Entre las calles empedradas y los edificios notables de la Place des Vosges, en el distrito de Marais, donde la sombra de Victor Hugo aún se proyecta sobre los paseantes, el gran escritor parece interpelar a los parisinos con sus palabras inmortales: “La tolerancia es la mejor religión”. Nada más propicio para recibir los Juegos Olímpicos de París 2024, conocidos oficialmente como Juegos de la XXXIII Olimpiada.
Este escenario, una de las cinco plazas reales de París, tiene el hedor de la historia y la lucha por la justicia social en cada rincón. Aquí, su legado cobra vida en un momento en que la ciudad olímpica necesita desesperadamente serenidad. Hugo, con su voz poderosa, parece susurrar a los corazones acelerados, recordándoles la importancia de la unidad en tiempos de discordia.
Francia, y en particular la capital del hexágono, ultima detalles para que en horas oficialmente se acojan las celebraciones inaugurales olímpicas, en medio de un clima político adverso y un descontento social palpable. Este evento universal, que debería ser un motivo de celebración y orgullo nacional, se desarrolla cuando la política está sumida en una crisis tras las recientes elecciones legislativas.
No obstante, y a pesar de las 44.000 barreras, más vallas, controles y los insoportables códigos QR, la capital, sus principales calles y avenidas son ahora escenarios monumentales para reflejar con magnificencia la contienda deportiva global. Esto ocurre simultáneamente cuando Emmanuel Macron, presidente de Francia, se enfrenta a una encrucijada, intentando equilibrar las expectativas gimnásticas con las demandas políticas y sociales de una Quinta República en ebullición.
Las elecciones legislativas recientes en Francia han dejado un panorama político fragmentado y sin claridad. La disolución de la Asamblea Nacional por parte de Macron, una medida que asumió "en conciencia", no ha logrado aportar la "claridad" deseada. Por eso, el galo busca en estas dos semanas una ‘tregua institucional’ con la idea de aplacar las tensiones hasta pasadas las competencias, cuando buscará un compromiso para formar un gobierno efectivo.
Es evidente el descontento social. Una encuesta reciente de IFOP-Fiducial reveló que un 36% de los franceses muestra indiferencia hacia los Juegos Olímpicos, un 24% se siente preocupado y un 5% está enfadado. Solo un 23% de los encuestados expresó satisfacción al pensar en el evento, aunque esta cifra ha mejorado desde el 11% registrado en mayo.
La seguridad es otro tema crucial. Francia ha desplegado un impresionante dispositivo de seguridad para los Juegos, con al menos 30,000 policías y gendarmes movilizados cada día, una cifra que podría aumentar a 45,000 en jornadas clave. Además, 20,000 agentes de seguridad y 10,000 soldados estarán desplegados para garantizar la seguridad de los participantes y espectadores. Sin embargo, la presencia masiva de fuerzas de seguridad ha generado críticas y preocupaciones entre parisinos y turistas, que ven su ciudad convertida en una fortaleza, una ciudad insoportable.
Pese a estas tensiones, se espera que la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de París 2024 sea un espectáculo impresionante. Macron, en una entrevista, destacó el orgullo de Francia por ser una "democracia viva" que ha podido organizar elecciones y ahora se prepara para unos Juegos inolvidables. La apertura se desarrollará en el río Sena y la torre Eiffel también formará parte del recorrido. Los deportistas atravesarán la ciudad en 90 embarcaciones hasta llegar al Trocadero, sitio elegido para la inauguración, y una histórica presencia, por su cantidad, de líderes mundiales.
El director del evento, Thomas Jolly, ha planeado un espectáculo grandioso de más de tres horas, con la presencia de voces femeninas icónicas. Lady Gaga, Céline Dion y Aya Nakamura estarán entre las artistas que iluminarán la ceremonia. Céline Dion, que regresa a los escenarios tras problemas de salud, interpretará “El himno al amor” de Edith Piaf, mientras que Aya Nakamura abordará el repertorio de Charles Aznavour acompañada por la Guardia Republicana. Este choque de culturas y universos musicales, que también incluye la participación de Juliette Armanet y la pianista Sofiane Pamart, promete momentos de gran emoción.
En medio de la espectacularidad, con atletas de todo el mundo compitiendo por la gloria, está el desafío frente a las amenazas terroristas, ataques híbridos rusos y protestas ciudadanas. Hasta los bailarines de la apertura han advertido sobre una huelga en reclamo de mejoras para las condiciones durante el día de la ceremonia central. Los Juegos Olímpicos de París 2024 quieren ser un respiro temporal en medio de las múltiples demandas, un símbolo de unidad y orgullo, con desafíos internos significativos y un continente europeo, incluso, marcado por la guerra en Ucrania.
En última instancia, los Juegos ofrecen una tregua, pero no una solución. La capacidad de Francia para navegar este período complicado determinará si este “impasse olímpico” se convierte en una oportunidad para el cambio o simplemente en una pausa en una larga serie de conflictos. París, con su Notre Dame aún sin terminar, se erige como un símbolo de esperanza y resistencia, pero también de un trabajo inconcluso. La verdadera reconstrucción, tanto de la catedral como del país, dependerá de la capacidad de sus líderes para unir a la nación más allá de la efímera gloria olímpica, reflejando un mundo sumido en un caos interminable.
Mañana será el bautismo de fuego de los Juegos, algunas de cuyas competiciones comenzaron el miércoles. A las 19:30 horas de Paris, en presencia de mas de un centenar de jefes de Estado y ante mil millones de espectadores, la ceremonia de inauguración marcará su inicio, regresando después de su edición en 1924 a la capital francesa. Este desfile de atletas, por primera vez fuera de un estadio, reflejará la ambición de estos Juegos ‘tricolores’, que prometen ser “populares”, “verdes” e “inclusivos”.
“Todos necesitamos volver a entusiasmarnos. Todos veremos, a partir del viernes por la noche, por qué valió la pena”, insistió Emmanuel Macron durante una reciente entrevista televisiva. La hora crucial para la 'aventura de un siglo' para una nación y, por qué no, para un planeta desanimado.
