Centro Hospitalario Pereira Rossell

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Carta abierta a todas aquellas personas comprometidas en mejorar la salud de nuestros niños

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20 de septiembre de 2021 a las 05:02

Un día conversando con gente del hospital alguien hizo un comentario que me dejó preocupado: “Si uno va por la calle y pregunta dónde se atienden los niños con cáncer en este país, la gente va a responder en la Fundación Pérez Scremini y no en el Hospital Pereira Rossell”.

Esa es una creencia instalada y mantenida a través del marketing mediático, que a muchos da seguridad, pero veamos qué implica. 

La Fundación Pérez Scremini se creó en el año 2013 luego del enfrentamiento y consiguiente ruptura del equipo médico, liderado por el Dr. Castillo, con la Fundación Peluffo-Giguens presidida en ese momento por el Dr. Bartesaghi. Las banderas que se enarbolaron en ese momento, en contraposición al centro de telemedicina, fueron modernizar la radioterapia, crear un equipo de cuidados paliativos y la inversión en medicamentos de alto costo. Ocho años después, la Fundación Pérez Scremini ha realizado muchas inversiones, pero la radioterapia en el Centro Hospitalario Pereira Rossell (CHPR) sigue siendo la misma, lo que hace que el hospital tenga que tercerizar la mayoría de los tratamientos en niños con un costo de cientos de miles de pesos cada año.

Esta contradicción liderada por el Dr. Castillo y apoyada por otros directivos estuvo fundada en no invertir en proyectos que no fueran exclusivos para la Fundación. Finalmente, el episodio terminó con la renuncia del primer presidente de la Fundación, un hombre derecho y con palabra, el Sr. Gabriel Flangini. Respecto a los cuidados paliativos merece la pena recordar que hace pocos días el MSP hizo un reconocimiento público a los equipos de cuidados paliativos de las instituciones públicas y privadas de todo el país. Quedó en evidencia que no está mencionado el Servicio de Hemato-Oncología del CHPR porque carece de un equipo profesional que cumpla con esta función, nada más y nada menos, en un servicio donde se tratan niños con cáncer. Por último, respecto a los medicamentos de alto costo, sí se encontró una solución que fueron los recursos de amparo. O sea, los paga el estado, no la fundación.

Con el tiempo ha quedado en evidencia que la Fundación Pérez Scremini fue creada por el Dr. Castillo a su medida para perpetuarse en el tiempo y usarla como puente para sus otras actividades públicas, como la política. Muchas personas de bien que trabajaron en forma voluntaria se terminaron yendo decepcionadas al darse cuenta del funcionamiento egocentrista de la fundación, entre ellas la hija del Dr. Perez Scremini.

La máxima expresión de esta realidad fue la flagrante violación del convenio del año 2013 con ASSE. Primero, la fundación condiciona la designación del Jefe de Servicio de ASSE elegido por concurso público, imponiendo la figura de un asesor médico que perpetua al Dr. Castillo con funciones que se superponen con las del Jefe de Servicio. Segundo, el despido del mismo en forma unilateral y arbitraria ya que no hubo ni hay argumentos consistentes que justifiquen esta decisión. Públicamente se aduce mal relacionamiento con el consejo directivo. ¿Qué se puede interpretar cuando el Presidente de la Fundación, un empresario no médico, dice en una entrevista en los medios que “la Fundación es la que marca el rumbo?”. ¿La Fundación está por encima de la jefatura médica? El convenio da respuesta a todas estas preguntas: El rumbo lo marca la Dirección del Hospital en acuerdo con el Jefe de Servicio. En los hechos la Fundación despidió en forma abusiva a un Jefe de Servicio nombrado por ASSE, que era el profesional mejor preparado para ejercer la función. Tercero, nunca se le dio participación a la Dirección del Hospital en el Consejo Directivo, como lo establece el convenio. Tampoco al Jefe de Servicio, que también está establecido en el convenio, a pesar de haberlo solicitado. Por último, durante la jefatura del Dr. Castillo no se cumplió con el compromiso de crear el postgrado de la especialidad. En este tema, recién se empezó a trabajar cuando yo, Dr. Gustavo Dufort asumí la Jefatura.

