Los fertilizantes alcanzaron picos de US$ 760 puestos en Uruguay en 2022 y 2023, y si bien bajaron rápidamente se estabilizaron cerca de US$ 400 por tonelada, 30% por arriba de los valores previos a la guerra.
Con la soja a US$ 600 y el trigo a US$ 500, como llegaron a cotizar en 2022 en el inicio de la invasión de Rusia a Ucrania, el enorme incremento de los fertilizantes se diluía, pero en un año de márgenes acotados por precios de los granos debilitados como este 2025 –soja a US$ 350-360, trigo y cebada en US$ 200-210- la relación insumo-producto tiene otro peso.
La urea, el fertilizante más utilizado en Uruguay, concentra una de cada tres toneladas de fertilizantes que se importan, alrededor de 330.000 toneladas. El precio minorista subió entre US$ 15 y US$ 20 en mayo, según productores.
“A pesar de que los precios de los cultivos bajan y el precio del petróleo está bajo, todos los fertilizantes suben”, afirmó Enrique Oyarzabal, presidente de la Asociación Agropecuaria de Dolores.
Carlos Ramírez, técnico de la Sociedad de Fomento de Colonia Valdense (Sofoval) relevó que desde principios de marzo la referencia para los fertilizantes fosfatados subió 7% y el cloruro de potasio subió 8%. La urea está 2% debajo respecto a principios de marzo. Posteriormente, a lo largo de marzo “tuvo una baja interesante pero empezó a subir a fines de abril, y desde entonces ha subido. Va a seguir subiendo en la época de uso, como siempre”.
Fosfatados con oferta reducida
“En el corto plazo y dentro de los próximos 30 días es probable que enfrentemos un período de precios firmes de la urea”, señala un informe de fines de mayo de la consultora argentina IF Ingeniería en Fertilizantes.
“El mercado está difícil de leer”, reconoce el trader argentino de fertilizantes Zacarías Ruiz Moreno.
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Entre los factores que influyen se encuentran las señales cruzadas sobre el volumen de oferta de fosfatados y nitrogenados que China está dispuesta a volcar al mercado. Las restricciones a las exportaciones chinas han contribuido a mantener los precios por encima del promedio en los últimos dos años. La industria de las baterías recargables LFP (litio-ferrofosfato) para vehículos eléctricos crece y compite por los fosfatados en China.
Los fosfatados, DAP y MAP, que tienen un valor de importación de US$ 700 por tonelada en Uruguay, enfrentan una situación de poca oferta con demanda en expansión y “los precios se ponen muy tensos, con una suba considerable de 20% respecto al principio de año” indicó el analista. Las compras de India y la demanda de Sudamérica sostienen la firmeza.
En el mercado de nitrogenados, habitualmente volátil, la urea se había mantenido bastante estable pero recientemente los precios se activaron ante licitaciones voluminosas desde la India y una demanda atrasada de Estados Unidos en medio del conflicto arancelario, que también aporta su cuota de incertidumbre.
Egipto, un productor importante de urea, estuvo con restricciones energéticas que limitaron la producción en dos ocasiones en las últimas semanas.
Por el lado de los potásicos que estaban por debajo de los valores medios, en Brasil se tomó posición el año pasado para esta siembra de soja próxima así que en el último trimestre generó un alza de precios, afirmó Ruiz Moreno.
Elena Loaces, responsable del Departamento Técnico de la Unión Rural de Flores (URF) señaló que las subas recientes en los precios de los fertilizantes incrementan los costos de los cultivos de invierno entre 3% y 4%. La URF presupuestó en marzo la hectárea de trigo a US$ 623 de costo, sin renta, US$ 608 la hectárea de colza y US$ 686 la cebada.
Esta siembra de invierno “se ha armado con cautela, moviéndose más hacia colza –que prácticamente triplica el área- respecto al año pasado que a las gramíneas y no hay un cierre de todo lo que es la fertilización; se recomienda a los productores fijar posición pero se viene muy cauto en eso”, indicó Loaces.
