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Caso Jones: las contradicciones del principal acusado y el periplo judicial
"Lo importante es que la están esperando los perritos... que ta', que quedaron ahí". Decía Alejandro Rodríguez. Miraba para abajo, sonreía, cambiaba los pies de lugar, simulaba amabilidad, empatía. Luego, con los ojos hacia la cámara, había dicho: "El Pando te esta esperando. Queremos que vengas, estar tranquilos... Y vos venite que está todo bien con nosotros".
En ese momento, junio de 2018, Rodríguez se presentaba como el casero, como un hombre que conocía de hacía tiempo a Cristina Jones, que entonces estaba desaparecida. Pero uno de sus hijos, Franciso Ravecca, contó en ese momento que siempre le pareció sospechosa de esa última frase: "Venite que está todo bien con nosotros".
La familia de Jones, en realidad, desconfió en todo momento del hombre, que se había instalado en la casa de la mujer –en Punta del Diablo– con su pareja y su hija porque, según contaba, así se lo había pedido la mujer de 78 años, y para que de paso también le cuidara los perros. Pero cuando los hijos de Jones quisieron saludarla por su cumpleaños el 26 de junio de ese año, la madre nunca les atendió el teléfono. Tampoco había novedades de ella el 9 de julio, por lo que viajaron hasta el balneario rochense, y fue entonces que se encontraron con el supuesto casero.
Rodríguez primero les dijo que su madre se había ido de viaje a Paysandú, pero después cambió de mentira: que Jones se había ido a Punta del Este.
A la televisión, en la entrevista con Telenoche donde habló de la desaparición de Jones, aseguró: "A punta del Este aparentemente nunca llegó, por los contactos igual... la policía se llevó su computadora".
En 2015, Rodríguez había sido imputado por un delito de hurto, dijeron fuentes del caso a El Observador. Y desde este jueves está en prisión preventiva acusado de matar a la mujer.
Otra de los hijos de Jones, Carola Ravecca, escribió una carta que reprodujo ante los medios luego de la audiencia en la que se definió la suerte de Rodríguez, esta madrugada. Con la voz entrecortada, después de recordar aquella entrevista con Telenoche, leyó: "Este ser humano, hipócrita, y mentiroso, dio esas declaraciones sabiendo que tenía a mi madre metida bajo tierra. Se fugó y al día de hoy tiene el desparpajo de seguir mintiendo y decir que a mi madre la quería".
Después siguieron agradecimientos a la fiscal del caso, Sandra Fleitas, a la jueza María José Camacho, a los videntes que colaboraron –Marcelo Acquistapace fue uno de ellos–, al equipo de investigadores y a la prensa.
El camino
Había pasado más de un año y la investigación prácticamente no tenía avances. Cuando Ravecca vio que se había solucionado el caso de un asesinato muy parecido al de su madre días atrás, y en mucho menos tiempo que el de Jones, lo denunció en su cuenta de Twitter.
"Exactamente la misma situación, pero otro Fiscal. Un caso “resuelto”, el otro, el de mi madre, nada".
La similitud de los casos llevó a que la fiscal Fleitas se reuniera con su par Jorge Vaz, que en pocos días había enviado a prisión al presunto responsable de matar a la estadounidense Janise Schrol. Pero Fleitas descartó enseguida que las investigaciones tuvieran puntos de contacto, como lo aseguró este miércoles en diálogo con el programa radial Todo Pasa. Allí también dijo que el hecho de que el caso hubiera al fin tenido avances importantes en los últimos días nada tenía que ver con la denuncia de Ravecca.
Pero lo cierto es que luego de ese tuit, publicado el 31 de agosto, aparecieron los huesos de su madre. Estaban envueltos en una sábana, enterrados debajo de una construcción en el patio de la vivienda, donde ya habían buscado sin éxito, según dijo el mismo lunes Pablo Benítez, vocero de Bomberos.
Fueron encontrados este lunes gracias a la intervención de un perito que realizó un análisis del terreno para saber en qué punto podía haberse removido tierra en algún momento, contó Fleitas a El Observador. Encontró dos lugares en donde había indicios de haberse hecho excavaciones: los huesos estaban en uno de ellos.
Y dos días después cayeron los primeros involucrados: dos mujeres y un hombre fueron a prisión. Dos de ellos, acusados de cómplices; y la restante –la pareja de Rodríguez–, de coautoría de homicidio.
"Accidente"
Rodríguez pasó a ser requerido por la Justicia a partir de este miércoles y en menos de 24 horas fue detenido por personal del Ejército cuando este mediodía caminaba por la playa La Moza.
Los militares, que patrullaban el predio del Parque Nacional Santa Teresa –bajo jurisdicción del Ejército– reconocieron enseguida la cara de Rodríguez e informaron a los "mandos superiores", según sostuvo el vocero de la fuerza terrestre, Julio Olivares.
Los funcionarios intentaron hablar con el hombre, pero se dio "a la fuga", tal como fue consignado en un comunicado oficial.
Los soldados decidieron llamar a la policía y cerrar el área, hasta que lograron detenerlo.
En el juzgado, horas después, Rodríguez dio la versión de que en realidad estaba yendo a entregarse.
También dijo que no había matado a Jones, sino que la mujer se había caído y golpeado en la cabeza, y que la había enterrado sin avisarle a nadie. Pero el informe forense fue claro: la víctima murió estrangulada.
La fiscal recordó en la audiencia la entrevista en la que había mentido con cinismo. "Se la mencionó específicamente. Él entendió que no había dicho nada porque había sido un accidente, y porque supuestamente sabía que el caso se iba a aclarar", dijo Fleitas.
¿Por qué mató a Jones? La fiscal tiene una "presunción". Dijo a El Observador: "Móvil de naturaleza económica. Quería quedarse con la casa y tal vez quedarse también con dinero de un préstamo que la señora había sacado un poco antes de que desapareciera".
