Diego Battiste

Una interpelación evitable

El Poder Ejecutivo pudo haber tenido desaciertos, pero ha sido muy transparente en las decisiones tomadas

Tiempo de lectura: -'

09 de julio de 2021 a las 22:14

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 3 45 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 3 45 / mes

La interpelación del senador socialista Daniel Olesker a los ministros Azucena Arbeleche (Economía) y Daniel Salinas (Salud Pública) fue tan previsible que la crónica del hecho pudo haberse escrito mucho antes de que tuviera lugar. 

Llama la atención que haya sido utilizado un instrumento clave de control al Poder Ejecutivo, fundamental en una democracia saludable, para una gimnasia política de unas 18 horas, solo para medir la calidad de los argumentos de la oposición en comparación con los de los gobernantes interpelados y su bancada mayoritaria. 

Una acción inútil cuando la ciudadanía conoce de sobra los argumentos de un lado y del otro. Y por eso, quizá, nuestra perplejidad al no escuchar ni un solo razonamiento novedoso en torno a las políticas públicas para mitigar las desgracias sanitarias, sociales y económicas derivadas de la pandemia.

En lugar de ello, escuchamos la cantata opositora sobre cómo se debería haber combatido el coronavirus –en condicional porque el Frente Amplio (FA) no ejerce el gobierno, y en pretérito, por el avance de la vacunación–; y los ministros interpelados, más o menos, repitiendo las explicaciones de las políticas públicas sobre la pandemia del gobierno que preside Luis Lacalle Pou. 

El gobierno ha sido muy transparente en las decisiones tomadas sobre el tema, y la oposición, por su parte, ha tenido la suficiente pantalla mediática y parlamentaria para difundir sus ideas y formular sus críticas al gobierno.

El Poder Ejecutivo pudo haber tenido desaciertos. ¿Qué gobierno no tomó decisiones equivocadas? ¿Acaso alguien tuvo la bola de cristal para combatir una hecatombe inédita?

No hay pruebas contundentes de que el cierre de más sectores, como sugirió el FA, hubiese contribuido a salvar más vidas –las “muertes evitables”, según Olesker–. No hay evidencia de que la medida de cuarentena sea una restricción efectiva en Occidente, además de provocar graves efectos colaterales, incluso el fallecimiento.

Un estudio del Fondo Monetario Internacional, publicado en junio pasado, aseguró que, en América Latina, donde hubo países con las cuarentenas más largas del mundo, “los confinamientos tempranos y rigurosos no redujeron la cantidad de víctimas diarias”.

“Si bien la tasa de crecimiento de nuevos fallecimientos en la región desaceleró, la cantidad de nuevas víctimas continuó en un ascenso lento pero constante y registró su máximo a principios de 2021”, escribieron los economistas Bas B Bakker y Carlos Gonçalves.

También son muy discutibles los “gráficos de la vergüenza” con los que Olesker intentó demostrar el bajo gasto público de Uruguay destinado a la pandemia.

Es rebatible comparar los recursos directos al coronavirus de nuestro país con los de Guinea Ecuatorial, por ejemplo, una nación de África Central, que se ubica en el lugar 145 en 189 del Índice de Desarrollo Humano –Uruguay ocupa el puesto 55–, y que enfrenta graves problemas de protección social y de inequidad.

En nuestra opinión, lo realmente evitable fue una interpelación que solo sirvió para estropear un mecanismo probado para el equilibrio de poderes. Y que probablemente termine perjudicando el ejercicio de la política como lo entendió el politólogo británico Bernard Crick: un instrumento idóneo para resolver problemas de gobierno o de la propia sociedad.

CONTENIDO EXCLUSIVO Member

Esta nota es exclusiva para suscriptores.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

¿Ya sos suscriptor?
iniciá sesión aquí

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

Registrate gratis y seguí navegando.