Roberto Cava De Feo

Roberto Cava De Feo

El comportamiento en la vida cotidiana > COMPORTAMIENTO/ ROBERTO CAVA DE FEO

¿Puede el comportamiento traicionar a una mujer o a un hombre?

En temas de comportamiento es preciso cuidar los modales
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16 de agosto de 2017 a las 05:00

Guardo un recuerdo muy grato de mis estudios de posgrado. Estábamos estudiando un tema de comportamiento y quizás o sin quizás, uno de los participantes esbozó una posible solución. El profesor, con una sonrisa lo interrumpió diciéndole: "Più in alto voi volate" ("Vuelas demasiado alto"). Esas palabras de una ópera me las aplico para que, junto con los amables lectores de "EL OBSERVADOR" consideremos hoy un dicho muy sencillo: "en la mesa y en el juego se conoce al caballero y a la dama también."

Las mujeres y los hombres comemos. En cambio, los animales se alimentan. Por eso, somos capaces de comer un poco menos de lo que nos gusta mucho y un poco más de aquello que no nos apetece tanto. Comemos con elegancia para que nadie sienta repugnancia. Por eso no miramos a quienes comen. No se trata de codificar en normas pétreas, sino de animarnos siempre a enseñar el arte de comer a quienes dependen de nosotros.

Días atrás observé en un dibujo, el diálogo entre un padre y un hijo de corta edad. Los dos están sentados junto a la mesa para comer. El niño excedido en la comodidad tiene sus dos pies puestos sobre el asiento. Hay un diálogo antológico y el muchachito dice al papá: "No quiero sentarme bien", "no quiero comer con la boca cerrada," "voy a comer como me da la gana". Los profesionales de la Psicología tendrán una respuesta rápida al ejemplo. Por nuestra parte, es un sinceramiento poco afortunado y un ejemplo de subjetivismo.

Las formas de comportamiento arraigan y no podrán transgredir el buen gusto. Por eso será nuestra mejor carta de presentación que, de una manera inconsciente nos acompaña. Recuerdo a una niña que sentada en la mesa de una heladería, atacó despiadadamente a la copa en la cual le habían servido una impresionante porción.

Cuando le acercaron el helado, estaba acompañado por un tenedor y una cuchara de postre. La chica tomó los dos utensilios. Levantó un poco los brazos e hincó el tenedor en el helado. Con la mano derecha fue intentando llevar a su boca lo servido. Pero, desgraciadamente, falló.

Tenía que haber puesto su mano sobre la base de la copa y con la ayuda de la cuchara en la mano derecha, lograría ir tomando el helado. Sin embargo, el tenedor y la cuchara hicieron trastabillar todo y el helado terminó en el piso. Eso nos puede suceder también a nosotros cuando, en una cena nos sirven una copa con palmitos y langostinos. Todo el arte está en sujetar siempre la copa con la mano izquierda. Al finalizar de comer, el tenedor y la cuchara quedarán sobre el plato que sostiene la copa.

Otro caso. En nuestro idioma tenemos el sustantivo "broqueta". Sin embargo, nos gusta llamarla "brochette". Es la preparación culinaria sabrosa y muy vistosa que, a veces nos puede poner en aprietos a la hora de comer.

Por lo general, se utilizan pinchos metálicos y algunas veces de madera. Los trozos de carne y verdura se presentan ensartados. Hay dos maneras para actuar con corrección. La primera nos permite asir el pincho con la mano izquierda mientras que, con la ayuda de un tenedor, vamos retirando los elementos y los llevamos a la boca. La segunda ofrece la posibilidad de asir el pincho con la mano izquierda. Con la derecha y con un tenedor retiramos todo lo que estaba ensartado en el pincho y lo dejamos sobre el plato. Entonces, con tranquilidad llevaremos a la boca cada uno de los elementos con la ayuda de un tenedor.

No olvido que en una ocasión coincidimos varios matrimonios en una cena. Es verdad que las broquetas no son un plato muy corriente. Sin embargo, me dio pena ver cómo un comensal muy cercano asió el pincho con las dos manos y lo fue comiendo como si se tratara de un choclo. . No se puede dar asco a los demás con nuestras formas. Es fuerte el término, pero se entiende bien.

Comencé con aquello de "en la mesa y en el juego se conoce al caballero y a la dama también". Ahora viene a mi memoria otro dicho que encierra verdades que colaboran. Es "se puede imitar a una persona culta en su forma de hablar. Es posible imitarla en su manera de vestir, pero nunca será posible imitarla en su forma de comer a menos que se hagan muchos actos hasta adquirir el hábito que admiramos en otro.

Hombre al fin, he omitido decir que hay broquetas saladas y dulces. También las frutas pueden lucirse. Continuaremos avanzando con las normas del saber estar. No están en un código. Pertenecen al ámbito espléndido en el cual se perfecciona nuestra naturaleza animal racional.


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