"El alcohol cero mató la copa de vino del mediodía"

Fernando Pettenuzzo es el presidente de la Asociación de Enólogos del Uruguay, y tras el encuentro con sus colegas charló con El Observador sobre la calidad del vino nacional, el impacto en su profesión de la ley de alcohol cero en el tránsito y por qué cierran bodegas cada año en Uruguay.

¿Qué posición tiene sobre la ley de alcohol cero en el tránsito?

El gobierno nos complicó la vida a los enólogos. Como profesionales no tenemos manera de no tener una ingesta involuntaria. Necesariamente debemos tragar vino para terminar de evaluarlo. No somos consumidores, somos profesionales de la enología que necesitamos degustar y tragar el vino. Y considero que la tolerancia cero no debería ser tal; debería existir algo de tolerancia. La tolerancia cero también ha disminuido y convertido a los consumidores. La copa que se tomaba la gente al mediodía con la comida no se toma más por miedo. De noche puede haber alternativa de traslado, pero la copa de vino al mediodía, esos 120 mililitros junto a un buen plato de comida, eso no incidía en nada en el manejo y fue algo que se perdió. Más allá de la pérdida de consumo, lo que quiero transmitir es la pérdida de costumbre por miedo, por una política de impacto. El vino es un vector cultural, y no estoy para nada de acuerdo con que pongan al vino en la misma bolsa que la droga. Con eso sí estoy muy molesto.

¿Y cuál es su propuesta?

Voy a seguir peleando por mi profesión, porque necesito tener una tolerancia de 0,3 (gramos por litro de sangre), que no es causa de accidentes. Los accidentes que se generan por el alcohol son con más de 1,0. Eso lo sabemos todos. Esto modifica los cimientos, y me genera preocupación por la pérdida de costumbre de tomarse una copa de vino con la comida, que el metabolismo lo absorbe, aunque es obvio que va a quedar 0,1. El que se va a tomar una medida de whisky, vodka u otra bebida destilada sabe que va a tener 0,8, y no lo acompaña con comida. En Francia está medido y son tres copas de vino para la tolerancia de 0,5. No pido eso, pero sí tomar una copa de vino al mediodía.

¿Cree que el sector del vino hizo escuchar su voz en este tema?

Estamos peleando. No digo de ir a prender fuego cubiertas al Palacio Legislativo, pero la vida me enseñó que si no levantás la mano para reclamar nadie te va a preguntar si te pasa algo. No soy de ir al choque, porque probablemente nos perjudique, pero indigna que metan al vino en la bolsa de las drogas. El vino es un alimento y así está declarado, por definición es la fermentación del jugo de uva.

¿Qué opina sobre el consumo de vino importado, sobre todo chilenos de gamas bajas?

El vino uruguayo está en una constante mejoría. Capaz que a los enólogos nos falta el aspecto comercial para trasladárselo al vino, pero veo que en las nuevas generaciones de enólogos se prueba más vino y de ese ejercicio salen aprendizajes que luego se transmiten a sus productos. El mito de que el chileno es mejor es complicado de revertir, por más que nuestro vino sea superior. Estoy convencido de que tenemos buenos vinos y podemos llegar a tener una relación calidad/precio mucho mejor que la del chileno. Pero luchar contra esa idea instalada no es fácil. Es una tarea que tenemos que hacer todos, llevando una botella de vino uruguayo abajo del brazo adonde vaya.

¿Por qué todos los años cierran bodegas uruguayas?

Es una pregunta compleja. La rentabilidad hace que se tomen decisiones, pero para mí no es necesario llegar a ese punto, hay que estar buscando alternativas en virtud de los cambios que hay. Si no se adaptan para tener rentabilidad, nadie va a regalarla. Aunque se tenga una bodega chica, las decisiones son empresariales. Hoy el consumo baja y eso pasa en el mundo. Las empresas cierran, pero si tal vez alguien las asesora, encuentran salida.

¿Se refiere a que lo familiar también tiene su lado artesanal y amateur que juega en contra?

Exactamente. Tienen que ser conscientes de que son empresarios. Si se llega a fin de año y los números están en rojo hay un problema. Tampoco le echo la culpa al empresario que se funde por ignorante, pero si no se tiene un reciclaje y no hay búsqueda de innovación y adaptación al mercado, es difícil tener lo que le daba de comer hace 30 años. Hay que buscar alternativas, el mundo gira muy rápido. También hay veces que la transmisión de poder a las nuevas generaciones cuesta. No atribuyo el problema a una sola razón, sino que son muchos los ítems por los cuales el empresario toma la decisión de cerrar.

El G4 enológico en Montevideo

Los representantes de las asociaciones de enólogos de Uruguay, Argentina, Brasil y Chile, dialogaron en Montevideo sobre el nivel de la capacitación disponible en cada país. Luego de un repaso coincidieron en que la calidad de la educación uruguaya en la materia es muy buena, ya que se trata de algo específico y gratuito. En Chile, por ejemplo, quien desee ser enólogo debe recibirse primero de ingeniero agrónomo y luego hacer una especialización breve en enología. Las carreras en Argentina y Brasil para ser enólogos no son mejores que en Uruguay, más allá de los recursos y amplitud de opciones en esos países. El G4 también intercambió sobre la calidad de las vendimias en la región. En ese sentido, Argentina ha sufrido las inclemencias del tiempo en los últimos años.