El Observador conversó con Brey para explorar su visión sobre el liderazgo en femenino, un concepto que ella prefiere sobre el tradicional "liderazgo femenino". Según la española, esta terminología matiza mejor las cualidades que culturalmente se asocian con la mujer.
“Cuando hablamos de ‘liderazgo en femenino’, nos referimos a las cualidades que culturalmente hemos asociado con las mujeres, como la empatía, la colaboración y la intuición. Estas cualidades no son exclusivas de las mujeres, pero están más desarrolladas en ellas debido a su contexto histórico”, explica.
A lo largo de su carrera, la escritora ha enfrentado y observado numerosos desafíos para las mujeres en posiciones de liderazgo. Uno de los principales obstáculos es el “techo de cristal”, un fenómeno que limita las oportunidades de avance para las mujeres a niveles superiores en las organizaciones.
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Foto: Inés Guimaraens
En el ámbito del desarrollo personal y profesional, las creencias limitantes se presentan como un obstáculo significativo para el crecimiento. “Es fundamental tomar conciencia de ellas y estar dispuestos a confrontarlas. Cada vez que nos enfrentamos al miedo y tomamos riesgos, abrimos la puerta al crecimiento”, subraya.
Además, la maternidad continúa siendo un factor significativo que afecta a la trayectoria de la mujer: “El desafío de la maternidad no solo es una cuestión de equilibrio entre trabajo y vida, sino también de cómo las organizaciones apoyan a las mujeres durante y después del embarazo”.
En la era digital, las redes sociales se han convertido en una herramienta omnipresente tanto en la vida personal como profesional. La escritora señala que, aunque estas plataformas ofrecen oportunidades para la conexión y la visibilidad, también pueden tener efectos negativos significativos. "El constante flujo de información y la búsqueda de validación en las redes sociales pueden generar ansiedad y estrés, afectando nuestra capacidad de concentración y bienestar general", advierte.
Según Mercè, los sesgos inconscientes no solo son producto de nuestras experiencias individuales y culturales, sino que también afectan de manera significativa nuestras reacciones automáticas ante diversos estímulos.
"Los sesgos inconscientes se forman a partir de nuestras experiencias en la familia, en el hogar, en la escuela, en la universidad, con nuestras amistades, en lo que dicen las redes sociales, y, en gran medida, están influenciados por nuestra cultura, que contribuye en un 80%”, menciona. “También, afectan automáticamente alrededor del 95% de nuestros impulsos", asegura.
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Foto: Inés Guimaraens
Asimismo, sostiene que dichos sesgos "se manifiestan a través de estereotipos, los cuales llevan al prejuicio, y el prejuicio a menudo resulta en discriminación. Por lo tanto, es crucial realizar un trabajo significativo para abordar estos sesgos tanto en las organizaciones como en la sociedad en general".
Aunque han habido avances en la representación femenina en roles de liderazgo, Mercè advierte sobre el riesgo del “pink washing”, donde las empresas adoptan políticas de igualdad de género más como una estrategia de marketing que como un compromiso real. “Es esencial que los avances no se queden en un simple discurso. Las organizaciones deben demostrar un compromiso genuino con la igualdad de género, más allá de las iniciativas superficiales”, afirma.
Finalmente, Brey reflexiona sobre cómo las generaciones más jóvenes están cambiando las expectativas respecto a la diversidad y la inclusión en el lugar de trabajo: “La Generación Z, por ejemplo, tiene una visión más inclusiva y diversa del mundo laboral. "Las organizaciones deben adaptarse a estas expectativas para atraer y retener talento joven”, concluye.
Mercè Brey, quien participó en el evento Womankind celebrado en el Piso 22 del World Trade Center, expresó lo siguiente sobre la experiencia:
“Cuando participas en este tipo de eventos, te das cuenta de que existe una realidad compartida entre el grupo de mujeres que tienen las mismas creencias y límites. Iniciativas como Womankind permiten ver que no eres tú quien está mal, sino el entorno que te condiciona. Al compartir estas inquietudes con otras mujeres, es mucho más fácil encontrar soluciones. Nuestra sociedad a menudo nos reprime y no nos permite conectar con los demás, pero es precisamente al compartir y darnos cuenta de nuestras similitudes que podemos comenzar a hacer cosas distintas y empoderarnos".
En su análisis sobre el liderazgo en femenino, Mercè Brey no solo desafía las percepciones tradicionales, sino que también abre un diálogo crucial sobre la evolución de las dinámicas laborales. A medida que las organizaciones enfrentan los desafíos del siglo XXI, desde el techo de cristal hasta los sesgos inconscientes, Brey enfatiza la necesidad de un compromiso auténtico con la igualdad de género y una adaptación continua a las nuevas expectativas generacionales.