Corre desde los 8 años. Empezó a hacerlo acompañando a su padre, quien también era un apasionado de los deportes. En 2015 recibió el reconocimiento público tras ganar la ultramaratón de playa más larga del mundo, de 230 kilómetros, que se realizó en Brasil. Este domingo, con 50 años, Aníbal Lavandeira se enfrentará al mayor desafío de su carrera: la durísima Trans Gaule Mi Mil’KiL de 500 kilómetros, que recorre la campiña francesa, desde Lignac hasta Lodève.
Las ultramaratones son versiones extremas de la maratón olímpica, no solo por sus distancias, que superan ampliamente los famosos 42,196 kilómetros, sino que además suelen estar cargadas de difíciles desafíos naturales y físicos que se van presentando a lo largo del recorrido.
“Mi padre era una persona muy deportista y nos inculcó el deporte a mí y a mis hermanas desde chicos”, cuenta el corredor, quien tomó la posta del deporte en la familia. “Siempre me llevaba a caminar y a correr, y le llamaba la atención todo lo que aguantaba siendo muy chico”, agrega Lavandeira.
Su historia está llena de pasión, esfuerzo y constancia, por esa razón, en un país en el que esta actividad no logra una difusión masiva, sus conquistas adquieren un valor superlativo.
“En Uruguay como este tipo de carreras no son muy visibles, me destaqué saliendo al exterior, en Europa esta disciplina está a full, en Italia, España, Alemania, Francia y ahora está muy fuerte en Japón también”, sostuvo.
Lavandeira ganó algunas de las carreras más duras del mundo y cuenta con una marca personal que lo define como deportista y destaca su carácter: nunca abandonó una carrera.
“Este es un modo de vida. Cuido muchísimo mi cuerpo, los horarios y como gira todo en torno a esta pasión, mi familia ya está adaptada a este estilo de vida”, dijo.
No toma alcohol, no come azúcar, ni le gustan mucho las carnes rojas. Lavandeira contó que para entrenar largas distancias a veces va hasta Piriápolis o a Minas corriendo, “o hago la rambla (42km) dos veces de punta a punta; depende del día”.
Entrena todos tres veces por día. A las 5.30 con un grupo de corredores, al mediodía va al gimnasio y de tarde corre.
“Este tipo de carrera no las podés completar entrenando dos o tres meses antes, desde octubre del año pasado, cuando me invitaron, estoy entrenando. Acababa de salir cuarto en Suiza así que estaba con un buen nivel”, explicó.
Duerme poco para acostumbrar el cuerpo al poco descanso que tendrá que soportar durante la ultramaratón y cumple con una estricta dieta nutricional complementada con la ingesta diaria de todo tipo de suplementos.
La nutrición juega un papel clave en el rendimiento de Lavandeira. Por ejemplo, explicó que come 30 claras por día. “Lo que le doy a mi cuerpo es el combustible, por eso tengo una planificación diaria con mucha ingesta de proteínas y carbohidratos que no puedo dejar de cumplir” dijo.
Además es imposible pensar que solo con la ingesta de alimentos logre la energía suficiente: “estoy todo el día tomando suplementos, Whey Protein PWP 4 veces por día, Maltodextrina Maltox, Power Drink para reponer sales minerales antes, durante y después del entrenamiento y CN Hiperplus dos o tres veces por día con leche”, agregó.
Su secreto es un entrenamiento duro, una estricta nutrición y una voluntad de hierro.
Reconoce que, con 50 años, debe elegir bien las competencias en las que participa. “Cada vez tengo menos tiros, hace 40 años que corro y compito con chicos de 20 años, por eso soy muy selectivo con cada carrera y desafío que asumo. Para correr ultramaratones tenés que estar al 100% físicamente y mentalmente, no puedo tener ni una ampolla”.
Con un cupo de 60 personas, las pruebas para la Mi Mil’KiL las pasaron sólo 40 participantes. “Ellos te invitan porque conocen lo que hacés, tu rendimiento, pero te exigen los tiempos en determinadas carreras, tus marcas y que les envíes un video de tu entrenamiento en vivo”, explicó.
Sin dudas, la experiencia y la adaptación física del organismo también son muy importantes en este tipo de competencias. “Conocer tu cuerpo, manejar a la mente son elementos que solo te da la experiencia de haber corrido otras carreras”, reconoció.
En 2015 tuvo la posibilidad de correr la primera carrera de playa más larga del mundo en Brasil: 230 kilómetros desde la Barra del Chuy hasta el balneario Cassino.
“Era un desafío importantísimo porque estaba acostumbrado a la pista, donde cada 400 metros tenés todo lo que querés: comida, bebida, asistencia. En esta, teníamos un puesto cada 50 kilómetros, en un total de 230”, relata.
Se preparó con tiempo, entrenando mucho. Durante la carrera hubo una gran tormenta, pero eso no le impidió llegar primero a la meta y abrazar a su familia. Esta instancia lo reafirmó como referente y aumentó considerablemente su trabajo como entrenador.
Cuando lo tildan de “loco” o “adicto” a correr, dice que “el ser humano fue creado hace miles de años para correr, cazar, moverse constantemente y que hace 50 años el ser humano se sentó en un escritorio y cambió su ADN primitivo”.
“Pero la gente se está dando cuenta que hay que reactivarse, salir, entrenar, usar nuestro cuerpo que es perfecto”, concluyó.
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