Cada vez más personas confían sus emociones a una inteligencia artificial. En 2025, la terapia es uno de los usos más frecuentes de estos sistemas
Imagen creada con ChatGPT 4o.
A las computadoras cada vez más les cedemos nuestros asuntos. Pero no laborales, sino personales, íntimos.
Tanto, que en 2025 es el caso de uso más frecuente.
Cada vez será más raro escuchar a una persona que no haya consultado sobre asuntos psicológicos a la IA.
"La terapia (de la que hablaremos más adelante) es el nuevo caso de uso principal", dice el investigador Marc Zao-Sanders, en un post de la Universidad de Harvard.
En su estudio, citó el ejemplo de una persona que recurre a la IA como terapeuta. "De donde yo vengo, en Sudáfrica, la asistencia sanitaria mental apenas existe; hay un psicólogo para 1 de cada 100.000 personas y un psiquiatra para 1 de cada 300.000 personas. Los grandes modelos lingüísticos están al alcance de todos y pueden ayudar", indicó.
En Uruguay, los estudiantes uruguayos lo utilizan, aunque no es el principal tipo de uso, según una encuesta revelada por El Observador en la última semana.
El psicólogo Roberto Balaguer distingue tres formas de uso de ChatGPT en contextos emocionales.
La primera es “en el sentido más googleano del asunto”, es decir, pedir información o consejos puntuales.
La segunda, y más relevante, es “la posibilidad de generar un diálogo reflexivo sobre el sentir, sobre las emociones, los impulsos”.
Finalmente, se destaca el uso de la IA como “una suerte de alter ego” que permite pensar acciones o verbalizar pensamientos.
“Un alto porcentaje de las respuestas que da son adecuadas y permiten reflexionar”, afirmó el psicólogo. Según explicó, muchos usuarios encuentran en esta tecnología un espacio íntimo similar a “una suerte de diario personal”.
“Quizás no todo, pero una buena parte sí”, responde Balaguer ante la posibilidad de reemplazo del psicólogo por IA.
Sostiene que “las profesiones vinculadas al cuidado y la empatía son de las más difíciles de reemplazar hoy por hoy”.
Aclara que “lo más difícil quizás sea eso que decís sin decir, eso que insinuás con un gesto, con una mirada”.
Balaguer enfatiza que ChatGPT puede funcionar como “puente, no suplantación” en el camino hacia una consulta profesional.
“Generalmente te conduce a un profesional. Te dice: estaría bueno que vieras a un terapeuta”.
Además de su uso por pacientes, Balaguer imagina un uso por parte de los terapeutas.
“Lo interesante sería que fuera un complemento del propio terapeuta”, plantea.
Sugiere que ChatGPT puede ser “una ayuda paraclínica, que te ayude a tomar mejores decisiones como terapeuta”.
El experto advirtió sobre riesgos como la dependencia emocional o el aislamiento: “Estamos en camino a que el humano pase a ser actor secundario”, dijo, y alertó que “el otro 100% adaptado a vos puede ser muy narcisista y solipsista”.
Por último, sostuvo que la inteligencia artificial “va a significar un cambio en el foco, la cantidad y la calidad de las consultas”, pero que aún persiste una dimensión humana que, por ahora, sigue siendo insustituible.
Alma Pérez, magíster en Psicoanálisis, psicóloga clínica y docente de la Universidad Católica, tiene una mirada más crítica respecto al uso de la IA como "terapeuta".
"La escucha y la interacción con la inteligencia artificial tiene bastante de autoayuda. Que hay gente que le sirve, que recurre a eso, sí, es cierto. De hecho, históricamente los libros de autoayuda son unos de los más vendidos. Y la gente los consume porque son de los más vendidos. Pero no es lo mismo que un tratamiento", había expresado en abril a El Observador.
Alma se refirió al caso del youtuber Tomás Mazza, quien aseguró que habla todas las noches con ChatGPT y le responde como si fuera un psicólogo. "No defiendo lo que él sostiene de hacer terapia con la inteligencia artificial. Pero sí defiendo que a él le sirvió ese modo de decir algo y de poder poner en palabras", explicó.
Anthropic, una de las empresas más grandes del mundo en inteligencia artificial que ha desarrollado un modelo de lenguaje, publicó una investigación que aborda este tema en la última semana tras un análisis "anónimo" de 4.5 millones de conversaciones.
Es la primera vez que una de estas compañías indaga sobre el uso interno que tienen sus usuarios.
En su caso, solo el 2.9% de las conversaciones con Claude son de naturaleza afectiva; La mayoría de los usuarios lo utilizan para tareas laborales o de creación de contenido (vale destacar que esta IA se caracteriza por ser muy buena en matemática y generación de código).
El análisis muestra que el tono emocional de los usuarios tiende a volverse más positivo a medida que avanza la conversación, lo que sugiere que Claude no amplifica la negatividad. En menos del 10% de los casos, Claude "se resiste" a las peticiones del usuario. Cuando lo hace, suele ser para protegerlo, como negarse a dar consejos peligrosos sobre dietas o a apoyar autolesiones.
Anthropic considera esta investigación un primer paso. Les preocupa que la "empatía infinita" de una IA pueda crear expectativas poco realistas en las relaciones humanas. Por ello, están colaborando con expertos en salud mental para garantizar que Claude ofrezca respuestas seguras y pueda dirigir a los usuarios a ayuda profesional cuando sea necesario, buscando siempre que la IA mejore la conexión y el crecimiento humano en lugar de disminuirlo.