunión que mantuvo con oficiales de la patrulla fronteriza dijo este jueves que quienes llegan hasta la frontera con la intención de cruzar, "simplemente van adeonde no hay seguridad y ni siquiera puede conocerse la diferencia entre México y Estados Unidos". "Tienen a mujeres atadas, con cinta adhesiva en la boca, cinta eléctrica". "Si tuviéramos una barrera de cualquier tipo, una barrera poderosa, ya sea de acero o de concreto... los detendríamos", dijo Trump.
Pero la presión que está ejerciendo Trump sobre los demócratas también la siente en su escpalda. El cierre parcial de gobierno cumple este viernes 21 días y hay cientos de miles de funcionarios, incluidos controladores aéreos y miembros de la Guardia Costera que no han cobrado su salario.
Un cierre prolongado del gobierno federal tendría "un efecto considerable" sobre la economía mundial, advirtió el jueves Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal estadounidense.
Trump viene amenazando también con que si los demócratas no ceden, declarará la emergencia nacional para concederse a sí mismo el poder de saltarse el voto del Congreso.
"Si no llegamos a un acuerdo, creo que me sorprendería" que no declare una emergencia nacional, afirmó.
Analistas advierten que esta decisión de Trump sería impugnada en los tribunales por extralimitación presidencial, por lo que el proyecto del muro podría quedar bloqueado.
Sin embargo, este proceso le daría al presidente credibilidad política ante sus bases, ya que demostraría que hizo lo que pudo para construir el muro. En ese momento, Trump podría poner fin al cierre parcial del gobierno.
En una reunión con los demócratas el viernes en la Casa Blanca, Trump les preguntó una vez más si darían sus votos para el presupuesto para el muro a cambio de poner fin al cierre del gobierno. Pero cuando le contestaron no, el presidente abandonó la sala. "Una pérdida de tiempo total", tuiteó después.
Chuck Schumer, el líder demócrata en el Senado, dijo a periodistas que "golpeó la mesa" y "se levantó y se fue". "Vimos otra vez su berrinche porque no pudo salirse con la suya", agregó.
"No golpeé la mesa. Eso es mentira", se defendió el presidente. "Yo no tengo berrinches, todas esas historias son mentira".
"La verdad es que un gran porcentaje de las personas que entran a nuestro país, pidiendo entrar en nuestro país, no son criminales. Son familias, niños, madres, que lo que realmente piden es protección", dijo la hermana Norma Pimentel, líder del Centro de Ayuda Humanitaria Católica en McAllen, en Texas: "No vienen aquí para perjudicarnos sino para que les ayudemos".
Miles de trabajadores federales protestaron en diferentes ciudades de Estados Unidos para reclamar el fin del cierre de la administración. "Miles de estadounidenses que trabajan arduamente están siendo excluidos de sus puestos de trabajo por ninguna otra razón que la política del miedo. ¡Vergüenza de Senado! ¡Vergüenza de Casa Blanca!", exclamó Richard Trumka, el presidente de AFL-CIO, la mayor plataforma sindical del país, ante cientos de empleados públicos.
Varios centenares se concentraron hoy enfrente de la Casa Blanca para pedir a Trump que reabra la Administración, con pancartas en las que se podía leer mensajes como "Quiero volver a trabajar" o "Congreso: haz tu trabajo y así podemos hacer el nuestro".
Otras ciudades, como Filadelfia (Pensilvania), Ogden (Utah) o Denver (Colorado), también fueron hoy escenario de diversas manifestaciones de sindicatos.
Para hacer frente a la suspensión de pagos, miles de empleados federales han decidido optar a los subsidios de desempleo, a pesar de que técnicamente sí tienen trabajo.
El Observador con AFP y EFE
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