Ideada en 2022 como canal para reportar fallas en servicios públicos, VenApp fue presentada por el gobierno de Nicolás Maduro como una aplicación digital orientada a fortalecer la participación ciudadana. Tres años después, su propósito ha cambiado de forma significativa. Según lo anunciado por el mandatario venezolano, la plataforma será integrada a un entramado de vigilancia y control, en coordinación con las fuerzas de seguridad, la milicia y las comunas.
En un acto transmitido en cadena nacional, Maduro ordenó que VenApp se articule “de inmediato” con la Fuerza Armada, las unidades comunales de milicia y las bases populares de defensa integral. El objetivo, según explicó, es crear una aplicación dentro del sistema “para que el pueblo, de manera segura, esté reportando las 24 horas del día, todo lo que ve, todo lo que oye, para seguir ganando la paz, la tranquilidad. Es una idea maravillosa”.
Maduro - conferencia de prensa - 15-9-25 - AFP
Maduro en conferencia de prensa
AFP
El giro de VenApp, del reporte comunitario al monitoreo permanente, ocurre en un entorno marcado por presiones externas e inestabilidad interna. Estados Unidos señaló a Maduro como jefe del llamado Cartel de los Soles —una organización que cataloga como narcoterrorista— y desplegó fuerzas militares en el Caribe como parte de una operación antinarcóticos. Al mismo tiempo, la población venezolana enfrenta una nueva ola de deterioro económico: la aceleración de los precios y la profunda devaluación de la moneda reactivan el temor a una hiperinflación.
Una ventana para delatar
El uso de VenApp como herramienta de vigilancia y control no sería del todo nuevo. Tras las elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024, en las que Maduro resulto reelecto en medio de contundentes denuncias de fraude, surgieron indicios de que la aplicación fue utilizada para facilitar la delación ciudadana y reforzar la represión política.
Después de los comicios brotó una ola de descontento y protestas en barrios populares. Dos días después, desde el palacio presidencial de Miraflores, Maduro anunció ante sus seguidores la apertura de una nueva funcionalidad en VenApp: “Una ventana especial (…) para que ahí, de manera confidencial, me pongan los datos de todos los delincuentes que han amenazado al pueblo, que han atacado al pueblo, para ir por ellos, para que haya justicia”.
Las cárceles se abarrotaron con más de 2.000 presos políticos. En un comunicado sobre la situación poselectoral en Venezuela, Matt Mahmoudi, director de la Iniciativa Silicon Valley de Amnistía Internacional, advirtió que “al alentar la denuncia de manifestantes y proporcionar una plataforma en la que esto se pueda hacer en gran escala, el gobierno venezolano corre el riesgo de violar el derecho internacional humanitario”.
Represión de protestas tras elecciones 2024 en Venezuela - EFE.jpg
Represión policial en una protesta en Caracas tras las elecciones de 2024
EFE
En una carta abierta publicada una semana después de las elecciones, decenas de organizaciones de derechos humanos, entre ellas Access Now, Acceso Libre y Acción Ciudadana, junto a expertos en plataformas digitales, advirtieron que “el gobierno ha intensificado sus medidas de vigilancia y censura digital, utilizando herramientas como la aplicación de mensajería VenApp para informar sobre actividades disidentes”.
La carta también alertó que, en ese momento, VenApp incorporó “funciones que permiten a los usuarios alertar a las autoridades sobre actividades consideradas sospechosas por el Estado, que abarcan categorías como ‘guarimba fascista’ (término utilizado para describir las protestas de la oposición), saqueos, desorden público e incluso ‘desinformación’, dirigida a periodistas”.
Represión digital
La nueva aplicación que proyecta el sistema VenApp no es una herramienta aislada. El 28 de julio, al cumplirse un año de la elección presidencial, el observatorio digital ProBox, junto a aliados como La Hora de Venezuela, publicó un balance en el que advirtió que “se consolida una maquinaria comunicacional sofisticada que combina propaganda, vigilancia, formación, represión y censura”.
“Este ecosistema no solo busca moldear la opinión pública, sino paralizar la protesta, desacreditar la crítica y mantener el poder a través del miedo y la manipulación. La represión ya no se limita a la calle: ahora se ejecuta también desde los algoritmos, las pantallas y las redes”, agregó.
Un aspecto relevante, explica ProBox, es que “ante el bloqueo de X (antiguo Twitter) en Venezuela y el cambio de dinámica digital, el régimen reconfiguró su estrategia comunicacional a través del Siscom, un sistema interno de mensajería del Ministerio de Comunicación. Esta red secreta permite emitir instrucciones precisas en tiempo real a funcionarios, militantes y comunicadores afines”.
El sistema se asemeja a una red de grupos de WhatsApp por donde se emiten órdenes como compartir mensajes, activar etiquetas, inundar los comentarios. “El chavismo ha profesionalizado su propaganda digital, haciendo del Siscom un centro neurálgico de su maquinaria de manipulación y respuesta rápida. La espontaneidad en redes sociales ha sido sustituida por una estructura organizada, controlada y funcional al poder”, dice ProBox.
Según el informe de ProBox, el chavismo no solo coordina su maquinaria digital, también la profesionaliza. A través de programas como Lauicom, la Escuela Influye y cursos dictados por la Academia RT (Rusia Today), se entrena a simpatizantes para convertirse en operadores digitales capaces de replicar el discurso oficial.
Este modelo convierte a los influencers oficialistas en piezas clave de las campañas digitales. Al operar desde cuentas personales, proyectan una narrativa aparentemente espontánea o popular, cuando en realidad responden a una lógica entrenada y organizada. ProBox advierte que estas estrategias se inscriben dentro de las denominadas “operaciones de información maliciosa”, por su capacidad de engañar, acosar y manipular la conversación pública en redes.
Noticias prohibidas
La maquinaria digital del chavismo no se limita a la formación de operadores ni a la manipulación discursiva en redes. También se sostiene en un sistema de bloqueo informativo que restringe el acceso a medios independientes y reduce los márgenes del debate público.
Protesta por libertad de prensa en Venezuela - EFE
El pasado 18 de octubre, la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) denunció que el bloqueo a internet en Venezuela afecta a más de 80 páginas digitales de noticias, incluidas las de medios internacionales como CNN y NTN24. Según el organismo, esta acción se ejecuta a través de compañías de telecomunicaciones como Telefónica y su filial Movistar, que concentran más del 50% del mercado de internet en el país.
En paralelo, 18 periodistas permanecen encarcelados y se ha intensificado el apagón estadístico, con el objetivo de impedir la difusión de datos que contradigan el discurso oficial. En este contexto, el país ha quedado sin acceso a indicadores económicos esenciales como la inflación, el tamaño del PIB o el volumen de exportaciones e importaciones.