Una exploración de sus relaciones del transhumanismo, la gnosis y la magia.

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Transhumanismo, gnosis y magia

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08 de noviembre de 2021 a las 05:02

Nuestro tema de hoy es el de las relaciones entre el transhumanismo, por una parte, y la gnosis y la magia, por otra parte. Se trata de un tema tan complejo que aquí tendré que conformarme con una primera aproximación.

Esta vez el Diccionario de la Real Academia Española no me es de mucha ayuda: no tiene la palabra "transhumanismo" y ofrece un significado bastante vago de la palabra "gnosis": "Conocimiento absoluto e intuitivo, especialmente de la divinidad, que pretendían alcanzar los gnósticos". En cambio su definición de "magia" es buena: "arte o ciencia oculta con que se pretende producir, valiéndose de ciertos actos o palabras, o con la intervención de seres imaginables, resultados contrarios a las leyes naturales".

La finalidad de la magia es manipular a la divinidad o a poderes espirituales, por medio de una técnica (palabras o acciones determinadas) para que hagan la voluntad del mago o brujo. La Biblia prohíbe la magia porque Dios no puede ni quiere ser manipulado, sino conocido y amado libremente.

La literatura nos puede ayudar a comprender la posible relación entre la magia, la ciencia y la tecnología. Por ejemplo, en Fausto de Goethe, Fausto, un hombre sabio (hoy diríamos un científico), es impulsado a un pacto mágico con el demonio por su afán desordenado de conocimiento y poder y su anhelo de la eterna juventud. En la saga de Harry Potter, el Sr. Weasley admira a los muggles (los no-magos) sobre todo porque, pese a carecer de magia, se facilitan la vida por medio de sus ingeniosos inventos y aparatos. La tecnología es la magia de los muggles; y a la inversa, por lo general la magia de Hogwarts y del resto del mundo mágico de J. K. Rowling parece ser sólo su forma peculiar de tecnología, aunque en algunos casos (como el de Voldemort) muestra dimensiones más profundas y oscuras.

Por otra parte, la palabra "gnosis" proviene de una palabra griega que significa "conocimiento". En la Antigüedad se habló de una gnosis cristiana, pero más a menudo se usó la palabra "gnosis" para designar doctrinas heréticas o paganas. Las religiones o sectas gnósticas no consideran la salvación como un don de Dios, sino como una auto-redención individual que se alcanza a través de una iluminación, que consiste en el conocimiento de que uno mismo es el Dios del panteísmo, el único ser. Así se llega a la liberación de la existencia individual y de la supuesta sucesión de las reencarnaciones. La forma más clara y extendida de gnosis en nuestra cultura se da hoy en la religiosidad de la New Age, que busca la salvación por medio de técnicas orientales de meditación.

Hay un paralelismo patente entre el transhumanismo y la New Age. El transhumanismo busca aplicar la ciencia y las tecnologías (robótica, nanotecnología, inteligencia artificial, realidad virtual, interfaz cerebro-computadora y muchas otras) para mejorar la condición humana. Naturalmente, esta aspiración es compartible en parte. Esas tecnologías nos presentan la oportunidad de progresos muy útiles, por ejemplo en el área de la medicina. El problema está en que la ambición del transhumanismo va mucho más allá de objetivos razonables. El transhumanismo procura trascender la naturaleza humana por medios tecnológicos: busca que el hombre llegue a ser más (o mucho más) que humano por medio de la tecnología. El transhumanista se adhiere de un modo pseudo-religioso (gnóstico) a una esperanza intramundana: la búsqueda de la inmortalidad o de una especie de divinización a través del mero progreso tecnológico, perseguido sin muchos escrúpulos. En definitiva, hace un uso idolátrico de la ciencia. De ahí la estrecha vinculación entre el transhumanismo y el cientificismo. Este último es la falsa idea de que sólo el conocimiento científico es verdadero conocimiento.

La influencia del transhumanismo excede al pequeño grupo de sus seguidores estrictos. Tiene unos cuantos simpatizantes muy poderosos, como el hombre más rico del mundo,1 y permea una parte de nuestra cultura. Las películas inspiradas en ideas transhumanistas ya son innumerables, por ejemplo: Blade Runner, Robocop, Matrix, La Isla, Iron Man, Avatar, Ex Machina, etc. Grandes empresas tecnológicas empiezan a planear el lanzamiento de productos de sabor transhumanista, como el Metaverso de Facebook, que sería algo así como un mundo de realidad extendida en una nueva Internet.

Desde hace más de mil años la civilización occidental busca usar el progreso tecnológico para servir a los seres humanos. Muchos pensadores, con razón, lamentaron la distancia existente entre el gran progreso científico y técnico de los últimos siglos y la falta de un crecimiento espiritual acorde (o incluso el retroceso espiritual) de la humanidad en ese mismo período. El peligro de una ciencia sin conciencia moral siempre existió, pero la ideología transhumanista lo exacerba, porque amenaza desatar un desarrollo tecnológico desenfrenado, causante de graves injusticias.

En términos bíblicos, los transhumanistas están dominados por el deseo que la serpiente diabólica indujo en Adán y Eva: llegar a ser como dioses comiendo el fruto del "árbol de la ciencia del bien y del mal",2 es decir determinando por sí mismos, sin ninguna referencia a Dios ni a su ley, qué es el bien y qué es el mal. Esto equivale a la autonomía moral absoluta del ser humano, quien simplemente hace lo que quiere, buscando su autorrealización por un camino que a menudo atenta contra su esencia natural y su vocación sobrenatural. En lugar de recibir de Dios con fe y gratitud la participación en la naturaleza divina, el transhumanista, como un moderno Prometeo, quiere conseguir su plenitud por sus propias fuerzas, al margen o en contra de la voluntad divina.

0) Otros escritos del autor en: https://danieliglesiasgrezes.wordpress.com.

1) https://salvomag.com/post/elon-musk-and-the-pagan-witch-who-summoned-a-computer-god

2) Cf. Génesis 2,4-3,24.

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