Una ciudad que combina de forma irresistible Oriente con Occidente

Si de edificios se trata, uno de sus atractivos principales es Narikala, una enorme fortaleza reconstruida del siglo IV. Se levanta sobre Tiflis y el río Kura y está compuesta por dos secciones amuralladas ubicadas junto al Jardín Botánico Central de la Academia de Ciencias de Georgia. Su esplendor es visible desde todo el centro de la ciudad. También hay que visitar Kartlis Deda, la estatua icónica de la “Madre de Georgia”. Y en la misma línea, el casco antiguo de la ciudad ofrece la posibilidad de realizar grandes paseos en sus calles estrechas y empedradas. Esto permite contemplar sus antiguas casas tradicionales, donde la mayoría luce balcones de madera tallada. Uno de los sitios elegidos por los visitantes es la Iglesia de Meteji. Es una construcción del siglo XIII donde se encuentra la estatua del fundador real de la ciudad, que se asoma por encima de los acantilados del río Mtkvari. Esta es una de las imágenes más clásicas de la versión antigua de Tiflis. La iglesia fue destruida en varias oportunidades y en los tiempos del régimen zarista funcionó allí una prisión. Luego fue un teatro y a finales de los 80 fue reconstruida como iglesia.

En la avenida De Rustaveli, que se trazó en el siglo XIX, hay una zona donde abundan los restaurantes, las tiendas y los cafés. Desde allí se puede llegar al Teatro de la Ópera –de estilo árabe–, así como también al Palacio del Virrey de Rusia y el edificio del Parlamento.

Pero el mayor atractivo de la ciudad está en sus aguas termales y sus baños de azufre. De hecho, se llama “la ciudad de las aguas calientes”. El agua mineral está naturalmente caliente (a unos 47° C) y la ciudad ha hecho de los baños de azufre una parte esencial de su historia.

M. Cooper - FLICKR

Se dice que visitar Tiflis y no sumergirse en sus aguas calientes es como ir a París y no subir a la torre Eiffel. 

Hay baños subterráneos abovedados, construidos en ladrillo, que se hicieron en el siglo XVII con miles de litros de agua cada día. A lo largo del río, los baños fueron construidos por georgianos, persas y turcos. Hay algunos lujosos, que suelen ser visitados por ministros, presidentes y patriarcas. Están equipados con piscina con agua de azufre y junto a ellos hay sauna y áreas para masajes. Y también hay baños al aire libre, con áreas con sauna y piscina. Incluso algunos funcionan como baño y casa de té a la vez, donde se ofrecen dulces y confituras típicas de la ciudad.

Más allá de los baños, el Puente Seco es uno de los lugares típicos y más interesantes para visitar en Tiflis. Entre otras cosas, porque se puede encontrar aquí arte original, o los legendarios cuernos decorativos para beber, además de dagas, espadas y cuchillos tradicionales. Hay obras de la época soviética, que incluyen medallas antiguas, instrumentos musicales, joyas, libros y platería.

O también la Catedral de la Santísima Trinidad, que integra la lista de las iglesias ortodoxas más grandes del mundo. Fue levantada entre los años 1995 y 2004 y se encuentra en la Montaña de Elia, a orillas del río Mtkvari. Se trata de nueve capillas que hacen honor al estilo arquitectónico tradicional de Georgia. Es no solo el edificio más alto de Georgia sino de toda la región del Cáucaso. La altura desde el suelo hasta la parte superior de la cruz es de unos 105 metros y su cúpula dorada es visible desde cualquier parte de Tiflis.