Economía y Empresas > COLUMNA / KARINA PITTINI

¿Habilidades blandas versus duras?

Conceptos que en ocasiones enmarcan la evaluación, selección, contratación y promoción de personas para puestos laborales, educación y otros
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15 de noviembre de 2018 a las 05:00

Karina Pittini
Directora de Human Capital Consulting Uruguay

El acuerdo es que lo hard refiere a la formación técnica, académica y experiencial, siendo que  la obtenemos en procesos formativos.   Son necesarios para el desempeño de las diversas funciones en el ámbito laboral y profesional, reconocibles y consideradas iguales en la mayoría de las organizaciones, siendo  fácilmente medibles.

En tanto las habilidades blandas también llamadas transversales o soft, son capacidades o destrezas que refieren a rasgos, aptitudes, actitudes y valores.  Integran la  inteligencia emocional, varían según la cultura organizacional y si bien es medible, su medición en sí es más compleja.

¡Hard y soft no pueden ser disociadas!  Aún a pesar que persisten en algún contextos y organizaciones, una sobrevaloración a lo hard, años de investigación avalan datos relevantes en favor de la importancia destacada de valorizar las habilidades blandas. La evidencia empírica demuestra que los diplomas no alcanzan para garantizarnos el desempeño exitoso ni la detección del talento.

La propia evolución y los avances tecnológicos confirman que solo sobrevivimos y evolucionamos en relación con otros, así como que somos seres emocionales que aprendimos a pensar, colocando la gestión de las emociones y las relaciones  -con uno mismo y con los otros- en un privilegiado lugar.

En mi práctica profesional me encuentro con personas que necesitan desarrollar habilidades transversales para avanzar y desarrollarse en sus carreras, sus roles, su vida. La consciencia y ocupación en estas habilidades va en aumento independientemente del área, edad y profesión.

A pesar de la claridad en importancia de las habilidades soft, viejos indicadores -tales como el cociente intelectual- que nacieron antaño en un contexto que nada tienen que ver con los actuales, en ocasiones subsisten como predictores de desempeño y éxito. La investigación y los hechos respaldan que ante similares habilidades y conocimientos técnicos y CI, la inteligencia emocional se lleva el  90% de lo que hace que las personas aumenten su éxito.

¡Las habilidades blandas son una ventaja competitiva y se aprenden! Si a lo largo de nuestra vida las aprendemos a través de modelos y experiencias en la interacción con otros, es claro que podemos aprenderlas por voluntad. La educación basándose en  estos datos, está cambiando la forma y el foco de la enseñar.  ¿Sabías que ya existen las llamadas “escuelas invertidas”? Promueven que los niños accedan a la información y conocimientos técnicos en línea, asistiendo a la escuela por consultas específicas que requieran y ¨fundamentalmente¨, a entrenarse en habilidades sociales en la interacción con pares y referentes. Los resultados de estas escuelas ya son destacadamente positivos y se universalizarán en el futuro cercano.

La buena noticia es que las habilidades blandas  se aprenden, podemos desarrollarlas rápidamente y con alto impacto, participando de procesos que involucren  crecimiento -personal, profesional o ambos-, como ser entrenamiento o procesos de coaching y procesos experienciales.  

 

 

 

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