Un manifestante en la Marcha del Orgullo realizada durante junio de este año en la ciudad de México

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El 28 de junio se conmemora el Día Internacional del Orgullo LGBTQ+

Ese día, en 1969, surgió una protesta contra la redada policial llevada a cabo en el pub Stonewall Inn, en el barrio neoyorquino de Greenwich Village. Más de medio siglo después, todavía una docena de países castigan la diversidad sexual con penas graves, incluso de muerte
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27 de junio de 2023 a las 05:03

Durante todo el mes de junio se celebra el Pride Month o Mes del Orgullo, destinado a reafirmar la visibilidad y los derechos de las personas que pertenecen a colectivos de la diversidad sexual.

El acrónimo LGBTQ+ refiere a los colectivos de lesbianas, gays, bisexuales, travestis –o transgénero– y queer, una palabra que en inglés significa “extraño” o “poco usual” y que permite a las personas no binarias identificarse con él. A su vez, el signo “más” indica que no se trata de una comunidad cerrada, sino que está abierta a otras identidades o autopercepciones en materia sexual.

Las festividades, marchas y actos celebratorios se hacen a la luz pública y resultan la manera de “salir del placard”, una expresión surgida de la tradición de ocultar y someter a quienes no responden a los cánones de familia patriarcal o de persecución lisa y llana a los homosexuales y otras diversidades.

Durante junio, estos colectivos se expresan para denunciar los atropellos y celebrar la autoafirmación de su identidad, así como para lograr la visibilidad de las personas que pertenecen a la comunidad LGBTQ+ ante quienes deben aprender a cuestionarse sus propias miradas prejuiciosas o inquisitorias.

En el curso del mes, en muy distintas ciudades, con muy distintos idiomas o tradiciones culturales, se llevan a cabo conferencias, actos académicos, artísticos y culturales destinados a concientizar sobre la lucha por la igualdad y la dignidad de las personas lesbianas, gays, bisexuales, trans, intersexuales, queer, asexuales y de otros colectivos no identificados con las miradas y normativas que pretenden clausurar la diversidad sexual.

La primera Marcha del Orgullo surgió en los Estados Unidos el 28 de junio de 1969 como una protesta contra la redada policial que tuvo lugar en la madrugada de ese día en el pub conocido como Stonewall Inn, ubicado en el barrio neoyorquino de Greenwich Village.

Esa marcha de protesta fue tomada como una fecha fundacional para la comunidad LGBT (Lesbianas, Gays, Bisexuales y Travestis), la que con los años fue definida y ampliada como LGBTQ+. El signo más sirve para afirmar que cuanto más se “sale del placard”, más expresiones no binarias van surgiendo.

Prácticamente en todo el mundo, con tradiciones religiosas de lo más diversas, la homofobia –el rechazo y odio irracional especialmente hacia la homosexualidad, pero también hacia otras identidades sexuales– fue y sigue siendo un patrón de conducta.

Esa visión homofóbica, que sólo conduce a la violencia y la discriminación hacia quienes no comparten la orientación sexual dominante, tiene registros tan ancestrales como las propias diversidades, con la diferencia que la homofobia fue –y sigue siendo– dominante en las tradiciones morales, mientras que las percepciones y prácticas no binarias son silenciadas o perseguidas.

Con las luchas de las diversidades, esas conductas discriminatorias se convirtieron en delito en la legislación de muchos países del mundo. Sin embargo, las prácticas continúan siendo altamente agresivas.

Se calcula que en el año 2000 cada dos días una persona homosexual fue asesinada en el mundo debido a actos violentos vinculados a la homofobia. Amnistía Internacional denuncia que más de 70 países persiguen aún a los homosexuales y, en varios de ellos, la práctica de las diversidades sexuales puede ser motivo de castigo.

Mantener relaciones sexuales con alguien del mismo sexo está tipificado como un delito y puede ser castigado con pena de muerte en una docena de países. Mauritania, Sudán, Somalia, Nigeria, Arabia Saudí, Afganistán, Brunei, Catar, Emiratos Árabes Unidos, Irán, Pakistán y Yemen contemplan en sus códigos penales la pena de muerte por practicar la homosexualidad.

Según la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transexuales e intersexuales (ILGA), de los 193 países que conforman las Naciones Unidas (ONU), 68 de ellos prohíben explícitamente las relaciones entre personas del mismo sexo. Esta cifra supone que, en más de un tercio de los estados del mundo, son ilegales los actos sexuales consensuados entre personas del mismo sexo.

La mayoría de esos países se encuentran en África y Asia y las penas allí van desde las multas económicas hasta condenas de cárcel o castigos físicos como latigazos o bastonazos. En Yemen, por ejemplo, el código penal establece una pena de 100 latigazos. En algunos países del Caribe, como Jamaica y San Cristóbal y Nieves, la pena para los varones es la obligación a realizar trabajos forzosos.

Una investigación del Centro de Investigaciones de Pew (Pew Resarch Center), con sede en Washington, confirma que las diversidades de orientación sexual van ganando aceptación en América del Norte, la Unión Europea y gran parte de Iberoamérica y Caribe. Sin embargo, mantienen un fuerte rechazo en los países donde la cultura musulmana es mayoritaria. También lo es en muchos países de Asia y en Rusia.

La reivindicación de la diversidad no es patrimonio de quienes tienen una identificación personal sexual diferente a la establecida por los cánones conservadores. Por el contrario, el principio es el derecho a no ser discriminado.

Cualquiera debe sentirse ofendido por la discriminación, no sólo quien la sufre por su identidad personal. La cultura de la diversidad debe ser defendida por todos y todas.

Dado que la protesta de Stonewall se dio el 28 de junio, se estableció esta fecha como el Día Internacional del Orgullo y, por tanto, junio se convirtió en el Mes del Orgullo.

Además de las marchas que comenzaron a realizarse cada año, se popularizó el uso de la bandera del arcoíris como símbolo de la comunidad LGBTQ. Gilbert Baker, un artista de San Francisco, fue el creador de la bandera en 1978.

Todos los colores de la bandera guardan un significado. El rosa fuerte, antes de que lo quitaran, significaba sexo; el color rojo significa vida; el naranja significa curación; el amarillo significa luz del sol; el verde significa naturaleza; el azul significa serenidad, y el violeta significa espíritu.

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