El fiscal del caso –también violinista– tocó el Stradivarius luego de recuperado.

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Crónica de un Stradivarius robado

Luego de más de cuatro décadas, la familia del músico Roman Totenberg recuperó el instrumento
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10 de agosto de 2015 a las 05:00
El violinista, que había huido desde su Polonia natal y había tocado en las mayores salas del mundo, sabía quién era el culpable desde el principio: Philip Johnson.

Roman Totenberg se distrajo por un momento esa noche de jueves de 1980, en una ceremonia después de un concierto en Cambridge, Massachusetts. Recordó ver a Johnson, un violinista de unos 20 años, pululando alrededor. Y después del terrible robo – de un violín Stradivarius de 246 años de edad de su oficina en la Escuela de Música Longy – incluso la ex novia del joven se contactó con Totenberg. Ella también sospechaba de Johnson.

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Estas sospechas no movieron a la policía, que se negó a solicitar una orden de allanamiento. Pero la corazonada de Totenberg probó ser acertada la semana pasada en Nueva York. Tres años después de la muerte del violinista, la Oficina del Fiscal de Estados Unidos devolvió el Stradivarius, ahora con 281 años de edad y cotizado en millones de dólares, a sus tres hijas.

"Quedé estupefacta cuando me enteré. Creo que tal él vez tenía miedo de devolverlo dijo la ex esposa del hombre que robó el violín

"Yo no sabía que lo tenía", dijo Tran Thanh, la ex esposa de Johnson, cuyo hallazgo del violín a principios de este verano llevó a su rápido retorno. "Quedé estupefacta cuando me enteré. Creo que tal él vez tenía miedo de devolverlo. ¿Cómo puedes robar algo así y devolverlo? Es un delito grave".

De éxitos y fracasos

La historia del violín es digna de John Le Carré, musicalizada por Tchaikovsky. Totenberg se mantuvo alegre hasta el final, tocando hasta dos semanas antes de su muerte a la edad de 101. Sin embargo, rara vez, o nunca, se habló del Stradivarius, su compañero musical durante cuatro décadas.
Y Johnson, lleno de frustración por una promesa no realizada, parecía poco dispuesto a comprometerse con su oficio. Se dirigió hacia el oeste, a California, tuvo problemas con el dinero y su matrimonio, y murió a los 58 años, de cáncer.

"Es triste", dijo Nina Totenberg, hija del violinista que además trabaja en la Radio Pública estadounidense. "El único arrepentimiento del agente (del FBI) es no habérselo podido devolver para verlo tocarlo".
El acto de Johnson desconcierta a la hija de Totenberg. No puede entender por qué se quedó con el instrumento por tantos años. Fue descubierto a principios de este año por Thanh, cuatro años después de la muerte de Johnson, luego de que su novio rompiera la cerradura de combinación en su estuche.
Pero, ¿llegó el violinista y ladrón a tocar y grabar con el Stradivarius? El violonchelista Michael Fitzpatrick, quien tocó en un trío llamdo Mobius con Johnson en la década de 1990 habló el jueves del curioso hábito de su colega de meter su violín bajo el brazo cuando lo cargaba.

"Nunca había visto a nadie llevar un violín de esa manera", dijo. "Yo se lo comentaba a nuestro pianista, Xak, ¿no es raro? Pero ese fue el final de la cuestión. Puede que haya sido el Stradivarius".
Phillip Injeian, tasador y fabricante de instrumentos que se reunió con Thanh a fines de junio en Nueva York, identificó el Stradivarius y se contactó con la policía y el FBI. Dijo que es muy posible que Johnson lo haya tocado. ¿Quién pensaría que un violinista poco conocido estaba tocando un Stradivarius? "Claramente no lo decía porque alguien lo habría reconocido", dijo Injeian.

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Las hijas de Totenberg con el violín el jueves pasado en Nueva York
Las hijas de Totenberg con el violín el jueves pasado en Nueva York

Todo el mundo sabía quién era Romano Totenberg. Trabajó con Arthur Rubinstein, tocó con la Filarmónica de Berlín, las orquestas Sinfónica de Boston y prácticamente todas las demás orquestas importantes y realizó recitales en la Casa Blanca y el Carnegie Hall. Él dirigió el departamento de cuerda de la Universidad de Boston entre 1961 1978 y luego la Escuela de Música Longy de Cambridge, donde ocurrió el robno del Stradivarius.

Durante un tiempo después del robo, Roman Totenberg aún mantenía la esperanza. Hablaba sobre la apertura de su caso y esperaba encontrar su violín. Luego dejó de hablar de ello. Cobró un pago del seguro de US$ 101.000, vendió otros instrumentos y compró un Guarneri. Pero nunca se olvidó de Johnson. "Mi mamá no paró nunca de preguntar a la gente si podían entrar a su apartamento a buscar el violín", dijo Nina Totenberg.

Por el resto de su vida, Totenberg siguió reuniéndose con los estudiantes y tocando su Guarneri. Casi al final de su vida y sabiendo que su salud estaba fallando, sus hermanas contactaron a los antiguos alumnos del violinista. Algunos manejaron durante toda la noche sólo para estar con él, al lado de su cama, tocando.

Llegada tardía

El jueves en Nueva York, la conferencia para los medios se abrió con el fiscal federal adjunto, Jason Masimore, tocando Bach. El fiscal federal Preet Bharara dijo que no había una investigación penal en marcha. Las hermanas hablaron sobre sus planes para el violín. Devolvieron el pago a la compañía de seguros y repararán el Stradivarius. Lo venderán, pero el comprador será seleccionado cuidadosamente. Él o ella deberán tocarlo.

"Nuestra única verdadera tristeza es que nuestro padre no esté aquí para ver esto", dijo Nina Totenberg. "Si estuviera, yo sé que diría que este es un día maravilloso. Creo que está en algún lugar, con mi madre, celebrando. Tal vez bebiendo un trago de vodka".

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