“Una forma de lavado de cerebro”: por qué los votantes de Trump se niegan a vacunarse

El ritmo de las inoculaciones en EEUU está estrechamente correlacionado con la política

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22 de julio de 2021 a las 15:23

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Nikou Asgari

En el centro de Little Rock, resuena un coro en el salón de Willy D's Rock & Roll Piano Bar conforme grupos de amigos, aferrados a sus cervezas y entre sí, cantan juntos conocidas melodías.

Sin embargo, lejos de actuar en conjunto, la capital de Arkansas está profundamente dividida en cuanto a cómo lidiar con el resurgimiento de Covid-19. Los casos están aumentando, los hospitales se están llenando, y las autoridades sanitarias están teniendo dificultades en convencer a los residentes de la ciudad, y de todo el estado, de que se vacunen.

El ritmo de vacunación en los estados de EEUU se ha vuelto claramente correlacionado con la política, con los votantes republicanos siendo menos propensos que los demócratas a vacunarse. También son más reacios a llevar una mascarilla o a observar el distanciamiento social.

Alrededor del 35 por ciento de los habitantes de Arkansas están totalmente vacunados, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), y sólo dos estados, Mississippi y Alabama, tienen tasas de inoculación más bajas. Por el contrario, el 56 por ciento de los habitantes del estado de Nueva York, un bastión demócrata, están totalmente vacunados.

Esto supone un enorme reto para los funcionarios de salud locales de los estados ‘rojos’ (con mayoría republicana) conforme luchan contra la altamente transmisible variante Delta, la cual actualmente representa el 83 por ciento de los casos en todo el país, según la más reciente estimación de los CDC.

La agencia de salud pública, la cual dijo la semana pasada que EEUU estaba experimentando una “pandemia de los no vacunados”, cree que la proporción de casos de Delta es aún mayor en lugares con bajas tasas de inoculación como Arkansas.

“Estoy muy preocupada por las próximas semanas y meses”, dijo Jennifer Dillaha, directora médica de inmunizaciones del Departamento de Salud de Arkansas. “La variante Delta se está extendiendo en nuestro estado. El crecimiento de los casos y el aumento de las hospitalizaciones son exponenciales”.

En Willy D's, los clientes que entran deben aceptar que un guardia de seguridad realice una inspección de su bolsa y un cacheo de su ropa, pero no se toma la temperatura de nadie, y no se ven mascarillas por ninguna parte. Kevin Newman, un agente inmobiliario de 31 años que votó por Donald Trump en noviembre, dijo que no se había vacunado porque dudaba de la gravedad del virus.

“Si el covid fuera realmente grave, tendríamos que pagar por la vacuna”, dijo Newman. “Todo lo demás es caro, así que ¿por qué la dan gratis? Es sospechoso”.

Opiniones similares abundan en redes sociales como Facebook, la cual el presidente Joe Biden acusó la semana pasada de “matar a la gente” por permitir que la desinformación sobre las vacunas se difunda sin control.

Las autoridades sanitarias de Arkansas están tratando de alcanzar a más personas ofreciendo vacunas en centros comerciales e iglesias, al tiempo que distribuyen incentivos como licencias de caza y pesca gratuitas. Pero, hasta ahora, sus esfuerzos han hecho poco para cambiar la situación.

afp
Vacunación

El sábado, en un festival de verano frente al río en North Little Rock, los puestos ofrecían comida y juguetes gratis junto con las vacunas contra el covid. Sin embargo, en el espacio de una hora, sólo cuatro personas aceptaron la oferta de ponerse la vacuna.

Parte de la renuencia es ideológica, sustentada por la creencia de que ser ‘empujado’ a vacunarse vulnera las libertades civiles de una persona. Otros temen que la vacuna represente un significativo riesgo para su salud después de haber leído desacreditadas teorías en línea.

Steven Shaw, un votante de Trump de 58 años, dijo que había leído en línea que las vacunas contra el covid podían alterar el ADN. “No es realmente una vacuna, así que desconfío de ella”.

Shaw también criticó a los cruceros que requieren que las personas vacunadas y las no vacunadas ocupen diferentes áreas del barco, comparando las reglas con el Holocausto. “En términos de separación, es lo mismo que ocurrió con los judíos en la Alemania nazi”.

Barbara McDonald, una enfermera de la Universidad de Arkansas para las Ciencias Médicas (UAMS, por sus siglas en inglés), ha trabajado en turnos de 60 a 80 horas semanales en su hospital desde el comienzo de la pandemia, y señaló que muchos de sus pacientes ahora eran personas que se negaban a vacunarse. “Por dentro estoy frustrada, pero no puedo demostrarlo. Sólo me queda hablar con las personas, educarlas y rezar por que se vacunen”.

No todo el mundo en Little Rock — una ciudad considerablemente republicana ¬— está en contra de las vacunas. En Doe's Eat Place, una cadena de restaurantes rústicos conocida por sus filetes y sus tamales, las paredes están adornadas con fotos de sonrientes clientes habituales, entre ellos Bill Clinton, el expresidente estadounidense, exgobernador de Arkansas y un demócrata. Y el personal debe usar mascarillas.

Suzie, una mesera de Doe's, dijo que la indecisión relacionada con las vacunas y la política están inextricablemente vinculadas en Little Rock y en Arkansas. “Se ha convertido en algo político y está haciéndole daño a mucha gente. Las zonas rurales, especialmente, son muy conservadoras”.

Ese daño se está traduciendo en un aumento de las hospitalizaciones en todo el estado. Robert Hopkins, el jefe de medicina interna general de la UAMS, dijo que un día de la semana pasada el centro había estado “completamente lleno” y que los pacientes se habían visto obligados a esperar en la sala de emergencias.

Hopkins, quien también preside el Comité Asesor Nacional de Vacunas (NVAC, por sus siglas en inglés), dijo que los pacientes ahora tienden a tener alrededor de 40 años, en comparación con los de 60 o 70 años que constituían la mayor parte de las admisiones durante las primeras fases de la pandemia.

El deterioro de la situación en Arkansas se está repitiendo en los estados republicanos de todo el país. Los hospitales del vecino Missouri se han visto obligados a trasladar a los pacientes a otras instalaciones, y están buscando financiación para conseguir más camas y más personal.

“No veo que nada vaya a cambiar la situación, salvo que se aumente enormemente la tasa de vacunación”, dijo Dillaha, del Departamento de Salud de Arkansas.

Pero lejos de animar a la gente a vacunarse, muchos funcionarios republicanos están presionando en el sentido contrario. Al menos ocho estados con legislaturas y gobernadores republicanos, entre ellos Arkansas, han prohibido que las escuelas y universidades exijan la vacunación o una prueba de inoculación, por ejemplo.

En abril, Asa Hutchinson, el gobernador republicano de Arkansas, firmó un proyecto de ley que prohibía la imposición de mascarillas y vacunas por parte del gobierno, así como los pasaportes de vacunación, aunque él parece haber cambiado un poco de dirección en los últimos días. La semana pasada, Hutchinson inició una gira por todo el estado para alentar a la gente a vacunarse.

“Es como si se arrepintiera”, dijo Goldie Davis, una asistente dental, sobre el aparente cambio de rumbo de Hutchinson, añadiendo que una amiga suya de 34 años había fallecido de Covid el viernes. “Toda su familia es trumpista. Es muy triste. Todos los que no se vacunan son partidarios de Trump. Es casi una forma de lavado de cerebro”.

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