Marian Caviglia
Tips al plato
Eataly, en el corazón de Manhattan
Me fui a New York con una extensa lista de lugares recomendados para salir a comer. Eataly venía anunciado como "para ir varias veces"; comentario que me llamó la atención porque si hay algo que no imaginaba para nada, en esta ciudad, era repetir restorán en un viaje de solo siete días.
Tiene dimensiones de galpón y al entrar no podés creer la cantidad de gente que hay. Casi imposible circular y tardé varios minutos en entender de que se trataba y lograr orientarme.
Es el paraíso sibarita italiano. Un mercado espectacular con todo lo que se te pueda ocurrir para cocinar en casa y restoranes temáticos, absolutamente todo bajo el mismo techo. ¡Demencial!
En mi primera visita no tuve más opción que sentarme en "Le verdure" donde tal como su nombre lo indica solamente sirven vegetales y algún plato de polenta. Ya lo sé, seguramente puede sonar raro empezar por acá, cuando uno se tiraría de cabeza a la pasta, pero era el que tenía menos para la lista de espera. Los otros restoranes no bajaban de cuarenta minutos.
Probé unos hongos portobello y duraznos asados con ensalada de berro y reducción de aceto balsámico. ¿Hace falta que les diga más sobre esta genial combinación?
En mi segunda visita fuimos directo a "La piazza" donde hay unas mesas altas divinas con tapa de mármol sobre las cuales se toma y come, de parado nomás. Hay todo tipo de vinos por copa: desde los “espumanti” hasta los mejores tintos y blancos. ¡Todos italianísmos, por supuesto!
Copa de prosecco en mano, pedimos mozzarella fresca, hecha ahí cada día y una tabla de jamón de Parma. Mientras, admirábamos de reojo una torre enorme, hecha con hormas de quesos parmesanos que daba ganas de llevárselos rodando. Ah, y también filosofamos sobre política con el mozo uruguayo que nos atendió. ¿No es genial?
Terminada la picada, estaba lista nuestra mesa en el restorán de pescados, “Il pesce”. Una vez más, no pudimos conseguir mesa en el restorán de pastas.
Allí probé unas anchoas, curadas in situ, sobre unos pimientos asados. Perfecto complemento dulzón para el sutil salado de las anchoas.
A todo esto circulan carritos de supermercado, llenos de productos gourmet, que los afortunados residentes de esta gran ciudad se pueden dar el lujo de cocinar en sus casas.
Dicen que la tercera es la vencida y así fue que finalmente conseguí mesa en el restorán “La Pizza y la Pasta”. Difícil decidirse, pero pedí pizza caprichosa, con mozzarella, hongos, alcauciles, olivas negras, jamón y albahaca. Muy grande para una mujer, pero tan rica que no da para compartir. La pasta se anuncia en el menú con la advertencia de ser “servida muy al dente, como en Italia” y doy fe que así estaba, ya que robé del plato de al lado y fui la emisaria que se animó a pedir que los cocinaran un poco mas. Nunca sabré lo que dijo el cocinero. Pero sinceramente, para lo que nosotros estamos acostumbrados, era demasiado al dente.
El último restorán temático que quedó sin probar fue el de carnes, "Il Manzo", que por razones obvias y con orgullo ríoplatense, me pareció que no era necesario.
La gran desilusión fueron los helados. De los tres gustos que probé, ninguno estaba ni cerca de "il vero gelato italiano". Una lástima realmente. En mi siguiente incursión dulce elegí de las góndolas del mercado una caja de bombones Baci y me acodé a tomar un expresso Lavazza.
Este fantástico lugar, que no deja un sólo hit gastronómico italiano sin contemplar, merece una visita obligatoria. Más allá de su comida, es una experiencia increíble.
No es casualidad su éxito, ya que fue ideado entre otros por Mario Batali, un mediático chef que hace años tiene su show en la tele, además de muchos libros publicados, otros restoranes propios y hasta una fundación.
¡Gracias a Walter, paladar experto que me guió hasta allí!
Eataly
200 5TH Avenue, New York
www.eatalyny.com
Costo promedio para 4 personas: 120 dólares, más 18% de propina
(Con copa de vino o cerveza y sin postres).
