El apartamento de Alejandro Ferreira no dista de cualquier otro: un living de paredes blancas, un sillón celeste junto al ventanal que mantiene una de sus hojas abiertas para cumplir con las recomendaciones del Ministerio de Salud Pública y ventilar el espacio, una mesa ratona que hace las veces de escritorio mientras el teletrabajo se convierte en la modalidad preferida de quienes tienen la oportunidad de trabajar desde el hogar. Pero hay algo que desencaja: una impresora 3D hace tres horas que genera un kit de tubos para respiradores en el medio de la sala.