Los menores de dos años son los que cursan los cuadros más graves por VRS.

Nacional > Los CTI a tope

La circulación “inusual para la época” de uno de los “virus más temidos” satura los CTI de niños

"Nos quedamos justos de camas, de respiradores y tenemos a un personal cansado", dice el director del Hospital Pereira Rossell
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14 de octubre de 2022 a las 05:00

La Organización Panamericana de la Salud (OPS) reporta cada semana cómo marcha la circulación de los virus respiratorios en la región. Son informes que, salvo excepciones, dibujan siempre una misma gráfica: entre las semanas 25 y 35 de cada año (léase desde fines de junio a fines de julio) se visualiza una pequeña cordillera que simboliza las epidemias estacionales. No en vano en las escuelas se decretan las vacaciones en esa época del invierno. Pero este año, tras la emergencia sanitaria del coronavirus, uno de los “virus más temidos” por cómo afecta a los niños pequeños se corrió y mantiene a los CTI pediátricos “a tope” en primavera.

El VRS —sigla del virus respiratorio sincitial— es un viejo conocido de los pediatras. Desde mitad del siglo pasado es sabida su circulación y su rápida difusión que, en los niños más chicos, causa infección de los bronquios, mucosidad y a veces requiere tratamientos en CTI. Lo extraño es que desde la segunda quincena de setiembre vienen creciendo las hospitalizaciones por esta afección, al punto que, solo en el hospital pediátrico Pereira Rossell hay entre 20 y 30 ingresos diarios a las salas de internación, más del 60% son por infecciones respiratorias, y hay días en que más del 10% acaba en cuidados intensivos.

“Este es un problema de invierno, que de manera atípica se está dando en primavera, y encima con cifras históricamente altas para lo que puede ser un invierno cualquiera previo a la pandemia... como si fuera uno de los peores inviernos”, explica Javier Prego, catedrático de Emergencia Pediátrica. Y la combinación de un número alto de casos con el corrimiento de fecha “está estresando al sistema”.

Es que los hospitales planifican su atención, y contratan más personal, en base a la gráfica clásica: las infecciones respiratorias son más frecuentes en invierno.

“Esta vez el VRS empezó a sentirse con fuerza tras la semana 35 del año, tratándose de un virus que en los niños lactantes puede ocasionar casos graves, incluso más graves en los prematuros, y que en muchos casos requiere soporte respiratorio (oxígeno). Y justo cuando se dan de baja los contratos del personas de salud de refuerzo que se usa cada invierno”, explica el director del Pereira Rossell, Álvaro Galiana. “Entonces nos quedamos justos de camas, de respiradores y tenemos a un personal cansado, como si fuera un invierno que no cede”.

Un tercio de las muestras que los hospitales centinela enviaron al laboratorio del Ministerio de Salud Pública en las primeras semanas de octubre fueron positivas al VRS, un virus para el cual no existe vacuna preventiva (por más que desde “hace años” se ensaya con la posibilidad de inmunizar a las madres para que le transmitan los anticuerpos a sus bebés) y para la cual las medidas de prevención son similares a cualquier virus que se transmite por el aire: buena ventilación de los espacios, evitar las aglomeraciones en lugares cerrados, reducir el contacto cuando alguien está con síntomas.

En los niños más pequeños, como dijo la Sociedad Uruguaya de Pediatría en la emergencia sanitaria, se desaconseja el uso de tapabocas para evitar el ahogamiento o el uso incorrecto. Esa falta de barreras preventivas y la alta difusión de un virus que mata "tanto como la gripe" hace que "la cifra de infectados parezca a una pirámide: una base muy ancha de muchas personas afectadas, de las cuales unas cuántas van a requerir consulta en las puertas de emergencia y unas pocas (pero las suficientes para mantener a tope un CTI) entran a cuidados intensivos", explica Prego, quien advierte que en la emergencia del Pereira Rossell están con un promedio de 190 consultas diarias por cualquier tipo de causa y han llegado a picos de 230 "lo que es inusual, más para esta época del año".

El efecto pandemia

Cuando la humanidad desconocía como lidiar con el nuevo coronavirus, se cerraron escuelas, se usaron tapabocas, se limitaron los espectáculos y la gente se quedó en sus casas. Por entonces los virus respiratorios vieron coartados sus caminos de circulación y las internaciones por influenza y VRS se redujeron a una mínima expresión. En 2021 pasó algo similar, aunque en menor medida. Pero en 2022 la situación cambió. 

“Hay una población infantil, sobre todo la nacida en la pandemia, que nunca se infectó con VRS y no generó inmunidad (aunque sea una inmunidad pasajera e imperfecta hasta que uno se reinfecta)”, dice el virólogo Santiago Mirazo. El virus, por consiguiente, está encontrando nuevos huéspedes susceptibles para colonizar. Pero, ¿por qué lo hace fuera de fecha?

Cuando un virus tiene una circulación muy alta, como sucedió con la influenza en los meses de invierno o con SARS-CoV-2 a comienzos de año, le quita espacio a otros virus. Sería una especie de competencia para encontrar a esos humanos que están libres para infectarse. “Por eso no es extraño que durante un tiempo se den epidemias fuera de temporada, lo que hizo la pandemia fue reformatear esos ciclos más clásicos de circulación”, explica el virólogo, quien tras años dedicados a la emergencia sanitaria volvió a sus “viejos temas de investigación”.

Isabel Álvarez, responsable del archivo de Primaria, encontró una resolución de 1915 que llevaba la firma del inspector Abel J. Pérez y que rezaba: “El elevado número de licencias que anualmente se conceden por enfermedad justificada es testimonio sobrado elocuente de la medida en que el interés de la propia enseñanza reclama especiales contemplaciones para la salud de los maestros (por lo que se fijan vacaciones) del 16 al 31 de julio de cada año”.

La inmunidad “pasajera e imperfecta” que ocasiona la infección natural con el VRS, hace que a los niños mayores de dos años, a los adolescentes y adultos sanos “por lo general una nueva reinfección solo le causa un malestar fugaz, pero en los más pequeños se puede complicar”, admite Galiana. “Por eso, por su capacidad de propagarse en las vías respiratorias bajas, por la necesidad de oxigeno y porque hemos tenido niños con más de 10 días de ventilación artificial es que decimos que es uno de los virus más temidos”.

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