Ante la inminente reforma en la seguridad social que tendrá que encarar el próximo gobierno, El Observador conversó con uno de los principales expertos en derecho del trabajo y seguridad social, Rodolfo Saldain, que aseguró que la reforma de 2008 costó ocho veces más que lo planificado y que la futura reforma abre una ventana de oportunidad.
Hay consensos en casi todo el sistema político de la necesidad una nueva reforma en Uruguay.
El tema es bien profundo y parte de dos circunstancias del entorno que vienen dadas. Una es la longevidad y su masificación. Desde la reforma del 1995 hasta ahora la esperanza de vida creció dos años en Uruguay, pero mucho más allá de ese punto, es lo que va a crecer. No podemos pensar este tema con la cabeza de lo que viene ocurriendo 10 o 15 años atrás, sino en lo que va a ocurrir en 20 o 30 años. Es seguro, que salvo alguna catástrofe que no está en ninguna previsión, la esperanza de vida va a seguir creciendo y probablemente a un ritmo desconocido. Por lo tanto, no es posible pensar que haya un sistema que pueda pagar jubilaciones durante años y años. De la mano con eso lo que va a ocurrir es que la población va a decrecer. No solo la económicamente activa, sino toda.
¿La seguridad social es necesaria modificarla cada 20, 30 años o no se piensa a más largo plazo?
La reforma del 1996 fue una experiencia absolutamente novedosa en Uruguay, que debió ser monitoreada de una manera que no lo fue. No tuvo una gobernanza adecuada del sistema y eso es una lección que hay que aprender. Ninguna institución era responsable de funcionamiento del sistema como tal. El Ministerio de Trabajo ha sido muy débil y el Banco de Previsión Social (BPS) por su peso es dominante y hace lo que quiere. No debe ser así, no hay nadie que monitoree en su conjunto, o incluso, que sea un contrapeso en las decisiones del BPS. Toda organización requiere de una supervisión. Uno puede pensar que el Banco República es un excelente banco y que está gestionado de una excelente manera, pero precisa un Banco Central. La seguridad social por la dimensión de los recursos involucrados requiere de una supervisión y una gobernanza muy profesional.
¿Qué evitaría?
Que no ocurra lo que pasó con la reforma de 2008. Había un problema real que había que abordar y contemplar, pero costó ocho veces más de lo previsto. Hubo un desajuste realmente inadmisible. El número de jubilados desde 2008 se disparó. Para la reforma que se hizo en 2008 se hizo una estimación subvaluada en ocho veces.
Diego Vila "En el siglo XX la seguridad social funcionaba bien porque crecía la gente en edad de trabajar y la economía, con crecimiento salarial. El esquema piramidal funcionaba, pero ahora estamos en un momento en que se empieza a tener problemas porque la población en edad de trabajar ya no crece. Y en el mundo industrializado los salarios están viviendo un momento de estancamiento".
El déficit solo del BPS es de alrededor de US$ 800 millones en la actualidad.
Aunque supongamos que se soluciona el problema del déficit mágicamente, el problema sigue estando porque es un tema de sesgo generacional del gasto público. La principal riqueza que tiene un país como Uruguay y que la desperdicia, es su gente joven. Sin embargo, los mayores niveles de pobreza están ahí. Hay que hacer un foco grande allí. No podemos seguir destinando un volumen de recursos infinitos a la población mayor. Hay un sesgo generacional muy fuerte. Ponle que no hubiera déficit, pero si el nivel del presupuesto de las jubilaciones sigue creciendo y creciendo, ¿qué hacemos con la gente más joven? Es cierto que hay muchos que cobran poco, pero también hay muchos que cobran durante demasiado tiempo.
Todo un desafío.
Hay que repensar el trabajo y el sistema de seguridad social. No es posible que las nuevas generaciones en un sistema de reparto vayan a poder financiar buenas jubilaciones de una población dependiente y creciente. Los estudios que hay ponen muy en tela de juicio que las nuevas generaciones sean más ricas que las anteriores, por lo que la solidaridad intergeneracional hay que verla con mucha cautela. Otro tema importante es la masificación de la longevidad que se está dando y que tampoco es igualitaria, es muy heterogénea.
¿A qué se refiere?
