Mariela Marenco había dado una conferencia y estaba agotada, no por el viaje puntual, sino por la vorágine de trabajo en la que estaba metida. Quería llegar al éxito y haber publicado un libro, trabajar en radio y dar charlas por el mundo parecía no alcanzar. Ese día volvía de Colombia, tenía 38 años y una hija chica. Cuando descendió del avión no sabía para dónde tenía que ir, sentía que la cabeza le explotaba y tenía una sensación de despersonalización que la hizo parar. Había sufrido un burnout.
Esta nota es exclusiva para suscriptores.
Accedé ahora y sin límites a toda la información.
¿Ya sos suscriptor?
iniciá sesión aquí
Inicio de sesión
¿Todavía no tenés cuenta? Registrate ahora.
Para continuar con tu compra,
es necesario loguearse.
o iniciá sesión con tu cuenta de:
Disfrutá El Observador. Accedé a noticias desde cualquier dispositivo y recibí titulares por e-mail según los intereses que elijas.
Crear Cuenta
¿Ya tenés una cuenta? Iniciá sesión.
Gracias por registrarte.
Nombre
Contenido exclusivo de
Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.
Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá