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"Argentinitis", la moda que fracasa en el fútbol uruguayo

En Uruguay, un país influenciado por todo lo argentino, donde Tinelli rompió los ratings con Bailando y es un éxito Intrusos, los únicos que no cumplen las expectativas son los técnicos
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18 de marzo de 2019 a las 11:44

El día que Marcelo Tinelli se puso a contar chistes con unos amigos en un mostrador, frente a una cámara de televisión, pegó fuerte en Uruguay. Ni que hablar cuando fue cambiando su programa hasta transformarlo en un baile que rompió todos los ratings en Uruguay. En estas tierras, la gente mira Instrusos. Se interesa por saber los motivos de la muerte de Natacha Jaitt. En Uruguay se vive la argentinidad al máximo.

El fútbol no puede pasar desapercibido. La influencia llega. De un tiempo a esta parte muchos clubes se inclinaron por contratar entrenadores argentinos, muchos de los cuales ni siquiera reunían los antecedentes necesarios para tomar la conducción de algunos equipos.

El polémico y frontal Rosario Martínez, lo definió como “argentinitis”. El Tola Antúnez dijo: “No todos los técnicos podemos trabajar en todos los países y no todos los jugadores pueden jugar en todos los países. Hoy en el fútbol uruguayo te ponés un chupín y un saco sport y te crees que sabés”.

Polémicas al margen. La realidad señala que en Uruguay, en los últimos tiempos, triunfan Tinelli, Intrusos o Mirtha Legrand, pero no los entrenadores argentinos.

Rodolfo Arruabarrena, Pablo Marín, Julio César Toresani, Pablo Rodríguez, José Basualdo y, ahora, Eduardo Domínguez, entre otros, se fueron sin pena ni gloria de estas tierras. El último que tuvo éxito fue Marcelo Gallardo.

El éxito de Gallardo

A la hora de explicar las razones del éxito de Marcelo Gallardo se puede argumentar que, a diferencia de todos los demás, vivió una etapa como jugador en Nacional.

Esto le permitió conocer desde otro lugar la forma de pensar, la idiosincrasia, la forma de vivir el fútbol que tienen los uruguayos. Conocer desde adentro las carencias con las que se convive.

Gallardo vino a Uruguay. Como a todos le costó adaptarse. Sufrió una grave lesión y se quedó. Cuando se recuperó volvió para ser campeón. Fue su último año como jugador. Cuando pensaba en volver a su país el presidente tricolor de entonces, Ricardo Alarcón, lo sorprendió ofreciéndole la dirección técnica de Nacional.

Ya conocía todo. Desde la cocinera al canchero. Ni hablar de los jugadores.

Los fracasos de Nacional

Por estas horas el ambiente se sacudió con la salida de Eduardo Domínguez de Nacional. Su ciclo, que se mencionaba como proyecto y del cual había que tener paciencia, duró 81 días.

Nacional había tenido experiencias anteriores. En 1982 pasó sin pena ni gloria Alfio "Coco" Basile, en 1983 Miguel Ángel Basílico dirigió al llamado "Nacional de las Estrellas", en 1994 Eduardo Luján Manera no pudo con Peñarol en e segundo año de lo que terminó siendo un Quinquenio y en 2013 tampoco logró destaque Rodolfo Arruabarrena. 

En 2011 Alarcón le ofreció la dirección técnica a Marcelo Gallardo. Fue campeón. El título lo catapultó para llegar a River Plate de Argentina donde fue campeón de América en dos oportunidades.

Luego de una frustrada experiencia con el Chavo Gustavo Díaz, que había desempeñado una buena tarea en Defensor Sporting, los dirigentes fueron en 2013 por el argentino Rodolfo Arruabarrena. Su gestión no tuvo final feliz y se fue cuando le quedaban seis mese de contrato.

Argentinos por el Cerro

Rampla y Cerro, los vecinos de la Villa, han apostado en los últimos tiempos a la incorporación de entrenadores argentinos.

