Los adolescentes uruguayos cenan, en promedio, a las 22 horas.

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Los adolescentes uruguayos y el sueño: se acuestan más tarde y duermen menos que lo recomendable, según un estudio

Estudio uruguayo demostró que a los jóvenes que se quedan estudiando la noche previa a la prueba les va peor
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01 de septiembre de 2022 a las 05:04

“Si encuentras un esclavo dormido, no lo despiertes; puede que esté soñando con la libertad. Si encuentras un esclavo dormido, despiértalo y háblale de la libertad”, decía el ensayista libanés Jalil Gibrán.

Pero si encuentras a un adolescente uruguayo durmiendo, ni lo dudes: déjalo que descanse. Al menos eso sugiere un nuevo estudio que revela el bajo promedio de sueño de los jóvenes en días de clases.

Los neurocientíficos coinciden que los adolescentes deben dormir, en promedio, más de ocho horas por día. Es el tiempo que necesitan para limpiar algunas redes neuronales, asentar la memoria y regenerar la energía que requiere su desarrollo. Pero el biólogo uruguayo Ignacio Estevan descubrió, en su tesis doctoral, que los adolescentes uruguayos “duermen bastante menos que lo recomendable y eso podría estar incidiendo en su rendimiento: su sueño es de unas seis horas por noche”.

Estevan usó para su estudio unas pulseras capaces de medir las frecuencias de sueño y de exposición a la luz ambiental. Y al igual que lo hallado unos años atrás en su tesis de maestría, el científico comprobó que el problema está en la hora en que se duermen. Por eso sugiere —un poco en broma y otro tanto en serio— la fijación de una “alarma para irse a dormir”.

En España, uno de los países europeos en los que se cena más tarde, los adolescentes suelen dar paso a la última comida del día a las 21 horas. En Uruguay, en cambio, el promedio es después de las 22 horas. “Cenar tarde obliga a que la hora de irse a dormir también se corra: no solo por el proceso de digestión, sino también porque a la hora de comer uno suele estar expuesto a luz ambiente en horas nocturnas y retrasa el sueño”, dice Estevan.

Esos hábitos “tardíos” se conjugan, a la vez, con aspectos biológicos (hormonales) de la propia adolescencia que llevan a que la hora de irse a dormir se postergue. Cuando suena el despertador para ir a clase no logran superar las seis horas de sueño en promedio, salvo aquellos que hacen turnos vespertinos o nocturnos (aunque el estudio comprobó que, a excepción de las épocas de vacaciones, no alcanzan las ocho horas).

Este comportamiento de los adolescentes (por el cual están pocas horas expuestos a la luz natural: por la hora de despertarse o por estar encerrados en un salón) termina haciendo que duerman todavía menos, dado que "la luz natural ayuda a que el propio reloj biológico marque las horas de sueño”.

El científico halló un ejemplo de esto al estudiar a otro grupo poblacional: los bailarines de la Escuela Nacional de Danza. “En este caso ya hablamos de jóvenes que hacen actividad física a horas tardías y, a la vez, están expuestos a luz artificial a horas tardías… eso redunda en más estresores y, por tanto, menos capacidad de conciliar el sueño”.

Somos lo que dormimos

Hay una estrategia que siguen cientos de universitarios pero que, de acuerdo a la evidencia, está profundamente errada: estudiar toda la noche anterior a un examen. “Para que el conocimiento se transforme en memoria es importante dormir”, dice Estevan con el aval que le dan sus años de docente de Biología en liceos y los resultados de otro de sus estudios que forman parte del doctorado.

Estevan siguió a 400 universitarios de Ciencias y Psicología ni bien rindieron una prueba de las habituales en sus carreras. El 13% de los encuestados en Ciencias declaró que no durmió la noche anterior porque se quedó estudiando. Lo mismo el 15% de los consultados en Psicología. ¿El resultado? Esos alumnos fueron los que obtuvieron los peores desempeños.

“Los que declararon que durmieron más de ocho horas, en promedio, lograban exonerar. Lo contrario pasaba entre quienes no dormían nada”, señaló el investigador. “No es suficiente dormir para que te vaya bien, hay que estudiar. Pero también es necesario descansar bien previo a un examen”, concluyó.

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