Murieron 49 personas, entre ellas ocho mujeres (una embarazada) y 18 menores

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Documentos desclasificados revelan detalles de la masacre de Kafr Qasim, cometida por tropas israelíes en 1956

Por orden de una corte militar y por la apelación de un historiador israelí se dieron a conocer los protocolos del juicio —hasta ahora secretos— contra miembros de la policía de fronteras de Israel por su participación en la muerte de 49 ciudadanos árabes
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01 de agosto de 2022 a las 05:01

Una corte militar, después de la apelación del historiador israelí Adam Raz, realizada hace cinco años, ordenó levantar el secreto sobre la masacre de Karf Qasim. De este modo, recientemente, se conocieron nuevos detalles de la muerte planificada de civiles palestinos por tropas israelíes, en la que un comandante sugirió a sus hombres que “sería deseable que hubiera algunos muertos”, con el objetivo de obligar a los palestinos a pasar al lado jordano de la frontera.

La masacre tuvo lugar en octubre de 1956, cuando la policía de fronteras israelí asesinó docenas de ciudadanos árabes que regresaban a sus hogares sin saber que se había decretado un toque de queda.

Kafr Qasim está ubicado en la ribera Occidental del Jordán y está bajo la autoridad de Jordania. En las proximidades del poblado, un grupo de granjeros que regresaban de trabajar fueron interceptados por los israelíes que dispararon sobre ellos indiscriminadamente, matando 49 personas, entre ellas ocho mujeres —una embarazada—, 18 niños entre 8 y 17 años, e hiriendo a otras 13.

La matanza fue cometida por 11 soldados de la policía de Fronteras cuyo jefe, Issachar Shadmi, había ordenado en forma clara que “un toque de queda estricto no es para arrestar a los que lo violan, sino para dispararles”.

El gobierno de Israel intentó ocultar los hechos, pero lentamente comenzaron a filtrarse noticias

El gobierno de Israel, liderado en ese momento por David Ben-Gurion, intentó ocultar los hechos, pero lentamente comenzaron a filtrarse noticias sobre la masacre y algunas semanas más tarde, Youssef Khamis, miembro árabe del Knesset (parlamento de Israel) reveló algunos detalles a dos parlamentarios del partido Comunista quienes se dirigieron inmediatamente a Kafr Qasim a comprobar la veracidad de los hechos relatados.

Pese a que había un cerco militar en la zona y haber sido interceptados y agredidos por militares, ambos pudieron infiltrarse y posteriormente hacer conocer boca a boca lo que habían visto, ya que una mordaza de prensa había sido impuesta por el gobierno.

Al difundirse más ampliamente la noticia, líderes de la comunidad árabe, junto a los comunistas y la izquierda sionista exigieron una investigación de lo ocurrido. El gobierno, finalmente ordenó que se conformara una comisión de investigación que decidió someter al comandante y a los miembros de la unidad a una corte marcial.

El juicio, a puertas cerradas, duró dos años y a su fin, en octubre de 1958, la corte emitió sentencias condenatorias de entre 9 y 17 años a los soldados de la unidad.

Algunas de las sentencias fueron reducidas a posteriori por el jefe de Estado Mayor israelí y un comité para la liberación de prisioneros ordenó una reducción de un tercio de las condenas para cada uno de los convictos. Como resultado de estas reducciones, el último de los condenados fue liberado en 1960.

Shadmi fue juzgado aparte en 1959 y su condena fue una simple reprimenda y una multa simbólica de una piastra (la centésima parte de un dinar jordano).

Desde entonces, los gobiernos israelíes han impuesto un completo secreto sobre los protocolos del juicio con el argumento de que su apertura y conocimiento público podrían “afectar la seguridad nacional”.

Pero en mayo de este año, una Corte militar, después de una apelación hecha por el historiador Adam Raz, del instituto Akevot, hace cinco años, ordenó levantar el secreto sobre las actuaciones de la justicia militar y este viernes, los documentos fueron abiertos y revelaron el plan llamado “Topo” para desplazar a los habitantes del “pequeño Triángulo” hacia Jordania.

El jefe Shadmi admitió en la corte que había una conexión entre el plan y la masacre de Kfr Qasim, lo que fue confirmado por el resto de los acusados. Todos ellos participaban de la idea de que matando a cierto número de ciudadanos árabes el pánico resultante entre el resto, los forzaría a abandonar la zona.

Uno de los jueces le preguntó al oficial Chaim Levy si lo que había oído era “¿es preferible tener muertos o que haya muertos?”. De acuerdo con las transcripciones, Levy, que había sido el comandante del Ejército en la zona, las tropas sabían que las personas desarmadas que fueron asesinadas no estaban al tanto del toque de queda.

Levy dijo que el comandante de la compañía había dicho claramente que quería “un número de muertos” y que, pese a los sentimientos humanos, la guerra es la guerra y que el plan “Topo” alertaba sobre el peligro de que ciudadanos árabes se transformaran en personal hostil a Israel.

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