Sus contrataciones fueron recibidas con bombos y platillos, pero se fueron envueltos en polémicas.

En el año 2014, Cerro anunció la contratación de Pablo Rodríguez, ayudante técnico de Marcelo Gallardo en Nacional. Su gestión duró 15 partidos.

Después de probar con el colombiano Diego Barragán, desembarcó otro argentino campeón del mundo como jugador con la albiceleste como José Basualdo. Su ciclo no terminó bien.

Su vecino Rampla Juniors también apostó por técnicos argentinos. En 2016, gerenciados por un grupo inversor de la vecina orilla, los picapiedras contrataron a Germán Corengia como entrenador. ¿Sus antecedentes? Inferiores de Los Andes, Sacachispas, Cuniburo de Colombia. Duró ocho partidos en Uruguay.

En la actual temporada, los picapiedras la iniciaron con el argentino Julio Toresani. Sufrió nueve goles en dos partidos. Le rescindieron su contrato argumento razones que nada tenían que ver con lo deportivo. Ante los rumores de que se tomó a golpes de puño con el presidente Ignacio Durán, el técnico salió a defenderse.

Danubio, Wanderers y Boston River

En el año 2016 la directiva de Danubio, presidida por Boris Igelka, resolvió contratar al técnico argentino Pablo Rodríguez para sustituir a Leonardo Ramos que se había consagrado campeón en 2013-2014 con el club y se fue a Peñarol.

Rodríguez y Gastón Machado, ex Wanderers, eran los principales candidatos para dirigir a los franjeados pero los dirigentes se inclinaron por el argentino.

No terminó la temporada. Su lugar fue ocupado justamente por Machado.

Wanderers hizo una experiencia en el año 2009 con el argentino Salvador Capitano. Impuso un modelo de juego y se le reconoce haber sacado varios jugadores de las juveniles.

En la temporada 2010/2011, en el ascenso, el club Boston River apostó por el argentino Marcelo Revuelta cuyo ciclo se limitó a seis partidos.

El extraño caso Peñarol

La cara opuesta a todo esto es Peñarol. El club aurinegro lleva más de 20 años sin contratar un entrenador extranjero. Hay que remontarse al año 1992 cuando, bajo el mandato de Washington Cataldi, el club trajo al yugoslavo Ljubomir Petrovic.

Su ciclo quedó para siempre en el recuerdo por su folclórica salida a la cancha de Progreso. Cuando entró al vestuario del Paladino no podía creer las dimensiones del lugar. Y cuando se dispuso a realizar el calentamiento y lo mandaron al costado de la ruta disparó una palabra que quedó para la historia: “Catástrofa”.

Rosario y la argentinitis

El recorrido permite entender que el fútbol uruguayo no es terreno sencillo. Los antecedentes son claros. Son pocos los entrenadores extranjeros que logran triunfar por estas tierras.

Rosario Martínez expresó que por estas tierras hay “argentinitis”. Y puntualiza: “Existe. Ojo que existe en toda Sudamérica. En parte es una gran virtud de los argentinos que se venden muy bien, de manera espectacular, pero también compramos muy fácilmente. Lo hacen muy bien, tienen un marketing que nosotros no manejamos pero también acá somos permeables a lo que nos viene de afuera”.

Frontal y sin pelos en la lengua, el conductor de Rampla, que justamente reemplazo a un argentino (Toresani), agregó en nota con Referí: “Creo que tenemos que buscar y rascar mucho para encontrar entre los entrenadores extranjeros que hayan hecho una gran campaña en el fútbol uruguayo. Este es un fútbol difícil, igual que para los jugadores, es difícil venir y jugar acá. Usted lo mira el fútbol de acá y es lento, se agarra a los contrarios, las canchas son feas, pero hay que venir y jugar después. No es fácil. Pero ahora existen los técnicos modernos, los equipos intensos y un montón de palabrerías más que antes no se manejaban y ahora están de moda”.

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