En este momento se está hablando en la prensa de crear un nuevo convenio que fortalezca el control de ASSE. Lo que no se dice es que el control de ASSE ya estaba previsto en el convenio vigente y no se cumplía, y que el objetivo de la Fundación con este nuevo convenio es eliminar la figura del Jefe de Servicio de ASSE elegido por concurso y dejar su designación en manos de la Fundación, con las implicancias y consecuencias que esto tiene: La elección quedaría supeditada a los intereses particulares de los directivos de la Fundación y no a la idoneidad y excelencia médica. Esto es algo inédito e inaceptable en una institución pública y crearía un antecedente lamentable. Las Jefaturas en ASSE no pueden ser “colocadas a dedo”. Hoy la Fundación está envalentonada detrás de la imagen mediática que han creado del Dr. Castillo, pero saben que no hay nadie que pueda llevar adelante este servicio, al punto que deciden traer un médico argentino. ¿Cuál será la posición de ASSE y de la Dirección del CHPR en estas decisiones tan trascendentes?

El domingo se publicó en El País un artículo de prensa que yo catalogaría como un triste espacio publicitario que utiliza al final una historia desgraciada de una niña cubana para sensibilizar al lector.

Pretende ser una respuesta de la Fundación a las denuncias que se realizan en un artículo periodístico publicado en El Observador donde son entrevistados todos los actores. Sin embargo, en ningún momento van al foco del problema que es lo que acabo de explicar en el párrafo anterior. Una conducción que no es transparente, apartada de la institucionalidad y que por intereses espurios decide privar a los pacientes de la mejor atención y no reconocer que las demandas de los pacientes y de los padres deben tener un lugar de privilegio.

Por otro lado, lo que hacen es vender espejitos de colores que nadie cuestiona porque la gente no entiende de qué hablan. Lo más triste es que les funciona bien como marketing. Destacan que “la tecnología es la estrella” y se refieren a “el citómetro”. Este es un equipo que existe ya hace 8 años en el laboratorio de la fundación donado por McDonald´s en el 2013. La Asociación Española lo tiene hace 20 años, lo tiene el laboratorio del CASMU, el Maciel, Médica Uruguaya y hasta el laboratorio del CHPR tiene funcionando un viejo citómetro. Después hablan de “la joyita” del laboratorio de biología molecular que tuvo un costo de unos cientos de miles de dólares. Se inauguró en el 2017 con una bióloga incluida y se instaló un secuenciador de genes de nueva generación. Empezaron por lo más costoso y complejo y se olvidaron de tener lo más básico por lo que durante 4 años fue inoperante. Recién este año se pusieron en marcha técnicas de biología molecular que históricamente se realizaban en laboratorios externos financiadas por el hospital.

Desde hace años se reitera públicamente que la tasa de sobrevida que tenemos a 5 años en niños con cáncer es de 80%. Sin embargo, un estudio del Servicio realizado durante mi jefatura y publicado en marzo de este año en los Archivos de Pediatría demuestra que la sobrevida a 5 años es de 70%. Fue realizado con los registros de la Fundación y de la CHLC. No conozco ningún estudio publicado que muestre que la curación del cáncer pediátrico en Uruguay es del 80%. Esta información ya fue publicada en el artículo de El Observador.

Merece especial atención la referencia que se hace de la auditoría del FNR la que se utiliza para argumentar que mi salida no impactó en la asistencia. Lo que no se aclara es que durante mi jefatura fue que se inició el camino para alcanzar los estándares de calidad exigidos por el FNR con la contratación de un equipo especializado en normas de calidad. Este es un proceso continuo a largo plazo que pretende asegurar una correcta gestión. No está diseñado para evaluar las buenas prácticas médicas. Aplicar una receta de comida no asegura como resultado un buen plato. El cocinero y su experiencia son factores muy importantes. No se puede ser tan irresponsable de trasmitir información confusa a la población. Que quede claro que la auditoría del FNR audita la calidad de los procesos y no los resultados, para lo que se requieren años de seguimiento.

