Cuatro décadas han pasado desde que Olivia Newton-John, John Travolta y sus compañeros de la secundaria Rydell conquistaron corazones de adolescentes en todo el mundo, pero el musical Grease no ha envejecido nada.
El realizador Randal Kleiser nunca se recuperó del impacto de su primer largometraje estrenado en los cines en 1978 y convertido en un clásico musical de Hollywood.
"Pensamos que funcionaría bien con la audiencia adolescente durante un verano o dos, pero nunca hubiéramos imaginado 40 años después esta reacción increíble en todo el mundo y entre todas las edades", dijo a la AFP.
Adaptada de un exitoso musical de Broadway sobre los amores entre liceales en la década de 1950, Grease, que en el mercado hispano se lanzó también como "Vaselina" o "Brillantina", se rodó en dos meses en Los Ángeles con un costo de seis millones de dólares y, como tantas películas que ingresan en los anales, inicialmente fue menospreciada por la crítica.
Cuando Kleiser eligió a su pareja protagonista, John Travolta ya había rodado Fiebre de sábado por la noche, que aún no se había estrenado, y era más bien conocido por ser el protagonista de un sitcom de ABC, Welcome Back, Kotter.
Por su parte, la anglo-australiana Olivia Newton-John ya era una superestrella de la música pop.
"John y yo queríamos a Olivia, pero ella dudaba porque ya había filmado una película de ciencia ficción que no había funcionado bien en Inglaterra" y, a los casi 30 años, "pensó que era demasiado vieja para interpretar" a la novia de Travolta, cinco años más joven, recuerda el cineasta.
"Ella pidió una prueba de cámara y lo hicimos, John y yo la tratamos como una hermanita menor, la animamos todo lo que pudimos, y funcionó", agrega.
Se han apoyado en los momentos duros, como la muerte del hijo de John Travolta en 2009, o la recurrencia del cáncer de Newton-John el año pasado después de una primera batalla contra la enfermedad.
El director realizó otras películas después de Grease, entre ellas El vuelo del navegante (1986), pero ninguna tuvo el éxito de su debut y terminó alejándose de la industria en los años noventa.
Kleiser cree que la vigencia del filme tanto tiempo después se debe a sus temáticas universales y la química entre los actores, así como a la nostalgia por los años 50, los años de la secundaria y esa época sin preocupaciones "en que no había atentados ni tiroteos".
Para él, Grease está lejos de ser una película perfecta, "pero creo que los defectos forman parte de su encanto".
Newton-John continuó su carrera musical con éxitos como Physical, y volvió a la pantalla en Xanadú (1980). Y dice que tiene guardados los ajustados pantalones negros de la escena final de Grease, donde la buena y cándida Sandy se convierte en una vampiresa.
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