A principios de esta semana, Calzados Guante anunció que bajaba sus cortinas productivas y daba un giro hacia la comercialización. La fuerte competencia asiática logró lo que ni la crisis de 1982-83 pudo: terminar con la fabricación nacional.
En los últimos nueve meses ya suman diez las firmas con marca registrada en regiones y en el país que apagaron sus motores: Maersk, Cial, Iansa, Pastas Suazo, Cajonera, Nibsa, Albano, Calzados Beba, Guante y la producción local de Fensa, Mademsa y Somela.
Algunas cerraron para siempre, mientras otras se dedicarán a vender los productos que importen desde el exterior, porque -a la postre- implican menores costos.
De ellas, de acuerdo con información de la Superintendencia de Insolvencia y Reemprendimiento (Superir), cuatro siguieron un proceso concursal de empresa deudora, es decir, van a una liquidación rápida de sus activos para propender el pago a los acreedores al no se viables.
Pastas Suazo tuvo una liquidación que se gatilla cuando fracasa el proceso de reorganización; CIAL y Beba lo hicieron a través de liquidación forzosa, donde un acreedor pidió el inicio del proceso concursal y calzados Albano fue voluntario, en el que el deudor pidió ante un juzgado activar el proceso.
"Son empresas ícono de las regiones que están vinculadas con la producción y el trabajo. Esto no solamente tiene un impacto en la economía y en la generación de empleo, hay un tema de moral ciudadana que se ve afectada porque son empresas con mucho sentido de pertenencia y arraigo", reflexiona el alcalde Linares, Mario Meza, quien afrontó el cierre de Iansa en esa zona.
En 2018 un total de 1.341 empresas iniciaron un procedimiento concursal de liquidación de activos (quiebra), un 33% más que en el periodo anterior.
En los cuatro años de vigencia que lleva la Ley de Insolvencia y Reemprendimiento, que reemplazó a la antigua Ley de Quiebras, un 61,6% de quienes se han sometido a este procedimiento son micro y pequeñas empresas y sólo un 16,4% de las liquidaciones han correspondido a grandes firmas.
Con los cierre de firmas emblemáticas el sector más golpeado ha sido el de la manufactura.
"El año pasado perdimos 36 mil puestos de trabajo y crecimos dos puntos menos que el resto del país. Lo de calzados Guante es una pena para la manufactura chilena y el desafío que tenemos es crecer en cantidad y calidad de empleo, porque la industria paga un 25% más que los servicios y la construcción, según datos internacionales. Es una lástima que perdamos estos puestos y se tengan que ubicar o reconvertir con ingresos menores para las personas", asegura el presidente de Asimet, Dante Arrigoni.
Ante la decisión de empresas emblemáticas de poner candado a sus actividades, las autoridades comunales y del gobierno central han activado planes de reinserción que permiten aliviar la situación de las personas, pero cuyas condiciones no se igualan a las que tenían los trabajadores previo al despido.
Arrigoni agrega que el país tiene que hacer un esfuerzo con políticas públicas para que la empresa y la manufactura local sea competitiva como en Europa y, en esa línea, considera fundamental que el proyecto de reforma tributaria que impulsa el gobierno contenga incentivos a la inversión.
Si no se apuesta por la modernización de la industria, "vamos a seguir sufriendo con empresas que cierran y se seguirán perdiendo fuentes de trabajo", advierte.
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