17 de agosto 2025 - 8:19hs

Estados Unidos ha intensificado su presión sobre el mandatario venezolano Nicolás Maduro al acusarlo de liderar una organización criminal vinculada al narcotráfico. Al mismo tiempo, deja entrever la posibilidad de recurrir a la fuerza militar, una opción que Donald Trump mantuvo sobre la mesa en varias ocasiones durante su primer mandato. En respuesta, Maduro reactiva su narrativa de resistencia antiimperialista y exhibe el respaldo de las Fuerzas Armadas.

Washington sostiene que Maduro encabeza el llamado Cártel de los Soles, una red criminal en la que estarían implicados altos mandos militares venezolanos. En línea con esta acusación, el secretario de Estado, Marco Rubio, advirtió que el gobierno de Trump empleará todo su poder -incluido el Departamento de Defensa- para enfrentar estas organizaciones. En paralelo, The New York Times informó que el presidente firmó una orden que habilita operaciones militares dentro y fuera del país contra los grupos narcotraficantes, catalogados como organizaciones terroristas.

Trump en conferencia de prensa 13-8-25 - AP

A esta ofensiva se suma el reporte de Reuters, que asegura que Estados Unidos ya ordenó el despliegue de fuerzas aéreas y navales en el sur del mar Caribe para combatir a las bandas narco. Consultado por la prensa, Rubio no confirmó ni desmintió esta información, pero subrayó que “el Cártel de los Soles es una de las organizaciones criminales más amplias que existen en el hemisferio, que desafortunadamente no se le ha prestado suficiente atención”.

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Rubio insistió en que "hay grupos narcoterroristas designados que operan en la región. Algunos de ellos utilizan el espacio aéreo internacional y las aguas internacionales para transportar veneno a Estados Unidos. Y esos grupos serán confrontados. El presidente lo ha dejado claro desde el momento en que asumió el cargo".

En ese mismo tono, el secretario de Estado afirmó que "el régimen de Maduro no es un gobierno legítimo". "Nunca lo hemos reconocido como tal. Son una organización criminal que básicamente ha tomado el control de un territorio nacional, de un país y que, por cierto, también está amenazando a las empresas petroleras estadounidenses que operan legalmente en Guyana", añadió.

La fiscal general de Estados Unidos, Pam Bondi, aseguró durante una entrevista en el canal Fox News que el gobierno estadounidense ha confiscado más de 700 millones de dólares en activos a Maduro "en mansiones, carros, aviones y joyas".

El fantasma de la intervención

Durante su primer mandato, Trump contempló en reiteradas ocasiones el uso de la fuerza militar para derrocar a Maduro. La idea, lejos de ser marginal, está documentada en las memorias del ex asesor de seguridad nacional John Bolton (The Room Where It Happened) y del ex secretario de Defensa Mark Esper (A Sacred Oath), quienes reconstruyen reuniones entre altos funcionarios y conversaciones directas con el presidente.

Bolton relata que en agosto de 2018, "durante una reunión convocada para abordar diversos temas, surgió el asunto de Venezuela y Trump me pidió encarecidamente: 'Hazlo'. Se refería a derrocar el régimen de Maduro. Y añadió: 'Es la quinta vez que lo pido'". Agrega en su relato que "Trump insistió en que se inclinaba hacia una intervención militar en Venezuela y después hacerse con el país, porque 'en realidad, forma parte de Estados Unidos'".

John Bolton - AP
El ex asesor de seguridad nacional John Bolton

El ex asesor de seguridad nacional John Bolton

Esper afirma que Trump había estado obsesionado con Venezuela desde los primeros días de su administración, "con la vista puesta en utilizar la fuerza militar para derrocar a Maduro". Relata que en una reunión con el presidente interino Juan Guaidó planteó esta posibilidad, aunque su impresión es que estaba poniendo a prueba al líder opositor, quien agradeció la ayuda, pero enfatizó que los venezolanos "quieren recuperar su país por sí mismos".

El ex secretario de Defensa cuenta que Mauricio Claver-Carone, encargado de los asuntos del hemisferio occidental en el Consejo de Seguridad Nacional, presionaba para que se adoptara una línea dura frente al régimen venezolano. En esa estrategia encontró respaldo en Robert O'Brien, consejero de Seguridad Nacional, quien simpatizaba con las opciones militares.