Hay dos grandes lineamientos. Uno es biológico, las mujeres viven entre cuatro y cinco años más que los hombres. Uruguay por decreto resolvió que esto no es así y aplica tablas unisex de mortalidad. La otra tiene que ver con el nivel socioeconómico y educativo de las personas. Las personas con educación terciaria y nivel educativo alto viven entre cuatro y cinco años más que los que no lo tienen. Estos factores son importantes cuando se habla de edades de retiro. Tampoco es posible pagar jubilaciones durante 25 o 30 años y menos en un sistema de reparto, que a diferencia del de la capitalización el dinero no está acumulado. Hoy en el mundo se está dando una tendencia de contraer los esquemas de reparto y aumentar los de capitalización.
"El diseño que Uruguay tiene de retiro parcial por alguna razón fracasó. La ley de retiro parcial no puede andar nunca. Tenés que bajar tu carga de trabajo a cuatro horas, por lo que vas a cobrar la mitad de tu salario y además vas a cobrar la mitad de tu jubilación".
¿Por dónde se tiene que encarar la reforma en Uruguay?
Hay que ver todas las cajas. En el largo plazo ninguna de las cajas paraestatales es viable. Ni la Bancaria, ni la Profesional, ni la Notarial. ¿Tiene sentido, y capaz que lo tenga, estirar esa situación? Capaz que políticamente haya que hacerlo, pero la verdad es que hay que abordar todo. No soy partidario de que haya regímenes sustitutivos del general. Creo tiene que haber un régimen general de base para toda la población y complementarios autofinanciados por esas cajas. Hay que ir a un sistema de cuatro pilares de cobertura. Uno básico que es el que estructura el sistema, de seguro social clásico (BPS hoy). Se requieren cambios en los parámetros, tasas de remplazo, edad de retiro y el período que se toma para el básico jubilatorio. Para poder jubilarse a edades más tempranas hay que pedir más de 30 años. Después al BPS hay que volver a ponerlo en trayectoria de sustentabilidad, que lo estaba hasta 2040, pero no lo está más.
¿Qué otros pilares?
Lo ideal sería comprimir un poco más el pilar de responsabilidad pública, yendo a un mayor aporte al ahorro individual y menos al solidario. Pero ojo, eso hay que compatibilizarlo con la situación del déficit, porque si quitas recursos al sistema público te aumenta el problema fiscal. La administración del ahorro obligatorio a cargo de las AFAP ha tenido cosas muy buenas y cosas no tan buenas. Quedó evidenciado que dejar que la competencia defina los niveles de precios por la administración de los fondos no funcionó y el costo fue excesivo durante bastante tiempo. Cuando se actuó con la ley de “cincuentones” de 2017 se le dio el poder de permitir que haya competencia o no, a República AFAP. Esa fue una muy mala solución. Ahí hay una oportunidad de mejora, de regular de una manera distinta. También tenemos solo dos fondos y es posible generar algunos más, tres o cuatro fondos más. Quizás algunos con un mayor nivel de riesgo, que permitan la oportunidad de mayor ganancia. Permitir que las persones opten y en caso de no hacerlo, con una solución por defecto. También hay que generar un pilar tres de cobertura, que sea voluntario con ciertos estímulos.
"En el mundo son tres las cosas que los sistemas tienen que lograr: alta cobertura a la población, dar prestaciones sustentables y viables y tener suficiencia. Uruguay tiene un problema en la segunda. Los países más exitosos son los que tienen sistemas mixtos, pero con un componente antiguo y alto de capitalización (Holanda, Suecia, Dinamarca)".
¿Hay que dar malas noticias en lo que se viene?
Nunca en esto son buenas noticias. Hay que tratar de comunicar de la mejor manera y agotar las posibilidades de acuerdo. Hay una oportunidad interesante de llegar a un acuerdo entre todos. Tenemos una situación de velo de ignorancia que ya no es hipotético, es real. No tenemos idea quien va a ganar en 2024 o quién va a gobernar el país en los próximos diez, quince años. Todos los sectores con potencialidad de acceder a los gobiernos han tenido experiencia y han tenido que lidiar con este tema. Todos tienen estímulos para encontrar una solución buena, justa y viable.
El origen de la seguridad social
"El sistema de seguridad social nace como una respuesta política de Otto Von Bismarck al creciente movimiento socialista en la Prusia de la época. Es una respuesta política a un movimiento político. Estaba creciendo el proceso de industrialización, urbanización y de creciente protesta social, que desembocó en el surgimiento de un proletariado más organizado. La seguridad social fueron un conjunto de leyes que intentaron establecer de alguna manera un acercamiento hacia los trabajadores, también para que no se mirarán las ideas de corte más socialistas que estaban en auge. Tuvo un enorme éxito tanto en la adhesión de la gente, como a nivel internacional fue rápidamente incorporado el mecanismo prácticamente en todo el mundo".