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17 de junio 2025 - 16:58hs

Grandner y Fernández de las áreas de Medicina y Ciencias respectivamente, investigan y concluyen que el sueño influye en la salud cardiovascular, en el metabolismo, el sistema inmune, la salud mental, el desempeño cognitivo y la conducta.

“El sueño es un estado biológico indispensable para el mantenimiento de la vida humana… nuestra necesidad de dormir es similar a la del aire, la comida y el agua.”

Ser conscientes de la importancia del sueño es imperioso debido al impacto que tiene en la salud, la enfermedad, la productividad, el bienestar y hasta en la esperanza de vida. Comprender los factores que influyen en la salud del sueño es una invitación para desarrollar estrategias que podamos realizar día a día. Así como también, a diseñar y aplicar modelos de intervención terapéuticos en las diversas áreas de la salud.

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Los autores afirman el sueño insuficiente o de mala calidad, puede contribuir a diversas enfermedades:

  • Enfermedades cardiovasculares: hipertensión, hiperlipidemia, infarto de miocardio, accidente cerebrovascular.
  • Disfunciones metabólicas: como obesidad, alteración en el metabolismo de las grasas, la homeostasis de la glucosa, alteración de hormonas metabólicas (cortisol, leptina grelina, etc.), afección de la función del tejido adiposo, diabetes tipo II, entre otros.
  • Alteraciones inmunológicas: debido a que activa estados proinflamatorios en general, que predisponen a diversas patologías y trastornos. El sueño y el sistema inmune se relacionan en forma bidireccional, es decir que si uno está alterado, el otro también lo estará.

Respecto a la salud mental, la mala calidad de sueño o el sueño insuficiente, tiene importantes implicancias neuropsiquiátricas como ser diagnósticos de déficit de atención e hiperactividad, ansiedad, depresión, estrés, entre otros. A nivel neurodegenerativo, el descanso inadecuado o insuficiente puede provocar enfermedades como el Alzheimer. El sistema glinfático, encargado de limpiar el cerebro y eliminar toxicidad, no funciona adecuadamente cuando el sueño no es suficientemente bueno en tiempo y calidad. El razonamiento, la memoria y la gestión emocional también se ven impactadas. Asimismo, dormir poco o mal, favorece el insomnio, que está relacionado a problemas emocionales y cognitivos de gran calibre. El insomnio y el sueño inadecuado se potencian y generan un círculo vicioso. ¿Se puede revertir? Si. Para lo cual es evidente que la higiene del sueño no solo es recomendable sino absolutamente necesaria para gozar de buena salud.

La conducta -es decir eso, lo que hacemos en nuestro día a día, tampoco queda fuera del impacto del mal descanso. Se genera predisposición al sedentarismo, la ingesta de alcohol, la falta de ejercicio, entre otros hábitos no deseados como fumar o malos hábitos de alimentación. La productividad de la persona que no descansa bien desciende y por el contrario, aumenta sus probabilidades de accidentes, lesiones y errores en general.

Con todo lo dicho y el resultado de 70 años de investigación lo avalan, es innegable que cuidar el sueño es tan o más importante como comer y tomar agua.

¿Qué se recomienda para una adecuada higiene del sueño?

  • Para los adultos, dormir entre 7 y 8 horas diarias.
  • Consumir cafeína hasta las 15:00 horas.
  • Realizar ejercicio físico hasta dos horas antes de acostarse.
  • Evitar la nicotina, el alcohol y las drogas.
  • Practicar “Atención plena”.
  • Acostarse y levantarse en el mismo rango horario todos los días.
  • Exponerse a la luz natural durante el día ir bajando la exposición a la luz así como dormir en oscuridad absoluta. De esta forma favorecemos un mejor ajuste a los ciclos circadianos.
  • Dormir sin pantalla en la habitación y dejarlas de utilizar al menos dos horas antes de acostarse.
  • Dormir en una habitación a una temperatura templada.

Practico personalmente y recomiendo a mis pacientes y clientes, establecer una rutina del sueño. Los profesionales de la salud lo recomendamos con énfasis cuando se trata de niños y bebés sin embargo es importante a lo largo de todo el ciclo vital. Según los momentos de la vida, podemos ir ajustándolo y transformando. Una rutina del sueño prepara nuestro cuerpo y mente para un buen descanso. ¿En qué consiste? Se trata de establecer hábitos como una ducha caliente, la lectura de un libro, una infusión de hierbas, estar con una luz bien tenue, quizá algún masaje, un aroma relajante.

En el caso de los niños el sueño suficiente y de calidad es un aspecto clave en su desarrollo. Cada etapa tiene su particularidad y requiere especial atención por parte de los padres y cuidadores. El buen descanso para un niño es de esas cosas que están en la base de la pirámide de necesidades, impactará en su desempeño, humor y desarrollo física, cerebral y mental también de su futuro.

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Te invito a reflexionar sobre tu descanso: ¿es suficiente y de calidad? ¿Te levantas con energía? ¿Te dormís durante el día? ¿Te sentís con claridad mental? Estas son algunas preguntas que pueden ayudarte a detectar si lo estás haciendo bien o tenés que realizar ajustes. Recordá que cuidar de tu sueño es cuidar tu salud mental y física, incluído el cerebro. Dormir bien te hace saludable y aporta a tu esperanza de vida de calidad. Establecer una rutina de sueño te invita a descansar y cerrar tu día en forma armoniosa.

¡El día de mañana empieza tu noche anterior!

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