La Cámara de Diputados apura para terminar este miércoles la votación de los más de 700 artículos que el Poder Ejecutivo ingresó al Parlamento. Días atrás, senadores del Frente Amplio expresaron a El Observador su sorpresa ante la "lentitud" con la que se está votando el Presupuesto en Diputados.
A las 4:53 de la madrugada los representantes dieron inicio a la discusión sobre el inciso 13, referente al presupuesto que será asignado al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social. Pero el cansancio fue inevitable, por lo que siete minutos después se decidió suspender la sesión y continuarla horas más tarde. Entonces eran las 5 de la mañana y 444 artículos habían sido evaluados.
Una vez que la cámara termine su proceso, el proyecto será trasladado al Senado para que también se pronuncien.
Los artículos que sean rechazados en Diputados desaparecen del texto presupuestal y el Senado debe decidir si los vuelve a introducir en el documento. Si ello sucede, los artículos volverán a la Cámara de Diputados en donde, se supone, serán rechazados nuevamente.
Allí deberán ser votados en la Asamblea General en donde se necesita una mayoría especial para su aprobación de la que el Frente Amplio carece.
Entre los senadores del oficialismo prevalece la creencia de que "lo grueso" del Presupuesto ya fue negociado, por lo que la Cámara de Senadores deberá encargarse de sacarle presión a algunos asuntos menores que, por estas horas, vienen generando diferencias en la bancada oficialista.
La votación a contrarreloj es un desafío al que se enfrentan los políticos con cada nueva votación presupuestal.
El plazo de votación es improrrogable para cada Cámara. Quiere decir que, de no aprobarse el proyecto en tiempo y forma, el Presupuesto que quedará vigente será el del periodo anterior.
En 1985, el gobierno colorado de Julio María Sanguinetti retomó las practicas democráticas a la salida de la dictadura y emprendió la votación presupuestal parlamentaria. Mientras el proyecto estaba en Senadores, la discusión se extendió más de lo previsto por lo que fue evidente que el tiempo no sería suficiente. Fue así que el presidente del Senado, Enrique Tarigo, avalado por sus compañeros, decidió intervenir el reloj.
"Recuerdo aquel episodio pintoresco cuando el entonces presidente de la Asamblea General, Enrique Tarigo, atrasó el reloj del Senado para que un proyecto pudiera ser votado dentro del plazo constitucional requerido", dijo el exsenador frenteamplista Víctor Vaillant al diario La República al recordar el episodio. Según el relato de Vaillant, el retraso fue de unos pocos minutos.
"Eso pasó, no es una leyenda urbana del Parlamento", sostuvo por su parte el senador nacionalista Luis Alberto Heber al ser entrevistado por el diario El País. Según Heber, el reloj no fue retrasado sino detenido hasta finalizada la votación.
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