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¿Por qué los millennials rechazan el capitalismo?

Los nacidos entre 1980 y 1996 tienen una visión más positiva del socialismo en relación a generaciones anteriores, debido, en gran parte, a sus propias experiencias como la de la crisis de 2008
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23 de marzo de 2019 a las 05:01

Uno de los más icónicos juegos de mesa, el Monopoly, lanzó en noviembre una versión del producto pero para millennials, en la que a diferencia de la características clásicas, en lugar de que el objetivo sea acumular dinero y propiedades, lo es juntar experiencias. 

Forget real estate, you can’t afford it anyway (Olvídate de los bienes raíces, de todas formas no puedes pagarlos), se puede leer sobreimpreso en la caja de presentación del juego de la compañía estadounidense Hasbro.

 Encontrar lugares para comer –como un bistró vegano–, retiros espirituales o ir a una festival de música son algunas de las opciones que se ofrecen para intercambiar en las nuevas relaciones de compraventa que propone el popular entretenimiento.    

Más allá de reflejar la preferencias culturales y socioeconómicas de los nacidos entre 1980 y 1996, que eligen gastar sus ahorros en experiencias antes que en bienes, diversos estudios arrojan que la percepción de los millennials sobre el capitalismo difiere con aquellos crecidos durante la Guerra Fría, cuando el capitalismo ofrecía una opción de libertad frente a regímenes opresores. 

Un sondeo efectuado por el Instituto de Política de Harvard en 2016, reveló que más de la mitad de los millennials “rechazan el capitalismo” y tienen un visión positiva del socialismo, pero entendiendo este último concepto en términos de socialdemocracia al estilo escandinavo. En la misma línea, en 2018 la Encuesta Gallup arrojó que solo el 45% veía al capitalismo positivamente, cuando en 2010 era de 70%.  

La diferencia, explicó el economista de CPA Ferrere, Germán Deagosto, radica en que mientras los millennialm no vivieron el fracaso del comunismo, sí fueron testigos de la crisis de 2008 y la recesión posterior que trajo consigo.

“La compresión del socialismo o del capitalismo también está dada por los acontecimientos que experimentamos. La crisis de 2008 definió aspectos centrales en la cotidianidad de esta generación: salarios bajos, dificultades de inserción, precariedad laboral, menores redes de seguridad, endeudamiento y un mayor costo de vida”, comentó Deagosto en su columna del programa Fácil Desviarse de Del Sol FM. 

En una encuesta del think tank británico Resolution Foundation, se concluyó que mientras la generación de baby boomers (nacidos entre 1946 y 1964) tenía un 92% de posibilidades de ganar más que sus padres, en el caso de los millennials es del 50%. En este sentido, apuntó Deagosto, es la primera generación en la historia moderna que está peor que sus antecesores en términos de ingreso.

Con una reinstalación de los estados de bienestar, muchos llamaron al período que fue entre el fin de la segunda guerra y la crisis del petróleo en 1973 como la era dorada del capitalismo, por el gran crecimiento económico –como nunca antes– alcanzado y el enfrentamiento entre ambas potencias. 

La diferencia en la tendencia comparativa con la generación X (la intermedia entre millennials y los nacidos pos Segunda Guerra Mundial) en la inserción al mercado laboral es, a su vez, similar con la de los baby boomers.

Para la generación más educada de la que haya registro, el matrimonio, los hijos, la vivienda y el empleo llegan considerablemente más tarde que en el caso de sus antecesores. Esta realidad, implica una mayor y más duradera dependencia económica para con sus padres en relación a otras generaciones. 

Concentración 

Una vez superado en Occidente el feudalismo como sistema político predominante, el capitalismo como modo de producción, con todas sus contradicciones, pasó por diversas etapas. 

El capitalismo como sistema, sin embargo, presenta flexibilidad y capacidad de recuperación. A medida que la tecnología se fue difundiendo la industria también pasó a bajar sus márgenes, dando lugar a la dinámica financiera, con un fuerte impulso sobre todo en la década de 1990. 

Más allá que esta postura de aversión de los millennials al capitalismo puede derivar del idealismo juvenil de cada generación, que se disipa con los años, el rechazo de los jóvenes al libre mercado también puede responder a la concentración del mercado por parte de la industria tecnológica. 

Facebook, Google o Apple son los casos más notorios a nivel global, generando oligopolios que pueden llevar a la depresión de los salarios, la productividad y aumento de precios, al concentrar por poner un caso, la publicidad digital que podrían obtener los medios de comunicación, importantes generadores de contenido para sus plataformas. 

A pesar que la generación millennial en términos de bienestar vive mejor que todas las anteriores, este descontento se hace visible en el surgimiento de liderazgos políticos como el de Bernie Sanders o más recientemente el de Alexandria Ocasio-Cortez, que se presenta como “socialista y demócrata”, una rareza para la realidad política estadounidense hace unas décadas.

Por lo pronto, y teniendo en cuenta que probablemente se trate de la generación más globalizda de la historia, los jóvenes occidentales son más homogéneos que en el pasado. 

En Uruguay 

Según un estudio realizado por el Ministerio de Desarrollo Social en 2015 sobre la situación de los jóvenes en el mercado laboral uruguayo, el desempleo entre los jóvenes de 15 a 24 años es en promedio el triple que el de la población en general. Además poseen menos cobertura de la seguridad social. 

En tanto, una investigación de Fundación Teléfonica de 2018 mostró que a la hora de buscar trabajo priorizan por encima de todo el sueldo, pero también les interesa el ambiente laboral, el crecimiento profesional y el equilibrio entre la vida laboral y la vida personal. Los jóvenes uruguayos rechazan las jerarquías y prefieren un trabajo en el que se les dé participación. Les gusta tener flexibilidad horaria y les importa el manejo ético de la empresa para la que trabajan. En caso de que no se sientan cómodos es probable que renuncien porque no tienen miedo a quedar a la deriva. Seis de cada diez millennials uruguayos, además, dijeron tener un emprendimiento propio o planes de lanzar algún proyecto a la brevedad. 

El investigador en cultura digital, Roberto Balaguer, dijo que hay una visión social y de propósito mucho más marcada. “Se ve muy claro en el emprendedurismo. Hay una consciencia de ambiente y ecológica. De todas formas está concepción globalizada de estar inserto en el mundo es una visión capitalista. Lo que no se perdona es el capitalismo salvaje, pero se tolera el capitalismo con una visión y un propósito más contemplativo”, explicó. 

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