Se ha mencionado que luego de mi desvinculación se realizaron varios trasplantes con éxito. También se mencionan con nombre y apellido colegas con formación en el exterior, como si eso fuera suficiente para avalar su capacitación para realizar trasplantes. Es un argumento poco serio dada la trascendencia del tema, que requeriría un análisis detallado que no creo sea pertinente incluir en este texto. Nadie más que yo se ha interesado y dedicado a la formación de los médicos jóvenes. Lo que yo afirmo es que en los últimos 25 años soy el médico que ha llevado adelante la Unidad de Trasplante en la Asociación Española y en el CHPR, lo que me da autoridad en el tema. También he publicado varios artículos en revistas nacionales e internacionales, lo que considero un reconocimiento de mi trabajo. El trasplante de médula ósea es un largo camino donde el especialista debe estar preparado para identificar y tratar problemas que en algunos casos son verdaderas enfermedades crónicas. Es arriesgado asegurar que el trasplante ha tenido éxito por el simple hecho de haberse concretado. Por eso digo que la experiencia es muy importante y que estos pacientes tan frágiles no pueden pasar de un día a otro a ser tratados por médicos que por su juventud no han adquirido el suficiente entrenamiento.

Querría referirme a las declaraciones publicadas en otros medios donde se repiten conceptos que utiliza reiteradamente el Dr. Castillo sobre mis relaciones interpersonales. Creo que entramos en un terreno muy delicado cuando se hacen afirmaciones que pueden afectar a mi persona frente a la opinión pública sin tener pruebas. No hubo ningún médico que haya hecho declaraciones en relación a este conflicto. Todos tienen una posición, pero nadie habla. Los que están en mi contra, alineados con Castillo, no hablan porque no tienen nada que decir, si no lo dirían. Y los que puedan estar a mi favor están callados porque tienen temor a las represalias. Lo resumo en una frase que me dijeron un día: “Si te echaron a vos Dufort, ¿qué puedo esperar que me hagan a mi?”. Lo que sí quiero destacar, es que durante muchos años formamos un grupo con la gente joven al que muchos le deben los conocimientos que hoy tienen. Utilizar una mentira para descalificar al otro es indecente.

Resumiendo el nudo del conflicto, debemos plantearnos como país, como estado de Derecho, si vamos a seguir protegiendo a una institución casi monárquica, donde el personal y los miembros de la Comisión Directiva son elegidos de acuerdo a su disposición al vasallaje y no a su capacitación médica y su ética, a su compromiso con la formación permanente y con la humanización de la atención. Mi visión del Servicio apunta a mantener la trasparencia tanto en lo económico como en los demás aspectos de la gestión, manteniendo un vínculo estable con ASSE, con la Facultad Medicina y con todas las instituciones que garantizan la excelencia, la validez de los concursos, tanto como la formación y la investigación en forma permanente. Mi visión incluye también la optimización de los recursos del Hospital, integrando el Servicio de Hemato-Oncología a los demás Servicios de calidad que ofrece el Hospital, como el de Cuidados Paliativos, el de Psiquiatría, etc. Esto no sucede hoy en día donde la interacción está vetada. De acuerdo a mi criterio, y a lo que insisten en declarar los padres, la calidad del Servicio se basa fundamentalmente en la calidad de sus recursos humanos y no en la cantidad de lujosas edificaciones.  

Lo que todos debemos preguntarnos al fin y al cabo es: ¿Qué es lo mejor para nuestros pacientes? ¿Modificar el convenio y validar la instauración definitiva de la monarquía del Dr. Castillo y su poderoso grupo de acólitos o hacer que se cumpla el convenio vigente? ¿Que el Servicio de Hemato-Oncología Pediátrica del CHPR lo dirija ASSE o quede en manos de un grupo privado?

Dr. Gustavo Dufort y Alvarez

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