No da para más. La mejor democracia de América Latina, un país que se considera a sí mismo, por buenas razones y desde hace más de cien años, una sociedad de vanguardia en el terreno de los derechos humanos, no puede seguir aceptando el pavoroso statu quo en materia de cárceles. No podemos seguir admitiendo secuestros, extorsiones, violaciones y torturas de todo tipo. No podemos seguir tolerando que las cárceles agraven todos los problemas que deberían contribuir a solucionar, en particular, el de la seguridad pública.
Esta nota es exclusiva para suscriptores.
Accedé ahora y sin límites a toda la información.
¿Ya sos suscriptor?
iniciá sesión aquí
Inicio de sesión
¿Todavía no tenés cuenta? Registrate ahora.
Para continuar con tu compra,
es necesario loguearse.
o iniciá sesión con tu cuenta de:
Disfrutá El Observador. Accedé a noticias desde cualquier dispositivo y recibí titulares por e-mail según los intereses que elijas.
Crear Cuenta
¿Ya tenés una cuenta? Iniciá sesión.
Gracias por registrarte.
Nombre
Contenido exclusivo de
Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.
Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá