Junto con la fragmentación de hábitats, la dispersión de especies exóticas, los cambios en los microclimas y la contaminación, el atropello de fauna es una de las consecuencias más directas y visibles de las carreteras sobre los ecosistemas y la biodiversidad.
Cuenta a Cromo Hugo Coitiño, de la ONG Ecobio (Ecología y Conservación de Biodiversidad de Uruguay), que actualmente las estimaciones sobre el impacto que presentan las carreteras sobre la biodiversidad aún son parciales en América Latina y el Caribe. El país de la región con más investigaciones en esta temática es Brasil, seguido de Costa Rica, México, Argentina y Colombia. No obstante, "Uruguay no está ajeno a esta problemática", afirma Coitiño.
En 2015, Ecobio comenzó la Red Nacional de Monitoreo de fauna atropellada, un registro llevado a cabo con la colaboración de personas que voluntariamente envían fotografías y coordenadas geográficas de los atropellos. Para "fortalecer el muestreo y la participación" en 2019 se creo el Proyecto ECOrutas, que, a través de la app Epi Collect 5 permite que cualquier persona contribuya al registro de fauna atropellada a través de su celular.
Hasta la fecha la red cuenta con más de 3 mil registros, de los cuales el 90% son mamíferos, el 8% aves y el 2% reptiles. Informa Coitiño que entre los mamíferos, las especies con mayor número de individuos atropellados son: el zorrillo (Conepatus chinga), el zorro gris (Lycalopex gymnocercus), el zorro de monte (Cerdocyon thous) y la comadreja mora (Didelphis albiventris). También se registraron especies amenazadas tanto a nivel nacional como internacional como el oso hormiguero chico o tamandúa (Tamandua tetradactyla), gato de pajonal (Leopardus munoai), margay (Leopardus wiedii) y tatú de rabo molle (Cabassous tatouay).
En cuanto a las aves, se pudieron identificar la perdiz y la torcazas con el 10% de los datos cada una. La especie más afectada de reptil es el lagarto overo, con el 44% de los registros totales.
Afirma Coitiñi que la ciencia ciudadana con la participación de la sociedad, así como el trabajo con los tomadores de decisiones son "piezas clave" para fortalecer los trabajos de conservación de la biodiversidad.
Los trabajos de registro permitieron que en el 2019 el Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP) implementase las primeras medidas de mitigación en las carreteras identificadas como de alta mortandad de mamíferos. De esta forma, en las carreteras N°9 y N°15 del departamento de Rocha (que se encuentran cerca al Paisaje Protegido Laguna de Rocha que integra el Sistema Nacional de Áreas Protegidas de Uruguay -SNAP-), se instalaron carteles indicativos de cruce de fauna y disminuciones de velocidad.
Este año se ha comenzado a monitorear estas medidas de mitigación para evaluar su efectividad. A su vez, se está investigando la utilización de los puentes por parte de los animales para cruzar las carreteras, lo que "permitirá evaluar si los mismos pueden ser adaptados como pasos de fauna a largo plazo", entre otras investigaciones.
Como se informaba al inicio, el atropello de fauna, si bien es la consecuencia más impactante y visible, no es la única influencia en el ambiente de las carreteras y otras carreteras viales. "La fragmentación de hábitat está considerada uno de los factores más importantes en la pérdida de biodiversidad", afirma Coitiño, pues supone una reducción del hábitat total disponible, creando parches naturales que pueden no contar con los recursos suficientes para que las especies presentes sobrevivan.
Además se da en denominado "efecto borde", los bordes de las carreteras crean nuevas condiciones (de temperatura, humedad, radiación, susceptibilidad al viento...), que a su vez generan hábitats para algunas especies que hacen que estas se aproximen a la carretera. O, también, el "efecto barrera", que implica la limitación de la movilidad de las especies, y, por lo tanto, su dispersión y colonización de nuevos espacios.
Finalmente, un impacto invisible pero importante es la contaminación química, sonora y lumínica, que provoca un n aumento de metales pesados, hidrocarburos y gases como el dióxido de carbono", informa Coitiño.
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