Ya en las últimas dos o tres zafras, y como ha sucedido en Argentina, ha crecido la sustitución de fosfatados de alto precio por superfosfato simple, más económico por su menor concentración.
Precio del gas y la economía bélica
El aumento de los fertilizantes también preocupa en Europa, donde los precios volvieron a subir en abril y mayo y se encuentran 12% por encima de hace un año, siguiendo el incremento del gas natural, el principal insumo para la producción de fertilizantes.
A este escenario se agregó a fines de mayo un componente geopolítico: la Comisión Europea aprobó un arancel del 6,5% para los fertilizantes procedentes de Rusia y Bielorrusia. La cuota de mercado de los fertilizantes rusos creció de 17% a 30% en la Unión Europea entre 2022 y 2024, alejándose del objetivo comunitario de reducir su presencia en un mercado considerado estratégico para la soberanía alimentaria de la UE.
El nuevo impuesto agudizó el malestar entre los productores europeos que enfrentan exigencias ambientales y el encarecimiento de los insumos, además de la competencia desleal de algunos países africanos y las preocupaciones por el impacto del acuerdo con el Mercosur que podría ser refrendado antes de fin de año.
En España, la Unión de Uniones (UdU), estimó que la suba de precios en los fertilizantes como consecuencia de estos nuevos aranceles podría suponer un encarecimiento del 17% en los insumos. La Comisión Europea insiste en que el sacrificio es necesario para debilitar la economía bélica de Rusia.
Más uso en Uruguay
En los últimos 12 meses móviles Uruguay importó 982.428 toneladas de fertilizantes por US$ 396 millones y se acerca al millón de toneladas que había alcanzado a fines de 2021, antes de la fuerte suba de precios que se registró en 2022 y 2023 por la invasión de Rusia a Ucrania. El piso fue de 760 mil toneladas en 2023.
En Brasil el precio de las importaciones de fertilizantes en abril de 2025 fue de US$ 338 por tonelada, una suba de US$ 40 o 13% con respecto a abril de 2024 según la Secretaría de Comercio Exterior.
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Además del precio máximo para un mes de abril, en el primer cuatrimestre el volumen de compra de fertilizantes por parte de Brasil también alcanzó cifras récord con 11,6 millones de toneladas, 13% más que en enero-abril de 2024.
En abril Brasil marcó un récord de importaciones de urea en abril con 483 mil toneladas y negocios en el eje de US$ 390 a US$ 400 por tonelada, algo por debajo de los valores de US$ 410 a US$ 420 que se manejan en Argentina y Uruguay.
Si bien el nitrógeno mantiene “una mejor relación insumo-producto que el fósforo, sigue estando lejos de los promedios” que se sitúan en US$ 300, afirmó el trader Ruiz Moreno.
Y la urea “en el segundo semestre suele tener mayor demanda en Brasil, que suele importar entre 5 y 7 millones de toneladas para la safrinha de maíz”, afirma el experto, por lo que se anticipa una segunda mitad del año que “podría estar más estresada en cuanto a la oferta y más demandado”.
Según Ruiz Moreno “no hay ningún factor para pensar que los precios de los fertilizantes pueden bajar en el corto plazo”.
Para la siembra de trigo y cebada es un desafío que pone nuevamente muy alta la vara del rendimiento de equilibrio, que para cereales ya está por encima de los 4.000 kilos.
Los costos en fertilizantes estarán este invierno más de 10% por arriba en dólares que el año pasado. Eso ya era proyectado por la cooperativa de Mercedes, Calmer, en su planificación de siembra, antes de las últimas subas.
Un menor precio de gasoil ayuda en algo, pero en este invierno los costos de producción estarán continuando la estructural suba que es un reto constante sobre la agricultura uruguaya, en este año especialmente en trigo y cebada, donde el precio no acompaña.
Sembrarán con una apuesta muy fuerte al rendimiento de por medio, para lo cual se precisa justamente una alta dosis de fertilizante.