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15 de febrero 2024 - 11:58hs

“El módulo de aterrizaje Nova-C de Intuitive Machines se encendió con éxito, hizo contacto de comunicaciones y ahora está en camino a la Luna como parte del programa Servicios Comerciales de Carga Útil Lunar y la Campaña Artemis”, informó la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) de Estados Unidos.

La nave espacial despegó del Centro Espacial Kennedy con la misión de llegar a la Luna, en el segundo intento que hace una compañía privada este año tras un primer fracaso en enero.

La empresa Intuitive Machines, a cargo de la misión "IM-1", espera convertirse en la primera entidad no gubernamental en realizar un alunizaje suave en el satélite natural de la Tierra y posar en su superficie el primer robot estadounidense desde las misiones Apollo, hace más de cinco décadas.

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El módulo de aterrizaje Nova-C, de forma hexagonal y denominado "Odysseus", despegó a bordo de un cohete Falcon 9 de la empresa SpaceX, vector que debía partir ayer, lanzamiento que se pospuso luego que se descubrieran temperaturas anormales cuando se intentaba el abastecimiento de combustible del módulo.

El módulo de alunizaje tiene un nuevo tipo de motor de metano líquido y oxígeno superenfriado que entrega la potencia para llegar a su destino rápidamente, evitando una larga exposición a la región de alta radiación que rodea la Tierra, conocida como el cinturón de Van Allen.

Pese al retraso, está previsto que la nave llegue el 22 de febrero próximo a la zona de alunizaje, conocida como Malapert A, un cráter de impacto situado a 300 kilómetros del polo sur lunar.

En enero, la compañía Astrobotic no pudo llegar a la Luna debido a una fuga de combustible y su módulo de aterrizaje debió ser destruido deliberadamente en pleno vuelo.

La apuesta por la industria espacial privada

De completarse con éxito la misión, marcará el primer alunizaje de Estados Unidos desde el fin del programa Apollo, hace cinco décadas, pero esta vez será mediante la contratación de un servicio privado, en este caso a cargo de Intuitive Machines.

La misión llega luego que China, India y Japón consiguieran recientemente llegar a la Luna y tras la quiebra en enero de la empresa estadounidense Astrobotic, de allí que los analistas enfaticen que es mucho lo que está en juego para Estados Unidos.

¿Por qué Washington decidió confiar en el sector privado? Para el programa insignia Artemis, que pretende llevar de regreso astronautas a la Luna, la NASA ha realizado una reorganización fundamental.

Durante la Guerra Fría, la agencia invirtió grandes presupuestos y supervisó hasta el último detalle de cada misión. Pero en este nuevo paradigma, ha decidido apostar por la economía de mercado y la competencia empresarial para lograr hazañas a un costo mucho menor; enfoque que ha dado frutos, pero también representa riesgos.

El éxito de SpaceX

Las misiones de Intuitive Machines y Astrobotic para llevar equipos científicos a la superficie lunar son parte del programa Servicios Comerciales de Carga útil Lunar (CLPS, por sus siglas en inglés), programa en el que participan otras empresas.

“La NASA lo desarrolló priorizando los intentos de alunizaje más frecuentes y a menor costo”, explicó Scott Pace, director del Instituto de Política Espacial de la Universidad George Washington. La agencia, explicó el especialista, “se vio animada por el meteórico ascenso de SpaceX, del multimillonario Elon Musk, que ahora es uno de los proveedores de cabecera de la NASA”.

"La confiabilidad de SpaceX es el resultado de múltiples explosiones de cohetes", señaló Pace, explosiones que la NASA, que se financia con recursos públicos, no se podía permitir.

Actualmente, los cohetes de SpaceX son el único medio de transporte con el que cuentan los astronautas para viajar a la Estación Espacial Internacional (EEI) desde suelo estadounidense, si  bien la agencia también encargó a Boeing el desarrollo de un taxi espacial para viajar a la ISS, vehículo que aún no está certificado.

Según un estudio, cada despegue del transbordador espacial le costó a la NASA más de US$ 2.000 millones ajustados a la inflación, mientras el costo promedio de un asiento en un cohete SpaceX asciende a sólo US$ 55 millones, según una auditoría del gobierno.

Objetivo Artemis

Ahora, en lugar de encargarles cohetes y artefactos a sus socios en la industria y explicarles exactamente cómo construirlas, la NASA les manifiesta a las empresas lo que necesita y les permite desarrollar sus propias propuestas.

Para la era Apollo, la NASA fue financiada con más de US$ 300.000 millones, según el analista Casey Dreier de la Planetary Society, monto considerablemente superior a los US$ 93.000 millones que la agencia gastará en Artemis hasta 2025.

La estrategia, no obstante, tiene algunos inconvenientes.  La NASA firmó un contrato con SpaceX para desarrollar un módulo de alunizaje que pose a astronautas en la superficie lunar, pero el sistema previsto por la empresa, que responde a sus propios intereses, es complejo.

Es el caso del Starship, una versión del módulo de aterrizaje lunar que nunca ha volado sin explotar y que tendrá que abastecerse de combustible en el espacio antes de dirigirse a la Luna, implica un tipo de repostaje que podría usarse para facilitar las misiones a Marte, el objetivo final de SpaceX.

El desarrollo de esta tecnología, sin embargo, podría retrasar el regreso de los estadounidenses a la Luna, que la NASA quiere alcanzar en 2026 y que podría postergarse. Una carrera que tiene como principal competidor no ya a Rusia, sino a China, que planea llegar enviar humanos a la Luna en 2030.

“Los chinos no tienen que preocuparse por todas las inquietudes que vemos en Estados Unidos, donde el panorama político está muy polarizado y donde hay amenazas de parálisis presupuestaria", explicó John Scott Hubbard, exdirector de la NASA.

De cualquier forma, los especialistas señalan que la agencia ya no puede dar marcha atrás en su sociedad con el sector privado. Constellation, un programa lunar diseñado en la década de 2000 con base en un modelo similar al de Apolo, fue cancelado por restricciones presupuestarias. Por ello, a la agencia no le quedan muchas más alternativas.

Lo que está en juego, en definitiva, es una cuestión geopolítica. La NASA espera ser la primera agencia en establecer una presencia de largo plazo en la Luna y recoger hielo para obtener agua potable y combustible para cohetes en el marco de su programa Artemis. Una suerte de base de lanzamientos para explorar el espacio más allá del satélite terrestre.

(Con información de la agencia AFP)

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