Cartas de los lectores

Coexistencia responsable

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27 de abril de 2020 a las 05:00

Por Alicia Fernández

La condición de “distanciamiento social” voluntario pero generalizado se hace muy difícil de mantener sin fecha de finalización por razones de carácter social, económico, etc. Hay otras cuestiones sanitarias, entre las que se destaca la salud mental, que mayoritariamente afecta a ciertos grupos etarios, como niños y personas autistas. 

Esa dificultad responde a múltiples causas y a la sensación de incertidumbre y angustia que agobia a la población en general a partir del cansancio o agotamiento social, físico y mental, que genera la imposición con el transcurrir de las semanas en esa condición a nivel país. 

Algunos ciudadanos , por suerte los menos, a veces no procesan debidamente o no visualizan con claridad la amenaza, hasta que por ejemplo, no aparece un considerable número de casos sospechosos, contagiados o muertos en zonas muy próximas o que los afecten para que puedan percibir las consecuencias. Mientras tanto, si los acontecimientos venideros no ameritan pasar a otro escenario aun más estricto de cuarentena total, es razonable la reducción en un tiempo prudencial de algunas medidas en forma escalonada en ciertos espacios geográficos para determinados grupos humanos. 

Esto determinará el reintegro gradual de algunas actividades en áreas laborales y educativas, entre otras. Pues, la flexibilización también en algún momento tiene que llegar, pero debe ser muy ordenada para evitar olas de contagio masivo. 

La aplicación de esas medidas permitirá enfocarse en otros escenarios más delimitados físicamente, debido a los casos sospechosos por departamentos, zonas, ciudades, barrios.Esto siempre en base también a otros criterios entre los cuales entran las fajas etarias, actividades imprescindibles y deseables, virus estacionales, etc. 

A medida que se vaya produciendo el momento del reintegro a quienes se indique, estas personas deberán pasar del actual “distanciamiento social” a otra condición que permita, con los cuidados del caso, implementar una “coexistencia responsable” en el marco de la “responsabilidad social y cívica” de cada ciudadano. 

A tales efectos, no solo el gobierno sino el conjunto de los actores políticos, sin excepción y con todo su esfuerzo de convocatoria, deberían apelar a que la sociedad adopte conductas éticas de un compromiso activo y libre, para alcanzar el bien común y así contribuir al completo desarrollo de una “conciencia ciudadana”. Esta estaría enmarcada en una etapa de transición, que en el nuestro y otros países se ha convenido en llamarla “nueva normalidad”. 

El involucramiento de los líderes políticos de la oposición, respaldando las medidas que el gobierno viene implementando con el apoyo de la sociedad en un momento de crisis sanitaria es imprescindible, como se viene reclamando por algunos analistas políticos. No definirse como colectividad política, andar con tibiezas o ambigüedades en un momento tan crítico para todos los uruguayos podría ser un error histórico. En países democráticos en lo que la mayoría ciudadana deposita su confianza en el gobierno elegido y siendo imprescindible que los servicios básicos sigan funcionando se debería poderse apelar a la “conciencia ciudadana”, para disponer de ciertas garantías ante la flexibilización de medidas en algunas áreas, por el bien de quienes específicamente lo necesitan y en general para el mejor funcionamiento de toda la sociedad durante la crisis. 

No obstante, en la etapa de circulación del virus, no habría que perder la eficacia en su control en todos los escenarios, en base a pautas claras del gobierno y de protocolos simples y concretos de la autoridad sanitaria para la ciudadanía toda, recurriendo a la “responsabilidad social y cívica”, a diferencia del “dominio totalitario” impuesto por la autoridad en otros países con sistemas de gobierno no democráticos o culturas diferentes a la occidental. 

Sin lugar a dudas, las próximas semanas serán claves para que el gobierno disponga de otros elementos que ayuden a la toma de decisiones; sin embargo, creemos que hay que ir pensando también en futuros y diferentes escenarios en toda la geografía nacional, que incluso puedan coexistir simultáneamente. 

Nuestro país se ha destacado y es continuamente reconocido por los valores democráticos y siempre nos preciamos de la madurez cívica. Ahora tenemos la oportunidad de demostrarlo entre nosotros y ante el mundo, frente a un enemigo invisible que acecha y nos enfrenta a la muerte y a quien sólo le ganaremos la batalla entre todos siendo: solidarios y responsables en defensa de la vida propia y ajena. Tenemos una mirada de esperanza que así sea, pues confiamos plenamente en todos los uruguayos para juntos contribuir a mitigar los daños humanos de la enfermedad covid- 19. 

Finalmente, poseemos la convicción, que pasados los tiempos de la actual pandemia, todos los países, obligados por los acontecimientos, tendrán que poner sobre la mesa otros temas globales actuales, a fin de encontrar soluciones solidarias en el marco de una coexistencia responsable.

 

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