En alguna instancia, el debate estuvo alrededor del lenguaje inclusivo y de los pronombres sin género. En otras instancias, el debate tuvo que ver con la incorporación de palabras usadas en la jerga a los diccionarios.
"Me encanta poder agregar palabras nuevas en un diccionario que no son típicas, como emojis. No se consideran palabras, pero buscamos lo que está pasando por un proceso de lexicalización", dice Kelly E. Wright, lingüista experimental que forma parte del Comité de Nuevas Palabras de la Sociedad Estadounidense de Dialectos en conversación con El Observador.
Es que las formas del habla, y las palabras que se usan en cada lenguaje dicen mucho: de quién es alguien, de su postura política, de los temas sociales que le importan, de la sociedad en la que vive y de cómo percibe la realidad. Incluso, de qué redes usa.
Según Wright, "los diccionarios empezaron como una forma de catalogar o documentar las palabras que había en un idioma para ayudar a enseñar a la gente una variedad particular. Muchos de los primeros esfuerzos de creación de diccionarios tenían como objetivo asegurarse de que un idioma se mantuviera igual, que fuera estático. Pero el lenguaje evoluciona, como cualquier otro sistema natural, por lo que no es estático en absoluto. Así que el proyecto pasó rápidamente a intentar documentar todo lo que estaba sucediendo en todas partes. Ahora no tenemos una edición impresa de diccionarios, pero sí que lo hacemos a un ritmo cíclico para intentar mantenernos al día y actualizar cómo se utilizan las palabras y qué significan".
Y elegir una palabra del año, como hacen muchos diccionarios a nivel mundial, “es un concepto un tanto maldito”, dijo Wright este año al New York Times.
Es “una tarea imposible” porque “es como estar parado en la orilla de un río de corriente rápida y pedirle a alguien que decida qué molécula de agua es en realidad el río”, agregó.
Este año, el diccionario Oxford eligió la palabra (o el concepto) “brain rot”, que significa “deterioro cerebral” en español. La definieron como “el supuesto deterioro del estado mental o intelectual de una persona, especialmente visto como resultado del consumo excesivo de material (ahora particularmente contenido en línea) considerado trivial o poco desafiante. También: algo caracterizado como susceptible de conducir a dicho deterioro”.
El Merriam-Webster eligió “polarización”, el Collins English Dictionary eligió “brat”, el diccionario de Cambridge eligió “manifestar” y el Macquire eligió “enshittification”, que refiere al deterioro de las plataformas digitales.
¿Cómo las eligen? Cada diccionario tiene su método. Pero, a grandes rasgos, todos analizan grandes colecciones de lenguaje. Lo que los linguistas llaman “corpus” o “cuerpo” del lenguaje.
Midiendo la frecuencia de palabras usadas es como determinan qué valoró o qué priorizó la sociedad ese año.
Oxford, por ejemplo, hizo una votación pública con más de 37.000 personas. Los expertos en idiomas de la universidad crearon una lista de seis palabras que reflejaran el estado de ánimo y las conversaciones que dieron forma al 2024, la abrieron al público, y así fue que seleccionaron “brain rot”.
Merriam-Webster, en cambio, tiene un pequeño comité que elabora una lista breve y la decide un grupo de expertos y redactores de diccionarios. Pero otros diccionarios, como Cambridge, elaboran una lista breve y la envían al público, que vota a partir de una lista muy breve de candidatos. La Sociedad Estadounidense de Dialectos lo hace mediante crowdsourcing. En 1990, el proceso comenzó con una votación en directo durante nuestras reuniones anuales.
Las palabras del año comenzaron la Sociedad Estadounidense de Dialectos en 1990. La primera ganadora fue “bushlips” (“labios de Bush”, en español) y se trató de un término que describía una política mentirosa inspirada en George Bush cuando subió los impuestos tras haber declarado en campaña: “lean mis labios, no habrá nuevos impuestos”.
El Mirriam-Webster apareció en 2003 con la palabra del año y en 2004 le siguió el diccionario Oxford.
"Se trata de un debate bastante amplio en nuestra comunidad sobre qué sucede si hacemos una declaración eligiendo una palabra que haya tenido una vida política o no. Estoy del lado de que toda la vida es política. No se puede hacer una elección sin tomar una postura de algún tipo. Hace un par de años, Miriam-Webster, uno de estos grandes diccionarios eligió 'mujer' como su palabra del año. Y también habían actualizado muy recientemente la definición de 'mujer' para incluir a las personas que no nacen con ese sexo, para que fuera una definición más inclusiva que reconociera el desempeño del género, o simplemente el ejercicio del género", comenta Wright.
Casper Grathwohl, presidente de Oxford Languages escribió tras la publicación de la palabra del año que “si analizamos la Palabra del Año de Oxford de las últimas dos décadas, podemos ver la creciente preocupación de la sociedad por cómo evolucionan nuestras vidas virtuales, por cómo la cultura de Internet está permeando gran parte de lo que somos y de lo que hablamos”
Y explicó que “brain rot” expresa los peligros percibidos de la vida virtual y del uso el tiempo libre. “Parece un capítulo siguiente y legítimo en la conversación cultural sobre la humanidad y la tecnología. No es sorprendente que tantos votantes hayan adoptado el término y lo hayan respaldado como nuestra opción este año” agregó.
En 2022, el diccionario Oxford eligió “goblin mode” (en español “modo goblin”), que refiere a un comportamiento que es autoindulgente, perezoso, vago o egoísta, y que rechaza las expectativas y normas sociales.
Y, en el evento en que se anunció la palabra de ese año, el lingüista y lexicógrafo estadounidense Ben Zimmer dijo que “el modo goblin realmente habla de los tiempos y del espíritu de la época, y es sin duda una expresión de 2022. La gente está mirando las normas sociales de nuevas maneras. Les da a las personas la licencia para deshacerse de las normas sociales y adoptar otras nuevas”.
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Pero, ¿las palabras seleccionadas representan realmente la temperatura del año? Según Wright, no. Eso, debido al movimiento constante del idioma: "creo que la cantidad de lenguaje que se utiliza todos los días es una cantidad astronómica de palabras y sonidos. Cuando realmente comenzamos a sentarnos y pensar en 7 mil millones de personas materializando sus pensamientos en cualquier momento, es mucho lenguaje el que se genera y nosotros. Nunca seremos capaces de describir, capturar, escribir, categorizar todo eso".
Aunque, confiesa, "al mirar décadas de estas elecciones, de alguna manera traza un mapa de nuestras preocupaciones e intereses como una comunidad global que es particularmente fascinante y siempre generativa".