Una nueva mina de carbón en el Reino Unido levanta críticas entre los defensores del medio ambiente

La apertura de esta nueva mina es la primera que se produce en 30 años y su implementación ha sido defendida por el gobierno conservador británico, cuyo ministro de Vivienda y Relaciones Interministeriales, Michael Gove, dijo que tendría un “efecto neutral” sobre el cambio climático.

Los activistas medioambientales sostienen, en cambio, que la nueva mina podría significar un golpe a los objetivos climáticos a los que se ha comprometido el Reino Unido.

El proyecto de la mina Woodhouse Colliery se dio a conocer en 2014 y ya ha sido criticado por el panel asesor climático independiente del gobierno británico, así como por el opositor Partido Laborista, ONGs ambientales y activistas.

El propósito de la mina es extraer carbón de coque utilizado en la industria siderúrgica del fondo del Mar de Irlanda. El carbón extraído se procesaría en una planta química en la ciudad de Whitehaven, a unos 550 kilómetros de Londres.

Se espera que el proyecto de West Cumbria Mining en el noroeste de Inglaterra cree alrededor de 500 puestos de trabajo.

La mina tardaría dos años en construirse y costaría alrededor de £ 165 millones (€ 201 millones). Su tiempo útil de vida sería de unos 50 años.

Un vocero del departamento de Nivelación, Vivienda y Comunidades dijo que "este carbón se utilizará para la producción de acero y, de lo contrario, deberá importarse. No se utilizará para la generación de energía. La mina busca ser cero neto en sus emisiones y se espera que contribuya al empleo local y a la economía en general”.

Se espera que la mayoría del carbón producido se exporte a Europa. Después de cinco años, más del 80% del carbón producido anualmente se enviará a una terminal de exportación en la costa este de Inglaterra, según se establece en la documentación del proyecto.

Los críticos argumentan que la mina afectará el estatus de Gran Bretaña como líder en la sustitución de combustibles fósiles por fuentes de energía renovables. Podría afectar el objetivo del país de eliminar gradualmente el carbón y cumplir con los objetivos de generar un 100 % de electricidad a partir de fuentes de energía limpia para 2035.

Las plantas de energía que queman carbón son responsables de una quinta parte de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, lo que las convierte en la fuente individual más grande de esos gases.

Douglas Parr, el director de políticas de Greenpeace, le dijo a la agencia AP que "el gobierno del Reino Unido corre el riesgo de convertirse en una superpotencia en hipocresía climática en lugar de liderazgo climático. ¿Cómo podemos esperar que otros países controlen la extracción de combustibles fósiles cuando estamos construyendo nuevas minas de carbón aquí?"

Gran Bretaña ha aprobado leyes que le exigen reducir todas las emisiones de gases de efecto invernadero a cero neto para 2050, en cumplimiento de lo acordado por los países que participan de las cumbres climáticas.

En 2021, alrededor de una cuarta parte de la energía de Gran Bretaña fue producida por el viento, pero el gobierno conservador ha reducido las turbinas eólicas debido a la oposición en algunos lugares a la instalación de los enormes molinos de viento necesarios para la generación de energía.

Desde la invasión rusa de Ucrania, los precios del petróleo y el gas se han disparado en el Reino Unido y Europa. Gran Bretaña ha tomado medidas para reforzar su suministro de energía nacional. Aunque importa muy poco gas ruso, los mercados energéticos globales están sujetos a constantes fluctuaciones de precios.