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Un 2019 cargado de desafíos

Este año los debates se centrarán entre la coyuntura económica y las reformas estructurales
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07 de enero de 2019 a las 05:00

El año 2019, estará cargado de debates en el marco de la campaña electoral. En ese contexto, es esperable que los diferentes líderes políticos presenten e intercambien opiniones sobre propuestas centrales para el desarrollo de Uruguay. Se pretende que dicho ejercicio sea llevado adelante con la necesaria dosis de profesionalismo, respeto y honestidad intelectual, partiendo de escenarios que reflejen la realidad actual del país.

En momentos de incertidumbre regional y mundial, sigue siendo importante ratificar aquellos consensos nacionales que hacen posible el reconocimiento internacional del país en diferentes áreas. Más allá de las notorias diferencias entre los candidatos que competirán por la Presidencia de la República, todos los partidos políticos están en condiciones de reconocer que existen coincidencias en algunas políticas públicas, las que si bien podrán variar en los énfasis, seguramente seguirán su rumbo en los próximos años.

De hecho, Uruguay ha logrado mantener una continuidad en su política económica más allá de los cambios de gobierno, no solo respetando las reglas de juego a los inversores privados, sino también incentivando la inversión extranjera a través de diferentes mecanismos. No hay que olvidar que mantener un rumbo económico es clave cuando se es un país pequeño y parte de una región inestable. También se han logrado avances en la diversificación de la matriz energética, donde existe un enorme potencial para implementar políticas públicas de impacto en el desarrollo de energías limpias y de menor costo. Por otro lado, hay acuerdo en la importancia de contar con diferentes instrumentos que fomenten la innovación y la productividad de los uruguayos.

Con algunos altibajos por los conocidos actos de corrupción y la falta de transparencia del gobierno en algunas de las inversiones recientes, el país sigue contando con un elevado respeto por sus instituciones, al menos si se lo compara con otros países latinoamericanos. Igualmente, como son varias las encuestas que confirman el inicio de un desgaste creciente de la imagen del ciudadano sobre varias de las instituciones clave (lo que tiene que ver con los niveles de inseguridad), también aquí sería importante una reacción conjunta de todo el sistema político.

Luego de la búsqueda de los mencionados consensos mínimos, los debates deberían centrarse en el desarrollo de la política económica en algunas áreas y en la necesaria implementación de las reformas estructurales aún pendientes. De hecho, preocupa el desempeño futuro de la economía, especialmente por el comportamiento de la inversión privada, la identificación de problemas crecientes en infraestructura, donde se sigue observando poco éxito en las inversiones en el marco de la ley de Participación Público Privada (PPP), la evolución del déficit fiscal y el aumento del desempleo.

En 2019, el manejo del déficit fiscal aparece como uno de los principales desafíos dado su evolución y sus posibles impactos en las calificaciones de riesgo. Además, será necesario reaccionar frente a la creciente pérdida de empleos, lo que agravará la presión sobre el sistema de pensiones y la posibilidad de aumentar la edad de retiro, todo lo que muy probablemente esté enmarcado en un aumento de la conflictividad laboral. El escenario económico puede verse agravado si se confirman las proyecciones negativas respecto a la temporada turística en Uruguay, como así también por la incertidumbre generada por las decisiones que tomará el gobierno de Bolsonaro o por el posible mal desempeño económico de Argentina.

En cuanto a los debates de fondo, el país tiene por delante el gran desafío de ajustar su estrategia de inserción internacional, en especial implementando una reformulación o flexibilización del Mercosur para poder avanzar en la firma de acuerdos comerciales de forma bilateral. Los empresarios siguen perdiendo oportunidades en relación a sus competidores, ya que es evidente la demora en el cierre de los acuerdos por mantener una política comercial común en el Mercosur. Un ejemplo de ello es la negociación con la Unión Europea, la que está en curso desde el año 2000. 

Si bien hay varias negociaciones comerciales en curso, todas llevarán su tiempo y el país seguirá en los próximos años sin mejoras concretas en el acceso a los mercados, lo que en parte, se sigue explicando por las restricciones que aún presentan algunos miembros del Mercosur para abrirse al mundo. Para un país con un mercado tan reducido, la firma de acuerdos comerciales debe ser una prioridad. 

Para contar con un entorno empresarial atractivo es necesario enfrentar aquellas reformas estructurales que permitan un aumento de la competitividad. Allí sigue pendiente un debate profundo sobre el sistema laboral, pensando en un régimen más flexible que fomente la contratación de personal, la necesaria disminución del peso del Estado -lo que enfrenta a los empresarios a costos de producción locales que en algunos casos son insostenibles-, o la mejora de los niveles de infraestructura.

Por otro lado, si se pretende estar a la altura de las nuevas tendencias internacionales, será necesario priorizar una reforma educativa que permita contar con mano de obra calificada en determinadas áreas específicas donde ya se visualizan restricciones. Cabe precisar que Indicadores como el Doing Business, el World Economic Forum o el Logistic Performance Index, confirman las debilidades de Uruguay en muchas de las áreas anteriormente mencionadas. Independientemente de que los temas señalados se vienen debatiendo desde tiempo atrás, por diferentes razones no se implementaron las reformas necesarias para generar un entorno económico más atractivo.

Es por eso que en el marco de una nueva campaña electoral, se espera que los candidatos propongan de una vez, políticas para superar las restricciones que están impactando de forma real en la competitividad internacional del país y en su desarrollo económico. 

Ignacio Bartesaghi: Decano de la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Católica del Uruguay y director del Departamento de Negocios Internacionales e Integración de la misma Universidad. Doctor en Relaciones Internacionales e integrante del Sistema Nacional de Investigadores.

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