Uruguay vive la recta final de su campaña presidencial con una intensidad propia de las democracias vivas, pujantes e imperfectas.
El domingo cada partido celebró por su lado y en la televisión se vio la continuidad de los principales candidatos hablando para el país. Daniel Martínez, el candidato oficialista en un cuadrilátero en el Centro rodeado de banderas partidarias y del Uruguay. Banderas coloradas y de Cabildo Abierto flamearon entre la multitud durante el discurso del retador blanco, Luis Lacalle Pou en Bulevar Artigas.
El resto de los presidenciables en sus sedes partidarias acompañados de sus adherentes. Todos destacando el día vivido con respeto y tolerancia, la movilización y empezando a mostrar las certezas –en caso de Lacalle Pou– o dudas –en caso de Martínez– de cara al balotaje.
Esa misma noche comenzaron a tejerse alianzas en el caso de la oposición y apelaciones a referentes partidarios de otras tiendas, como al wilsonismo o el batllismo, por parte de Martínez.
Simultáneamente, en las pantallas de TV los analistas referentes y los periodistas comentando el desarrollo de los resultados y la Corte Electoral trabajando a su ritmo, pero con mucha más prolijidad y celeridad que en otras elecciones. La noche del domingo parecía guionada.
Un simple recorrido por América Latina esa misma noche mostraba un Chile en convulsión por las manifestaciones populares de los desencantados con la democracia conviviendo con pequeños núcleos de desestabilizadores; Bolivia también con choques entre opositores y seguidores del presidente Evo Morales que se atribuyó la victoria en la primera vuelta, pese a los reclamos para un reconteo de votos de la OEA y el Parlamento Europeo.
Argentina dando pasos interesantes hacia una normalización del traspaso de la banda presidencial tras elecciones democráticas y Venezuela donde reina la tiranía sangrienta del dictador Nicolás Maduro, observando con los dientes afilados como crujen los países al sur del continente.
Tras la pérdida de mayorías parlamentarias y el hecho de que “la posibilidad de que gane el frente Amplio tiende a cero”, según sostuvo el politólogo Adolfo Garcé, el clima se tensó. El micro mundo de las redes sociales muestra en estas horas la peor cara, con mentiras, burlas y provocaciones.
Preocupado por el resultado, el FA movió rápido nombrando al intendente de Canelones, Yamandú Orsi (delfín de José Mujica), vocero de la campaña. Lacalle Pou por su lado lidera las conversaciones para un documento de coincidencias con quienes serían sus socios en un futuro gobierno multicolor.
Nada nuevo bajo el sol: la democracia se mueve rápido buscando presentar a la ciudadanía las mejores propuestas políticas para la ciudadanía. En estos momentos de confusión y de intensa lucha política no hay que olvidar que las elecciones pasan y los países quedan y que el tiempo no se detiene nunca para la construcción de una democracia fuerte, materia en la que Uruguay va bien.
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