Relata que, en una reunión del Consejo de Seguridad Nacional, Claver-Carone defendió abiertamente la adopción de medidas agresivas. Advirtió a Trump que no derrocar al gobierno de Maduro perjudicaría la seguridad nacional y añadió: "No creo que quiera ver una noticia en el Wall Street Journal diciendo que esto ocurrió bajo su mandato".

MAURICIO CLAVER CARONE - EFE.jpg
Claver-Carone fue elegido por Trump como enviado especial para América Latina

Claver-Carone fue elegido por Trump como enviado especial para América Latina

Tanto Esper como Bolton coinciden en que el acceso a las reservas petroleras de Venezuela era un factor clave en el interés de Trump por el país. No obstante, Esper indica que permitir que aliados del régimen de Maduro como Rusia, China e Irán ganaran o reforzaran su presencia en el hemisferio occidental era motivo de gran preocupación.

Un punto central es que los dos funcionarios se opusieron a una intervención militar. Para Esper, no existían razones que justificaran poner en riesgo vidas estadounidenses, ya que - según escribió- "había otras formas de abordar estas cuestiones". Bolton, según su relato, indicó que "la militar no era la mejor respuesta", especialmente ante la previsible oposición del Congreso, y sostuvo que era posible "lograr el mismo resultado trabajando con los opositores a Maduro".

Además de la falta de apoyo de dos figuras clave en materia de defensa, Esper relata que el fiscal general Bill Barr propuso centrar los esfuerzos en la lucha contra el narcotráfico hacia Estados Unidos, evitando distracciones en operaciones militares. Barr argumentó que existía una "conexión directa" entre el tráfico de drogas y el régimen de Maduro, y que ese enfoque captó poderosamente la atención de Trump.

Las recientes declaraciones de Marco Rubio permiten entrever que, a diferencia del enfoque cauteloso de figuras como Esper y Bolton, la administración actual podría estar dispuesta a considerar el uso de la fuerza militar como parte de una política más agresiva contra los carteles de droga, en línea con la narrativa que vincula al régimen de Maduro con el narcotráfico.

Cohesión interna

Ante la amenaza, Maduro ha levantado el discurso antiimperialista y exhibe el apoyo de las Fuerzas Armadas como garantía de estabilidad. "Yo le digo a los imperialistas no se atrevan porque la respuesta pudiera ser el inicio del final del imperio norteamericano. Dejen quieto a quien quieto está", afirmó.

Marcha en apoyo a Maduro - 11-8-25 - EFE
Marcha en Caracas en apoyo a Maduro

Marcha en Caracas en apoyo a Maduro

En una transmisión en cadena nacional, los distintos componentes de la Fuerza Armada respaldaron al mandatario. El pronunciamiento fue reforzado por todos sus cuerpos operativos, incluyendo la Guardia de Honor Presidencial y la Dirección General de Contrainteligencia Militar, y se amplificó como muestra de unidad con la llamada "fusión militar-policial-popular", que integró al Servicio Bolivariano de Inteligencia, la Policía Nacional Bolivariana y organismos de investigación judicial.

Rodeado por los integrantes del Alto Mando, el ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, rechazó las acusaciones contra Maduro y calificó como ofensiva la vinculación del presidente con el narcotráfico: "Es una falta de respeto a la inteligencia de todos, de ustedes, generales presentes, que tienen criterio, que conocen el mundo, que se han preparado con tanto esfuerzo, afirmar así sin más que sus comandantes, que el presidente Maduro, está metido en el narcotráfico".

Consultado sobre el despliegue militar de Estados Unidos en el Caribe, el ministro del Interior, Diosdado Cabello, respondió: "Nosotros también estamos desplegados. Estamos desplegados en todo el Caribe que nos corresponde, en nuestro mar", y agregó que cuando la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) "se mueve es para asegurar el transporte de drogas, para ellos".

En paralelo, el gobierno busca mostrar apoyo en las calles. El pasado 11 de agosto, el Partido Socialista Unido de Venezuela convocó a la "gran marcha antiimperialista por la paz y contra el narcoterrorismo de la ultraderecha fascista", en la que cientos de militantes, vestidos con las tradicionales camisetas rojas del chavismo, recorrieron una de las principales avenidas de Caracas en respaldo a Nicolás Maduro.

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