Casi dos semanas después del paso de los huracanes María e Irma que azotaron Puerto Rico, entre otros territorios de la zona, el presidente de EEUU, Donald Trump, aterrizó junto con su esposa Melania en la capital para cumplir una agenda de cinco horas.
"Cada muerte es un horror, pero si miramos una catástrofe real como Katrina y nos fijamos en los cientos y cientos de personas que murieron (en Nueva Orleans) y lo que pasó aquí con una tormenta que fue totalmente imponente... ¿Cuántos muertos tienen ustedes?", se preguntó, para contestarse: "Dieciséis contra miles", citando la cifra oficial de fallecidos en Puerto Rico por el huracán María.
Varios días después del paso del huracán María, gran parte de los habitantes de Puerto Rico siguen sin acceder a electricidad y agua potable, y la comida y combustible escasean en medio de enormes daños a la infraestructura.
"La gente está muy preocupada, muy desesperanzada por la situación, porque luego de dos semanas no se ha visto mejoría alguna", dijo a AFP Mariana Nogales, presidente del Partido del Pueblo Trabajador.
Sin embargo, Trump afirmó que incluso sus detractores reconocen "el trabajo que se ha hecho" luego del pasaje de María, que arrasó la isla una semana después de la destrucción causada por Irma.
El mandatario quiere demostrar que el gobierno federal lidera los esfuerzos de reconstrucción en Puerto Rico, un Estado Libre Asociado a la nación norteamericana desde 1952. Sobre todo, quiere asegurar que los puertorriqueños, que son ciudadanos estadounidenses, no han sido olvidados.
La Casa Blanca dijo que el presidente se reunirá con la alcaldesa de San Juan, irá a una iglesia para visitar a los damnificados, y realizará un recorrido aéreo antes de aterrizar en el buque USS Kearsarge para saludar al personal militar.
Trump también tiene previsto reunirse con Kenneth Mapp, gobernador de las Islas Vírgenes de Estados Unidos, otro territorio estadounidense en el Caribe destruido por María.
En las últimas semanas, Trump visitó áreas de Florida, Luisiana y Texas que sufrieron los efectos de potentes huracanes esta temporada. Pero su viaje a Puerto Rico, que normalmente sería visto como una rutinaria muestra de empatía presidencial, adquirió un significado político desmesurado.
El mandatario también dijo que se deberán tomar "grandes decisiones" sobre el costo de la reconstrucción masiva en este territorio estadounidense, declarado en mayo en bancarrota y con una deuda pública de US$ 73.000 millones.
Aunque los puertorriqueños son ciudadanos con pasaportes estadounidenses, si viven en la isla solo pueden votar en las primarias presidenciales. Si viven en el continente, pueden inscribirse para votar, incluso para presidente, en cualquier estado.
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