Opinión > OPINIÓN/ NELSON FERNÁNDEZ

A Sendic lo cocinaron a "baño maría"

Unos lo empujaron a hacer lo que lo condenó y otros lo empujaron a caer
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10 de septiembre de 2017 a las 13:16
S endic fue como el chocolate que se funde a "baño maría", ese que se cocina a fuego lento y en forma indirecta. Lo "cocinaron" sin que se diera cuenta, y cuando lo hizo, ya era tarde. Raúl, el hijo del que levantó la bandera de "los peludos" y prendió la llama de la revolución en los años sesenta, se había creído el cuento que le hicieron sobre sus condiciones de líder de renovación, al que tenía el destino marcado en la frente con el sillón presidencial.

En su vida personal, que se ha vuelto un drama de impredecible desenlace, le han hecho más daño los que le hicieron creer aquel relato victorioso, que los que lo empujaron al vacío en las últimas horas. Aquellos no quisieron hacerle daño, pero lo hicieron. El "baño maría" es un método que consiste en poner lo que se quiere disolver dentro de un recipiente chico, que va dentro de otro más grande, con agua hirviendo. Se calienta el líquido del recipiente grande, el que va calentando gradualmente el contenido del recipiente más chico; en forma suave pero constante.

Sendic no es el único que se presentó con un título universitario falso. Por ejemplo, el secretario político del Frente Amplio y director de Impresiones y Publicaciones Oficiales (IMPO), Gonzalo Reboledo, se presentaba como sociólogo y tampoco tenía título, pero sigue lo más campante en ambos cargos. Sendic no es el único que pagó gastos personales con dineros pú- blicos, ni en el gobierno de Mujica ni en anteriores y en muchos casos por montos mayores.

Sendic no es el único que gestionó un ente con despilfarro de dineros públicos, que hizo inversiones por más de lo previsto, que generó un déficit alarmante y con sospechas de irregularidades. Sendic no es el único que miente o que cambia de versión.

Si hasta se puso de moda lo de "como te digo una cosa, te digo la otra". ¿Por qué cayó entonces? Porque Sendic incurrió en todo eso a la vez, que es malo por sí mismo; porque a la hora de defenderse lo hace tan mal que es dificil de imitar, y porque para el Frente Amplio se había convertido en una molestia que era insoportable, intolerable e inaceptable.

Pero sobre todo, Sendic cayó porque sus propios compañeros de ruta se convencieron de que lo peor viene en el juzgado penal que lo investiga, y que antes que sea procesado lo mejor era sacarlo de encima. El Tribunal de Conducta Política manejó en su fallo un concepto firme sobre la ética de los gobernantes: la corrupción no se determina a partir de cierto monto; es corrupción y punto.

Mujica discrepa con eso y tiene una vara flexible para medir el comportamiento. No es una diferencia ideológica ni de consideración de estrategia política: es una concepción de valores. Esa concepción fue un semáforo en verde para el despilfarro en ANCAP y en ANTEL. Pero la gente no compra eso de que se puede meter la mano en la lata, si es por unas monedas y pocos billetes; hay una reserva moral que determina que la intolerancia a la corrupción es diferente a la de otros países.

Los uruguayos se indignaron con los US$ 5.000 que ANCAP dio a una radio que no existía. La fiesta de La Teja con un altísimo costo por persona indignó tanto o más que lo de la cal o el portland. Sendic cayó por lo que hizo, por cómo lo hizo, y por su pésima defensa.

Cayó por su desprestigio personal, por su desbarranque de popularidad, por ser objeto de todas las burlas políticas, y porque a la mayoría del Frente le daba vergüenza tenerlo en sus filas (y en ese cargo). Pero lo que hizo en ANCAP fue porque tuvo luces verdes y aplausos, y nunca una observación. ¿Por qué iba a detenerse si le hacían creer que esa gestión era su catapulta a la Vicepresidencia primero y a la Presidencia después? Ahora, otros aceleraron una caída que veían inevitable.

Y como Mujica no cedía en la defensa, tanto para protegerlo como para mostrar su poder en la interna frentista, y como no era posible un consenso para una sanción ejemplarizante que satisficiera a los indignados votantes, fue necesario poner a Sendic a "baño maría". Y eso se prolongó hasta la ma- ñana del sábado. Entonces Raúl no fue a defenderse sino a entregarse. Aquella gestión en ANCAP no fue catapulta, sino sepultura política. Y todavía queda la Justicia. Cae Sendic pero la factura de costos políticos todavía no está pagada.


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