Un vuelo de Ryanair, el FR3418, que cubría la ruta entre Pisa (Italia) y Glasgow Prestwick (Escocia), tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia en el aeropuerto de Manchester el pasado 3 de octubre, después de quedar a solo seis minutos de quedarse sin combustible.
La aeronave, un Boeing 737-800 operado por Malta Air en nombre de Ryanair, atravesaba condiciones meteorológicas extremas debido a la tormenta Amy, lo que complicó los intentos de aterrizar en sus aeropuertos de destino iniciales.
Las autoridades aeronáuticas británicas han iniciado una investigación para determinar las causas del incidente y examinar cómo se gestionó el combustible durante el vuelo.
El vuelo de emergencia y la gestión del combustible
El vuelo, que comenzó en Pisa, Italia, y tenía como destino Glasgow Prestwick, Escocia, se vio afectado por la tormenta Amy, cuyos vientos alcanzaron los 160 km/h. Las condiciones meteorológicas hicieron que el piloto no pudiera aterrizar en los aeropuertos previstos de Prestwick ni en Edimburgo, lo que obligó a desviar la aeronave a Manchester, donde finalmente pudo aterrizar.
Según los informes, el avión aterrizó con solo 220 kg de combustible, lo cual es suficiente para aproximadamente cinco o seis minutos de vuelo. Aunque el vuelo duró unas 4 horas y media, el doble de lo habitual, los pilotos decidieron declarar una emergencia (mayday) para garantizar la seguridad del aterrizaje, después de los intentos fallidos en los otros aeropuertos.
Preocupaciones sobre la seguridad
Este aterrizaje de emergencia generó preocupaciones sobre la gestión de combustible durante vuelos largos, especialmente cuando se enfrentan a condiciones meteorológicas adversas. Aunque Ryanair ha confirmado que el incidente fue reportado a las autoridades pertinentes y está cooperando con la investigación, el caso pone de manifiesto la importancia de cumplir con los estándares internacionales de seguridad.
El protocolo estándar de la aviación internacional establece que una aeronave debe aterrizar con al menos 1.000 kg de combustible restante, para permitir tiempo suficiente en caso de emergencias o desvíos imprevistos.
En este caso, la aeronave estaba muy por debajo de este umbral, lo que ha llevado a las autoridades a investigar si la cantidad de combustible cargado al inicio del vuelo fue suficiente o si hubo algún fallo en la planificación.
Investigación en marcha
Las autoridades aeronáuticas británicas han abierto una investigación para entender las causas exactas de este incidente y examinar la gestión de combustible. Las investigaciones se centrarán en determinar si el cálculo de combustible realizado antes del vuelo fue el adecuado y si se siguieron correctamente los procedimientos de emergencia.
En paralelo, la seguridad de los vuelos y la correcta gestión del combustible seguirán siendo un tema de debate entre las aerolíneas, los reguladores y los expertos en aviación. La industria se enfrenta a un desafío constante para equilibrar la eficiencia operativa con la seguridad en situaciones imprevisibles.