"Rock chicano” no es una expresión inventada por algún ofensivo ser contrario a la inmigración en Estados Unidos. Es un término real, aunque no lo parezca. Y los mexicano-estadounidenses de Quetzal son uno de sus mayores exponentes.
Los responsables de privar a los uruguayos de Campo de obtener el premio Grammy al Mejor Álbum Latino de Rock, Urbano o Alternativo son desconocidos por estos lares, pero su estilo de música con base en la ciudad californiana de Los Ángeles los ha convertido en uno de los grupos más importantes de su zona de influencia.
Quetzal surgió luego de los disturbios de Los Ángeles en 1992, provocados por la absolución de cuatro policías acusados de golpear a Rodney King, un hombre afrodescendiente. Durante seis días, la ciudad se sumió en un descontrol total en la ciudad que dejó más de 50 muertos y miles de heridos. Esto influyó en lo profundo del grupo, que ha estado siempre muy vinculado con el comentario social. En su página web oficial también nombran la campaña por el proyecto de ley 187, que pretendía cortar la atención médica y la educación pública a los inmigrantes indocumentados, como un factor que afectó la constitución de los cimientos de la banda. Tal comienzo los convirtió, según el diario Los Angeles Times, en aspirantes a construir y reconstruir comunidad a través de la música.
El guitarrista Quetzal Flores descubrió por esa época el son jarocho, música folclórica tradicional de México que pasaba por una especie de revival, al ser utilizada por los chicanos de California como una manera de expresar sus raíces. Influenciado por artistas tan variados como los Smiths, Stevie Wonder y Ruben Blades, Flores amalgamaba en su sonido personal elementos de rock, funk, R&B, y ritmos brasileños y caribeños, una combinación a la que le agregó el son jarocho. A todo esto, además, Flores le imprimía una dosis de comentario social, consecuencia de su crianza como hijo de dos activistas. De este caldo de cultivo bilingüe se originó Quetzal.
Poco después, la entrada al grupo de la cantante Marta González terminó de darle forma. La hoy aspirante a doctora en estudios de género, mujer y sexualidad llevó una perspectiva feminista y una erudición que son hoy características de Quetzal. “La presencia de mujeres en el grupo no es solamente algo agradable a la vista o un gesto simbólico para balancear una escala de género: es un reconocimiento honesto de las fortalezas poéticas, musicales y compositivas que las músicas femeninas de la comunidad poseen”, escribe González en el sitio de la banda.
Quetzal editó su primer trabajo discográfico en 1998 -un disco epónimo-, y continuó con Sing The Real (2002), Worksongs (2003), y Die Cowboy Die (2006), con lo que conformó una obra descrita por el sitio Eye For Talent como una que “simultáneamente te hace bailar y contemplar el cambio”. Según la misma página, que se especifica en la llamada world music (música del mundo), la combinación de música y activismo del grupo los ha hecho relacionarse con otros artistas en eso de intentar construir comunidad.
En 2012, los mexicano-estadounidenses editaron su quinto trabajo, Imaginaries, por el que fueron nominados al Grammy en la misma categoría que el grupo de Juan Campodónico. Su sonido incluye ritmos más bailables con otras canciones más roqueras, en los que instrumentos tradicionales de la cultura mexicana conviven con otros típicos del rock, en inglés y en español, por momentos mezclados en las mismas letras.
Imaginaries fue editado por el sello Smithsonian Folkways Recordings, una rama del museo Smithsonian dedicada más que nada a editar bandas al borde de la desaparición; pero en el caso de Quetzal, se involucró por considerarla una banda representativa de una tradición viva. “La música no es tradicional a menos que cambie junto con la sociedad de que es parte”, comentó al L.A. Times el productor ejecutivo de Imaginaries Dan Seehy.
Quetzal Flores y Marta González, marido y mujer, son los únicos miembros originales del grupo, pero como explica ese medio antes citado, por él pasan multitud de parejas, amantes, amigos, parientes y colaboradores, muchos de los que participaron en Imaginaries. "La banda funciona como una familia”, comentó Flores. Así, Quetzal busca construir comunidad en el exterior, pero empieza el trabajo en casa. Y ese trabajo acaba de conseguirles su primer Grammy.